(sin categoría)

Mano Menezes, el DT más cuestionado

Vive sus horas más dramáticas desde que asumió en la selección de Brasil: no encuentra el equipo y es criticado por el público, la prensa y varios nombres pesados. Romario le pidió a la presidenta que interceda para que lo destituyan.

Por Redacción EG ·

21 de septiembre de 2012
Imagen ¿LLEGARA AL MUNDIAL?: lo critican por no respetar la esencia del juego brasileño. Desilusionó en la Copa América y perdió la final de los Juegos Olímpicos.
¿LLEGARA AL MUNDIAL?: lo critican por no respetar la esencia del juego brasileño. Desilusionó en la Copa América y perdió la final de los Juegos Olímpicos.
En Brasil, los resultados bastan para condenar cualquier ciclo, pero no siempre son suficientes para salvar una cabeza. Mano Menezes padece en carne propia esta disposición caprichosa de la estadística. El entrenador, que agarró las riendas de la selección tras el Mundial de Sudáfrica, puede jactarse como ningún otro de la efectividad de su equipo. De los últimos quince partidos, el Scratch ganó 12, empató dos y perdió el restante. No le alcanza, sin embargo, para asegurarse el buzo de DT en la próxima Copa del Mundo, el Mundial de Brasil.

Lo critican por el nivel de juego de su equipo. Los argumentos, salvo muestras ocasionales, concuerdan con la realidad: su Brasil no se parece a Brasil, no ataca ni defiende con los atributos autóctonos de aquel fútbol, le escapa a su linaje. Intenta un dibujo agresivo que muere en eso, en un mero afán llevado a cabo por estrellas precoces que aún no demostraron autosuficiencia para cargar con la pesada mochila de la conducción. Desde sus comienzos en la selección mayor, que coinciden con los inicios de Mano, Neymar nunca fue el Neymar del Santos. Sus virtudes comentadas en el mundo entero parecen abandonarlo cuando se calza la camiseta amarilla. El triunfo sobre la Selección argentina por 2 a 1, el último miércoles en Goiania, fue el disparador de nuevos reproches. La forma de conseguir el resultado, en la agonía del partido y con un gol de penal, el libreto borroso de un Menezes que cambia partido a partido, hicieron estallar de bronca a los hinchas y a algunos de los nombres más pesados como Romario y Pelé. El Chapulín fue el menos contemplativo, concluyó su enconada con un pedido de intervención para Dilma Rousseff, la presidenta del país: “Si usted no interviene, Brasil no pasa la primera ronda del Mundial”. Así está Mano, caminando con sigilo por un laberinto quemante, guanteado por los puños impacientes del público, que ve acercarse el paredón y pone el grito en el cielo para evitar el impacto. Ese paredón, con proyecciones de hondura histórica, sería perder el Mundial del 2014. El Mundial en casa. Se sabe, dirigir a los grandes equipos es dar batalla contra el pasado, el presente y lo que aún no sucedió. En ninguno de los tres frentes parece imponerse el entrenador.

Se pide por Luiz Felipe Scolari, último técnico campeón del mundo con Brasil (Corea-Japón 2002). Felipao, recientemente desvinculado del Palmeiras, es una referencia siempre a mano cuando las cosas no funcionan. Como un Marcelo Bielsa o Carlos Bianchi por estos pagos, lo escolta un soplo de confianza ciega, la rotunda aceptación de su pasado más reciente. Y dispone de material para justificar los reclamos: le sobra paño internacional por haber dirigido no solo a la selección de su país sino también a Portugal en el último Mundial. Sin embargo, sin desmerecer el legajo de Scolari, ¿es suficiente para rescatar a este Brasil amodorrado? El miércoles, los cronistas argentinos abocados al Superclásico sudamericano, disputado íntegramente con futbolistas que participan de las respectivas ligas locales, ponían la lupa sobre la ausencia de Lionel Messi. Por el lado de Brasil, ¿qué nombre del fútbol europeo se ofrece como indispensable para la alineación de Menezes? Thiago Silva, Dani Alves y Marcelo, por el nivel que exhiben en sus respectivos equipos, podría decirse, son titulares y lo serán en la próxima Copa del Mundo. En ofensiva, al contrario, ningún compatriota de esos tres defensores le saca brillo a su apellido. Es extraño ver al Real Madrid sin ningún brasileño en ataque. Tampoco los hay en el Barcelona. Que los dos mejores equipos del mundo no tengan lugar para un crack nacido en esas tierras, es un indicio del contexto actual que atraviesa la Canarinha. Una prueba directa para pensar a este Brasil desde una perspectiva global. ¿Transición? El término parece tan justo como inaceptable. Probablemente Robinho y Alexandre Pato sean los dos casos que más se aproximan a la elite de los delanteros. Ambos están en el Milan. En la temporada 2011-2012, el primero disputó 28 partidos y convirtió seis goles. El segundo ni siquiera completó 10 encuentros. Bastante lejos del panorama ideal que marcó las últimas dos décadas con los Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho.

Imagen EL NEYMAR del Santos no aparece. Mano lo hizo debutar pero no lo hizo explotar con la camiseta amarilla: ¿podrá soportar la presión de la conducción?
EL NEYMAR del Santos no aparece. Mano lo hizo debutar pero no lo hizo explotar con la camiseta amarilla: ¿podrá soportar la presión de la conducción?
A principio de mes, cuando Brasil derrotó a Sudáfrica 1 a 0 en el Morumbi, los torcedores paulistas entonaron la sentencia de muerte: “Adeus, Mano… Adeus, Mano”. Lo mismo ocurrió el miércoles en Goiania. El DT, que había tenido que soportar las banderas en reclamo de su salida, se despidió al grito de burro. La prensa tampoco ocultó su fastidio. El diario Estado de Sao Paulo tituló “Abucheo, victoria y alivio”. ¿Podrá soportar Menezes? ¿Le permitirán soportar o forzarán su salida? El DT vive inmerso en una burbuja de inminente estallido, escurriendo el jugo de su crédito con resultados que ya no convencen. Como si hubiera cometido una obscenidad imperdonable y pretendiera, en vano, redimir esa actitud. No le perdonan la pronta eliminación en la Copa América Argentina 2011 ni tampoco la final olímpica perdida contra México.

¿Y NEYMAR?


Una mirada sensata haría hincapié en su juventud. Neymar es el símbolo de la impotencia. En él se refleja este Brasil que nunca termina de poner segunda. El crack del Santos por ahora no aparece en su esplendor y también es blanco recurrente de críticas. A los 20 años, joven para cualquier profesión excepto la de futbolista, se le exige que edifique lo que el resto no construye. Se le suplica que repare lo que Mano no concibe. Pero la geografía de juego y el ideario endeble del entrenador dificultan su aparición. ¿Quiénes deberían acompañarlo? Imposible determinarlo: si ni Menezes parece tenerlo en claro. A lo largo de su ciclo, el DT empleó un largo listado de nombres en ataque. Alexandre Pato, Robinho, Leandro Damiao, Hulk, Fred, Luis Fabiano, Lucas Moura, etcétera: ninguno tiene el puesto asegurado. La rotación constante, una amenaza para los que llevan las estadísticas, revela demasiado. La sed por ver a la estrella codearse mano a mano con Lionel Messi y Cristiano Ronaldo es un freno de mano, un vicio destructivo que contagia más nerviosismo y exige respuestas urgentes. Respuestas que, al menos por ahora, ni siquiera asoman.

A FAVOR
“En todo lugar que paso, lo confieso, me colocan como un técnico. Cada brasileño tiene un técnico. En restaurantes, en la iglesia, hasta en la misa me han venido a hablar del técnico", José María Marín, presidente de la Confederación Brasileña.

"¿Usted tomará alguna medida o no? ¿Hasta cuándo seguiremos con esta vergüenza? Presidente : por amor de Dios, tome una decisión conjuntamente con el Ministerio del Deporte", Romario

EN CONTRA
"Aunque todos los grandes clubes europeos tienen jugadores brasileños, el seleccionador `Mano` Menezes no ha conseguido aún formar un equipo”, Pelé

Alfredo Merlo