(sin categoría)

Jugador modelo: David Beckham

El marketing y el show mediático impulsaron su carrera desde el comienzo, pero esa influencia se potenció en 2007, cuando comenzó su estadía en la MLS de Estados Unidos. Desde entonces, el Spice Boy se parece cada vez menos a un futbolista y cada vez más a una superestrella de Hollywood.

Por Redacción EG ·

04 de julio de 2012
                   Nota publicada en la edición de junio de 2012 de El Gráfico  

Imagen LA FOTO podría estar preparada o no; en la vida de Beckham la barrera entre lo real y el show mediático es casi indistinguible.
LA FOTO podría estar preparada o no; en la vida de Beckham la barrera entre lo real y el show mediático es casi indistinguible.
David Beckham marcó un antes y un después en el fútbol de los Estados Unidos. Sus múltiples facetas van mucho mas allá de lo que pasa en el terreno de juego. Mucho más. Beckham es, además de un buen futbolista, la imagen del soccer de la MLS. Sus roles de modelo, de actor publicitario y hasta de diseñador le han permitido amasar una fortuna superior a los 125 millones de euros.
Beckham pateó el tablero desde su llegada al fútbol en el país del béisbol y la NFL. Su aterrizaje, el 1° de julio de 2007, provocó (y aún provoca) una revolución. Desde los 250 millones de dólares de su contrato inicial (el más caro en la corta historia de la Major League Soccer) hasta el glamour que lo rodea. Juegue donde juegue. De visitante y de local. Su presencia con Los Angeles Galaxy -camiseta que lleva sobre su innumerable cantidad de tatuajes- provoca que los fanáticos de cualquiera de las diecinueve ciudades representadas en el mapa futbolístico de Estados Unidos paguen su entrada para verlo.

Juega Beckham y hay que ir, parece ser la premisa. Los rivales del Galaxy incrementan el número de espectadores: “Definitivamente, cuando el Galaxy viene a jugar aquí, a Washington, las cifras aumentan de manera considerable. El año pasado, por ejemplo, tuvimos nuestra mayor taquilla cuando vino Beckham –cuenta Boris Flores, director de prensa y marketing del DC United–. Nuestro promedio por partido en 2011 fue de 15.196 espectadores por encuentro. Cuando vino el Galaxy se vendieron 26.622 boletos”.

Es el fenómeno Beckham. Además de ser buen jugador, talentoso empresario, multimillonario, estrella de Hollywood y presentador de una interminable variedad de productos, también es un instrumento capaz de concentrar a miles en un estadio para disfrutarlo durante un partido de fútbol. Para quienes gozan (y también los que no siguen tanto) el soccer, cuando juega Beckham se da algo especial. Diferente.

“Beckham debutó en la MLS contra nosotros. Fue un jueves. Esa noche comenzó como suplente porque venía de una lesión y ¡agotamos las entradas del estadio! Se vendieron los 47.000 boletos disponibles. Desde entonces, no pudimos repetirlo…”, concluye Flores. Por una cuestión geográfica y de enormes distancias, el noventa por ciento del público que concurre a los estadios en la MLS es del equipo local.

No solo son récords en taquilla; el clink caja también queda registrado en una infinidad de productos de merchandising que se exponen el día de partido: desde llaveros, gorras, calcomanías, bufandas y camisetas hasta posters con la imagen del ídolo. Todo ocurre con él y por él. Por este inglés de 37 años, casado desde 1999 con Victoria, con quien tuvo cuatro hijos. Hermano del medio de dos mujeres; hijo de un empleado de una fábrica de material de cocina (frustrado jugador de fútbol y por supuesto, fanático de Manchester United) y de una peluquera. El es quien, en nada más que cinco años, rompió todos los moldes del fútbol soccer y se convirtió en una de las celebridades más influyentes de los Estados Unidos.

ESTRELLA DE HOLLYWOOD
Es tapa de revistas, primera plana de diarios especializados (y no especializados) y seguido en las redes sociales más que cualquier otro jugador de fútbol en los Estados Unidos. También está identificado con el jet set y el interminable circo mediático. Provoca infinitos tweets y casi todo lo que ocurre en su vida se hace público en medios no solo deportivos. Se lo ve tan asiduamente con los cortos y los botines puestos en un entrenamiento como con artistas y actores hollywoodenses. Por ejemplo, hace semanas fue protagonista de una nueva publicidad de Adidas junto a Lionel Messi, el basquetbolista Derrick Rose y la cantante pop Katy Perry, a quienes se los ve corriendo por las calles de Buenos Aires, Londres, Chicago y Los Angeles junto a otros atletas que lo hacen en diferentes puntos del planeta.

Es fanático de Los Angeles Lakers de la NBA. Suele compartir la primera fila con estrellas como Jack Nicholson, Leonardo Di Caprio o Denzel Washington. Posó en calzoncillos para la cadena sueca H&M, lo que se consideró casi una infidelidad hacia el diseñador Giorgio Armani; su nueva línea de ropa interior, con precios para todos los bolsillos (entre 10 y 25 euros) está disponible desde el 2 de febrero y es todo un éxito. Además, es la imagen de Burger King, aunque no vende hamburguesas llenas de calorías, sino que promociona el nuevo batido de frutas de la marca norteamericana. Por supuesto, bajas calorías.

Mientras tanto, King David disfruta y goza de la vida en Los Angeles junto a su esposa, que se siente como pez en el agua y por ahora no cambiaría a Hollywood por nada del mundo. Es por eso que pusieron en venta su mansión de Hertfordshire, en las afueras de Londres, valuada en 21 millones de euros. En la revista Vogue, la ex Spice Girl afirmó que cuando visita Londres prefiere quedarse en el hotel Savoy, ya que desde su casa a la oficina “tardaría cuatro días”. Está claro que ni por volver a la Premier League inglesa ni por un contrato multimillonario en Dubai, Beckham dejaría su paraíso hollywoodense junto a su familia. Es más: proyecta vivir en el país del popcorn, la NFL y el soccer incluso después de retirarse. “Me gustaría seguir ligado al fútbol, pero también a la moda”, confesó hace poco.

Imagen A LOS 37 años Beckham mantiene un aceptable nivel en su equipo, Los Angeles Galaxy.
A LOS 37 años Beckham mantiene un aceptable nivel en su equipo, Los Angeles Galaxy.
 EN TERRENO FEMENINO
Beck se siente tan cómodo frente a la pelota en el Home Depot Center, casa del Galaxy, como ante una cámara en un estudio publicitario. Ya no le queda casi nada por cumplir fuera de la cancha que tenga que ver con el marketing. En julio, el Spice Boy será tapa de la prestigiosa revista Elle en su versión británica; una de las publicaciones femeninas top que, por primera vez en su historia, tendrá en su portada exclusivamente la imagen de un hombre. Otros habían aparecido, pero acompañados por mujeres, como Paul Weller con Kate Moss en febrero de 1997, Ewan McGregor con Renee Zellweger en enero de 2001 o Liam Gallagher con Nicole Appleton en 2003. “Elle es una prestigiosa revista con reconocimiento internacional. Me siento muy honrado de que me hayan pedido hacer la primera portada masculina de su historia“, dijo Beckham con insípida diplomacia.

El objetivo de la nota es darles apoyo a los Juegos Olímpicos de Londres a través de la imagen de alguien famoso tanto por su estilo como por su progreso atlético. “David Bekcham es un héroe nacional y ha destronado a los grandes seductores del cine –explica la editora de la revista, Lorraine Candy-. Vimos la oportunidad para celebrar y apoyar un histórico y patriótico año. El es un ícono y Elle es conocida por retratar íconos en su portada. Esto es nuevo para nosotros, pero creo que a él lo adoran tanto los hombres como las mujeres”.

SUEÑO OLIMPICO
Es el mimado y el orgullo de la ciudad. Lleva el número 23 y desde su llegada al Galaxy (julio de 2007) jugó 78 partidos y marcó 12 goles. Se consagró campeón de la MLS en 2011; tercera copa en la historia para una institución que no lo lograba desde 2005. “Beckham fue un aporte clave para el fútbol de este país –dice Marisabel Muñoz, directora de Marketing-. Jugadores franquicia como él permitieron un enorme crecimiento en la liga, que ya cuenta con 19 equipos. Beckham es una parte importante de esa explosión y además llevó al Galaxy al campeonato”.

Más allá del glamour, del éxito, de los millones y de la adoración que genera, Beckham aún piensa y sueña como jugador. Acaba de renovar su contrato (jugoso, por supuesto) por dos años más, con la ilusión de llevar al Galaxy a un nuevo campeonato. Sin embargo, hoy lo desvela poder jugar y colgarse la medalla dorada en los Juegos Olímpicos, en su ciudad y con su selección: “Sería fantástico. Es mi última oportunidad, el retiro está cerca y estar en una cita olímpica sería un sueño, el sueño que me queda por cumplir”.

Por Gustavo Cherquis. Fotos: AFP