El sueño de Boca chocó en Brasil: Corinthians ganó 2-0 y es el Rey de América por primera vez

SAN PABLO, Brasil (Enviado especial).- Corinthians le ganó 2-0 a Boca y se coronó campeón de la Copa Libertadores por primera vez en su historia. El equipo de Tite supo sacar ventaja en el segundo tiempo, dentro de un trámite parejo y áspero, por intermedio de una pelota parada que aprovechó Emerson. Luego, fue el propio Emerson, de 33 años, el que aprovechó un error de Schiavi y definió suave ante la salida de Sosa. El arquero uruguayo había tenido que entrar de urgencia por Orion, que dejó la cancha llorando por un golpe en la rodilla a los 31 del primer tiempo.

Riquelme no supo ni pudo hacerse dueño del partido. Perdió muchas pelotas y, raro en él, no logró controlar el pulso del juego. Se notó tanto en el capitán como en el resto de sus compañeros el agotamiento físico luego de una temporada en la que Boca se jugó a la triple corona y por ahora se quedó sin ningún título. A favor de los de Falcioni: la final de la Copa Argentina se postergó para agosto, al menos como objetivo consuelo.

Boca se fue prácticamente sin hacer un tiro al arco. Sólo inquietó al arquero Cassio con un cabezazo de Caruzzo, minutos antes de que se dedicara -tiempo completo- a batallar con un burlón Emerson, que hasta le mordió la mano en una acción bien captada por la transmisión televisiva. Emerson es un personaje border que pudo haber provocado una batalla campal, pero que también le dio la primera Libertadores al Corinthians. Fue después de un mal despeje de Franco Sosa, una pelota que quedó suelta en el área y un taco de Danilo que dejó mal parado a Somoza. Por detrás apareció Emerson, que eligió tocarla el primer palo de Sebastián Sosa.

El segundo fue tras un pase atrás de Schiavi que quedó corto para Caruzzo. Seguramente el Flaco no vio que Emerson, escondido detrás de Somoza, estaba al acecho. El brasileño capturó la pelota y comenzó su corrida para tocar suave, esta vez al palo más lejano de Sosa.

El equipo de Falcioni perdió merecidamente la final, pero empezó a perder en muchos aspectos y desprolijidades: el mal clima interno, coronado por un incomprensible mal ambiente a una hora de jugar el partido definitorio, la polémica primero por Cvitanich, Schiavi y Roncaglia, que finalmente viajó sólo por el pedido de sus compañeros, y la gran bomba que empezó a atormentar al pueblo xeneize, sobre un hipotético último partido de Riquelme. Nada ayudó a pacificar el ambiente. Y seguramente nada va a ser igual después de esta noche.

Corinthians es campeón e irá a Japón. A Boca le toca empezar a pensar en la reconstrucción de muchas de las grietas que se autogeneró en la búsqueda de esa triple corona que hoy duele de sólo nombrarla.

Elías Perugino