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Angel Di María I: Angel en Madrid

Lejos del vértigo que propone en la cancha, el rosarino se frenó para una entrevista exclusiva desde el corazón de su casa. Habla de su juego, sus años en la Selección, la conexión con Messi-Higuain-Agüero, las virtudes de Sabella y hasta de la velocidad de Usain Bolt. Noventa minutos entre charla y fotos, en el único partido de su vida en el que no corrió.

Por Redacción EG ·

13 de febrero de 2013
 Nota publicada en la edición de febrero de 2013 de El Gráfico

Imagen A LOS 24 AÑOS, Di María ya es un indiscutido en el Real Madrid y la Selección.
A LOS 24 AÑOS, Di María ya es un indiscutido en el Real Madrid y la Selección.
PARA ALGUIEN a quien no le gustan las notas ni las fotos, los próximos 90 minutos serán, como mínimo, una experiencia inusual.

Lejos del perfil de superestrella, Angel Di María se muestra como un argentino que vive con su esposa en su casa, ubicada en Pozuelo de Alarcón, en las afueras de Madrid. Resultará escurridizo para los medios que buscan declaraciones calientes cuando en su equipo, Real Madrid, se viven tiempos de guerra. Pero sabe que las entrevistas de El Gráfico son diferentes. Por eso, las puertas de su intimidad se abren mientras se mantienen cerradas para el resto.

El rosarino denota aceleración hasta para atender a quien lo visita. Colaborador incluso para llevar las luces que se usarán durante las fotos, no tarda en ofrecer una gaseosa. La velocidad es uno de los temas imprescindibles en cualquier charla con Di María. Aunque la manera de abordarlo empiece a modo de broma.

-Si corrieras un mano a mano en los 100 metros contra Usain Bolt, ¿te sacaría mucha diferencia o no tanto?
-Creo que sí. Ese está demasiado rápido como para alcanzarlo o superarlo, ¿no?

-Igual, vos tampoco te quedás atrás.
-Tengo mi velocidad, pero perdería tranquilamente.

-Pequeño detalle: él corre sin la pelota pegada al pie.
-Por supuesto, lo quiero ver con el balón.

-¿Sabés cuál es tu registro en los 100 metros?
-No, ni idea.

-¿Pero sos el más ligero del Real Madrid?
-No lo sé, porque somos varios los rapiditos: Sergio Ramos, Pepe, Callejón, Cristiano Ronaldo… Y es normal que los haya en los equipos grandes. El plantel cuenta con jugadores veloces y de una gran técnica en defensa y en ataque. Quizá mi velocidad se note más porque lo mío se trata de tocar e ir a buscar al espacio que se genera.

-La sensación que transmitís es de no parar nunca. Nosotros lo logramos: te frenaste.
-¡Ja! Yo dejo todo en la cancha y por eso termino los partidos como los empiezo: a mil por hora. Y si no, se viene el cambio.

-¿Impusiste un estilo de juego?
-Sí, qué sé yo. Creo que di un paso grande al venir a Europa, cuando llegué al Benfica. Crecí mucho en todo sentido. Igual, mi crecimiento empezó en el momento que fui a la Selección Sub 20, antes del Mundial 2007, porque compartía el equipo con jugadores que tenían más experiencia que yo en Primera. Por eso, mejoré la técnica en los entrenamientos con la Selección. Pero sí: Europa me dio un cambio muy grande en mi juego. Las cosas me salieron bien y creé una manera de jugar diferente a la que tenía, más de delantero. Yo, en la Selección, estoy más cerca de la mitad de la cancha y ayudo a los de arriba para hacer las cosas más fáciles.

-Definamos tu puesto: ¿sos un volante por izquierda o un falso delantero que asiste y llega por sorpresa a posición de gol?
-Si se trata del Real Madrid, un falso delantero. Si hablamos de la Selección, un volante que les da una mano a los delanteros, como si fuese un 10 falso, parándome atrás de los puntas, como una especie de enganche.

-Está bien, pero arrancás por derecha en el Madrid cuando siempre te habías volcado por izquierda. ¿Cómo se llegó a eso?
-Simple: como por izquierda jugaba Cristiano, y como Mourinho quería que jugara en el equipo, me empezó a tirar por derecha en las prácticas.

-Hasta te colocó como doble cinco adelantado…
-Sí, jugué en varias posiciones, como también de 3, pero siempre por las necesidades que tenía el equipo. De todas maneras, esto es bueno porque me ayuda a crecer como futbolista.

-Más allá de la solidaridad y de las ganas de aprender, te debés haber preguntado “¿qué hago acá?”.
-Y sí… Si te salen las cosas mal jugando en otras posiciones, es un poco más complicado. Pero, por suerte, me fue bien las veces que jugué en otros puestos. Lo importante es que yo mismo cambié el chip. Pasé de atacar e intentar convertir a defender y meter.

-Respecto del estilo Di María, Racing acaba de vender a Ricardo Centurión, juvenil que tiene pinceladas tuyas, al fútbol ruso. ¿Lo viste jugar?
-Sí, claro. Si sigue así, llegará muy lejos porque es rápido y tiene calidad y gol. Se puede decir que se parece a mí o que yo me parezco a él, porque ambos hacemos lo mismo: nos movemos por las bandas y enganchamos para adentro. Pero cada uno tiene su estilo y su forma para jugar. Cuando recién debuté en la Primera de Central, decían que me parecía mucho al Kily (González) hasta en cómo pateaba los centros. Pero tampoco era así: cada uno es distinto.

-¿Algún otro te sigue los pasos en Europa?
-No, no veo a jugadores parecidos a mí. Es raro compararte con otros, pero no creo que haya futbolistas que tengan mi estilo en el fútbol europeo.

LA SELECCION Y SU 7 ANGELADO
Imagen LA DULCE ESPERA. Jorgelina y Angel tienen fecha de parto prevista para el 6 de julio.
LA DULCE ESPERA. Jorgelina y Angel tienen fecha de parto prevista para el 6 de julio.
Un cuadro con la imagen de Jesucristo salta a la vista en una de las paredes blancas. El regalo del padre de Jorgelina, su esposa, no es cualquier cuadro. El retrato de Jesucristo posee un valor inmenso. Más allá de la fe, esa foto es la misma que el propio Angel tenía en su box del vestuario en el Mundial de Sudáfrica 2010, junto a sus botines y canilleras, y es la misma imagen que lleva debajo de su camiseta en cada partido que juega. El pie para charlar sobre la Selección está dado.

-¿Qué te generaron los elogios que te hizo Alejandro Sabella?
-¿Qué elogios? (se sorprende). Mirá que no escuché ni leí nada. No soy de fijarme lo que sale en los medios.

-Se refirió a vos como un “jugador vital, casi irremplazable”.
-Ah (sigue sorprendido)...

-Es más, cuando le preguntaron si Di María podía ser el que saliera del equipo en busca de equilibrio, aclaró: “Casi seguro que los cuatro de arriba van a jugar siempre”.
-No sabía nada ni tampoco sé por qué comentaron eso.

-¿Vos ya te sentís vital e irremplazable?
-No, no me siento un indiscutido. Cada vez que voy a la Selección me entrego al máximo para seguir entre los once. Alejandro encontró un equilibrio con todos nosotros, que lo buscaba desde un principio. Si cambió seis o siete jugadores respecto a las citaciones para las Eliminatorias, es mucho. Los titulares que para son casi siempre los mismos y eso es espectacular, porque nos seguimos conociendo y el equipo continua en crecimiento. El tema de encontrar un grupo, que es lo más difícil de formar, lo está logrando.

-Sin embargo, las declaraciones de Sabella, más tus actuaciones, ¿no te alcanzan para comprender que ya sos un inamovible en el esquema?
-No, cada vez que voy a la Selección es un sueño, como si fuera por primera vez. Representamos al país y estar ahí no se puede explicar. Yo no me fijo en lo que logré, sino en lo que tengo que hacer.

-Se habla hoy de ustedes, de los cuatro de adelante, como si la construcción fuese reciente. Pero no: hubo un camino para llegar a eso.
-Seguro. Al principio, Alejandro probó con dos delanteros: Leo (Messi) y Pipa (Higuain). El Kun (Agüero) iba al banco. Después, se dio cuenta, y no por lo que decían los periodistas, y cambió. Alejandro charla mucho con nosotros y está abierto a nuestras opiniones. Es una persona a la que se le puede hablar y eso era lo que necesitaba la Selección, que pasaba por una mala racha. Se necesitaba a un técnico así: abierto a los jugadores y que los sepa escuchar. Nosotros damos la vida en cada partido para conseguir la victoria y queremos que tanto el equipo como el cuerpo técnico siguieran de la misma manera. Las cosas nos vienen saliendo muy bien.

-Igual, el esquema con los cuatro de arriba ya parece intocable.
-No lo sé. Sí es cierto que generamos cosas que la Selección no hacía: muchos goles al tener siempre situaciones de peligro. Además, la idea es ayudar a Leo para que pueda hacer su juego. Y no debemos olvidarnos de que hay siete jugadores en la contención que están trabajando bárbaro, con Mascherano y Gago en el medio, con los cuatro del fondo, sumado a Chiquito (Romero) en el arco. Al equipo no le están convirtiendo y eso es bueno.

-Por tu juego, porque se entienden de maravilla al tocar con precisión en velocidad, ¿sos uno de los socios ideales de Messi?
-Se logró una sociedad buenísima arriba. Nunca pensé que jugaría al lado de Leo, Kun y Pipa; es increíble. Somos los cuatro jóvenes, jugamos en grandes clubes de manera rápida también y somos de ir al frente. Pero no soy el socio perfecto de Leo, trato de ayudarlo y de acompañarlo. Hubo dos goles que le metimos a Uruguay (3-0 a favor, por las Eliminatorias), que fueron iguales: yo apareciendo, él juntándose conmigo; primero el pase a él, después el pase al Kun. Nos sentimos cómodos y los cuatro estamos muy bien.

-¿Juegan como si el equipo fuese un grupo de amigos, al margen de la lógica responsabilidad?
-Sí, porque estamos unidos al formarse un lindo grupo, donde somos casi siempre los mismos. Por eso, nos conocemos cada día más, sea en los entrenamientos o en los juegos que hacemos. Todo lo que se refleja afuera de la cancha después se ve adentro. Vamos por buen camino para clasificarnos al Mundial de Brasil 2014.

-¿Cómo definirías los parámetros de juego de esta Selección?
-Defender y atacar rápido, de manera vertical, hacia el arco rival. La tendencia es poner a jugadores ligeros de mitad de cancha para adelante, porque salimos en velocidad y matamos de contragolpe.

-¿Qué deben ajustar?
-Creo que todavía podemos seguir corrigiendo. Hay dos cuestiones: ser más fuertes abajo para terminar siempre con el arco en cero y tener un poco más la pelota. Pero, ¿cómo lo logramos? Es difícil porque los cuatro de arriba somos muy verticales. Entonces, el equipo la roba y sale en velocidad para liquidar. Nuestro fuerte no es el manejo de la pelota.

-¿Cuándo creés que dieron el salto de calidad con Sabella?
-Yo no jugué, pero los chicos me contaron que fue importante el triunfo ante Colombia como visitante. Significó una inyección de ánimo y de empuje clave. Ahí arrancamos, porque después las cosas salieron bien frente a Ecuador, Paraguay y Uruguay, y el equipo ya estaba más suelto, más liberado, para enfrentarse a Chile (fue victoria por 2-1). El asunto era que si no empezábamos a ganar de una vez, estábamos al horno.

-Y vos también revertiste tu imagen con la gente: pasaste del “A Di María no lo querían” de Maradona, a la ovación en los últimos partidos de las Eliminatorias.
-Son momentos de cada uno. Cuando estaba con Diego en el Mundial, yo mismo dije que las cosas no me habían salido bien. Entonces, es normal que la gente me critique. Ahora, en cambio, me tocó, porque en este momento las cosas andan bien.

-Qué tema complicado, porque hasta Messi fue criticado en este país.
-Sí, y no lo tomes como algo personal, pero los periodistas también influyen mucho porque empiezan a matar cuando los resultados no se dan, la gente compra lo que sale en los medios y se la agarra con los jugadores o con uno puntual. Y no hablo sólo por la Argentina, porque en España también ocurre y es hasta peor. Para nosotros es duro porque se cruza rápido del amor al odio. Si está todo bien, la gente quiere que seas titular a los tres partidos. Y si está todo mal, te insulta y pide que no juegues más. Pero no me preocupa, porque el fútbol es así. Cada uno debe saber cómo manejarse.

-¿Te suena a injusticia que ustedes se carguen los últimos 20 años sin títulos de la Selección Mayor?
-Y sí, te jode. Como las cosas no venían bien, la responsabilidad les cae a los que estamos ahora. Nosotros debemos saber jugar con eso, con que la Selección no consigue ningún título en mayores hace tiempo, y somos los primeros que queremos ganar. Por suerte, ya estamos encaminados.

-Resulta evidente: hay equipo para romper la malaria, ¿no?
-Sí, estamos atravesando un buen momento. Más allá de la importancia de la victoria ante Colombia, empezamos a crecer desde el empate con Bolivia. La Selección está para pelear por ser campeón del mundo, pero todavía falta tiempo para el Mundial. Por ahora, sólo pensamos en clasificarnos.

UNA VUELTA POR EL PASADO
Imagen SIEMPRE CERCA. En el antebrazo lleva el tatuaje que remite a su barrio en Rosario.
SIEMPRE CERCA. En el antebrazo lleva el tatuaje que remite a su barrio en Rosario.
El hombre próximo a cumplir 25 años (nació el 14/2/1988) maduró a los golpes en el seno de una familia humilde. Orgulloso, se emociona al escuchar el nombre de su barrio, la Perdriel (ver recuadro). Y no duda ni un segundo cuando se le pide exhibir uno de los tatuajes que lo identifica. “Nacer en la Perdriel fue y será lo mejor que me pasó en la vida”, se lee en su antebrazo izquierdo.

-¿Qué decisión tomaste con la primera plata grande que ganaste?
-Les dije a mis papás, Miguel y Diana, que dejaran de trabajar. No quería verlos más en la carbonería, donde yo también trabajé. El galpón quedaba en la parte de atrás de mi casa. Ellos hicieron un sacrificio enorme durante muchos años. Y en invierno, no sabés el frío que hacía ahí, debajo del techo de chapa.

-Respecto a lo futbolístico, ¿tu despegue se produjo en la Sub 23 olímpica, en Beijing 2008?
-Sí, en los Juegos, cuando el Checho (Batista) empezó a ponerme entre los titulares. Ahí comencé a jugar mucho más y pude asociarme muy bien con Leo. Juntos generamos un montón de situaciones de gol. A partir de eso, mi carrera despegó. En el Benfica, me costó arrancar porque no me ponían demasiado al principio. No era del gusto de algunos entrenadores.

-Hablando de entrenadores, ¿quién fue el técnico que te dio el espaldarazo que necesitabas para afianzarte en la Mayor?
-El Checho me ayudó y fue importante en los Juegos Olímpicos, porque después me tuvieron en cuenta para la Mayor, pero casi no jugué. Por eso, Diego me dio esa inyección anímica que me faltaba. “Que no te importe lo que digan los demás, vos jugá y hacé lo que sabés”, me aconsejó. Le estoy agradecido, porque me bancó en mi peor momento.

-Al repasar un poco tu vida, ¿sos consciente de lo que lograste?
-Es raro, porque entro a jugar en el Bernabéu y no me doy cuenta de que estoy ahí. Siento que estoy jugando con mis amigos. Y veo lo que crecí y donde estoy parado, cuando hablo con ellos. Somos siete en la banda de la Perdriel: Alexis, Nicolás, Gere, Brian, Mauri, Diego y yo. Los llevé a Madrid y mi mujer me contó que no paraban de llorar en la tribuna cuando me vieron en la cancha. Y los entiendo: ese era el sueño de todos y yo lo pude hacer realidad. Es como si mis amigos se pusieran en mi cuerpo para sentir lo mismo que yo en mis primeros momentos en el club. Es una gran alegría. Pero, bueno, yo soy el mismo de siempre.

-A los seis años, Rosario Central te compró por 25 pelotas. Hoy te debe parecer una historia de cuento.
-Sí, no se puede creer. Todo cambió rápido. El Torito (club de barrio donde se inició) me había vendido a Central por 25 pelotas y el Madrid pagó por mí 25 millones de euros hace dos años y medio. Por suerte, pude renovar mi contrato con el club, que termina en 2018. Lo llamativo es que pasé de la nada a ser un jugador estrella del Madrid en seis años. Y a eso agregale todo lo que me tocó y me toca vivir en el seleccionado. Estar entre los mejores jugadores de Europa y de la Selección Argentina es inexplicable.

EL PRESTIGIO DEL MADRID
Imagen VITRINA. El rosarino junto a algunos de los trofeos y premios que acumuló: "Como me mudé hace poco, solo están los de España".
VITRINA. El rosarino junto a algunos de los trofeos y premios que acumuló: "Como me mudé hace poco, solo están los de España".
Entre otras cosas, su casa tiene una vitrina en construcción. Allí están apenas algunos de los trofeos que logró últimamente. El resto tiene que llegar. Se mudó aquí hace poco, en busca de mayor tranquilidad. Su llegada al domicilio lo comprueba: después de ingresar en un estacionamiento privado y de recorrer un tramo, detiene su vehículo delante de una puerta, que es ni más ni menos que la entrada a su hogar.

-¿Te sentís un futbolista famoso?
-La vida me cambió muchísimo desde que vine al Madrid. Cuando jugaba en el Benfica e iba a la Selección, caminaba por Buenos Aires, por ejemplo, sin ningún problema. Ahí no me conocía nadie. Pero cuando llegué acá y empecé a tener continuidad en el club y en el seleccionado, la gente comenzó a reconocerme por la calle. Y ahora ni hablar. Por suerte, ninguno me puteó.

-Se habla de Messi como un jugador de PlayStation, ¿vos también lo sos?
-No, sólo estoy muy contento por lo que logré. Hablando de la Play, hace seis años no aparecía en ningún equipo y hoy estoy de titular en el Real Madrid y en la Selección. ¡Qué orgullo!

-Entonces, cuando jugás a la Play, ¿Di María maneja a Di María?
-¡Ja! No elijo al Real Madrid; juego con otros equipos. Pero, cuando elijo a la Selección, sí. Como ya estoy de titular, no tengo que andar poniéndome.

-Sos compañero de ataque de Messi y Ronaldo, dos bestias del fútbol moderno. ¿Cristiano está un escalón por debajo de Leo?
-No hay que compararlos, porque juegan diferente. Los dos son superestrellas, pero cada uno tiene su manera. Leo apuesta al juego cortito, mientras que Cristiano prefiere más el largo, debido a su potencia y a su fortaleza.

-¿Cuáles son las diferencias de estilos que expresan en la cancha el Real Madrid y el Barcelona?
-Ya lo dijeron muchos técnicos, mucha gente del fútbol: el Madrid es el mejor equipo que contragolpea, porque te mata con la velocidad de sus delanteros en el mano a mano. Nosotros somos más verticales y el Barcelona apuesta más al toque y a buscar el espacio.

-¿Qué conceptos nuevos incorporaste con Mourinho como técnico?
-Jugar por derecha. Al principio, no sabía moverme porque me sentía incomodo. Pero me acostumbré rápido y le soy útil. La idea es arrancar por derecha para luego tirarme al medio con el fin de buscar el hueco y poner un pase o patear al arco.

-¿Qué te genera haber superado los 100 partidos en el Madrid durante estos dos años y medio?
-Y… no lo puedo creer. Como te decía hace un rato, pienso que juego con mis amigos cuando entro al Bernabéu, porque lo hago de la misma manera.

-¿Qué fue lo mejor que te ocurrió en el club?
-Haber ganado la Liga de España en 2011/12. El Madrid hacía tres temporadas que no la conseguía.

ESTOS 90 MINUTOS fueron una excepción a la regla. No se trata de endulzarlo. A Di María le siguen sin gustar las notas y las fotos. No está mal: él es así. Queda la impresión, entonces, de que volverá a desaparecer como un rayo para esquivar a los medios que buscan algo de lío. Ahora las puertas de su intimidad se cierran, como ocurre casi siempre.

Desde su explosión en el Sudamericano de 2007, el rosarino siguió su escalada con la camiseta argentina a toda velocidad y sin interrupciones, en paralelo con su crecimiento en Europa. Sus características lo transforman en un hombre clave para cualquier esquema.

Por Darío Gurevich. Fotos: Andrés Kudacki