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Buena onda y sonrisas en el último entrenamiento de Boca en el Pacaembú

La música de Román, Erviti con guantes, la tribuna torcida, el japonés Piccoli y las bombas de estruendo que preceden a una noche movidita, lo que dejó el último entrenamiento liviano del equipo de Falcioni antes de la revancha contra el Corinthians.

Por Redacción EG ·

03 de julio de 2012
Imagen ROMAN ABRAZA a Roncaglia, que se perderá la final por temas contractuales.
ROMAN ABRAZA a Roncaglia, que se perderá la final por temas contractuales.
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SAN PABLO, Brasil (Enviado especial).-El último entrenamiento de Boca, en el estadio Pacaembú, transitó con las sonrisas lógicas que preceden a la tensión propia de una gran final como la de mañana.

En el césped se vio un grupo muy distendido, con el acompañamiento de dos jugadores que serán espectadores: Roncaglia, con quien no se llegó a un acuerdo por el seguro y por lo tanto no jugará, y Battaglia, prácticamente un talismán –es el máximo ganador de títulos de la historia del club– y alguien con gran ascendencia en el plantel.

Riquelme llegó como musicalizador. Los parlantes de su equipo de música explotaban cumbia santafesina para animar el ambiente. Un ambiente que tenía como destacados a los dos grupos que se disponían a hacer un loco en el estadio vacío. Román los seguía tranquilito desde el banco. En un ratito, junto al Flaco Schiavi, se prenderán en un picado multitudinario. En otro sector, los juveniles Ruiz, Paul Fernández y Araujo le pateabann remates a Erviti, que jugaba a ser arquero. Lo Tártaro trabajó con los dos arqueros de verdad por separado.

En un costado, Battaglia y Colazo realizaban trabajos de recuperación de sus respectivas lesiones. Roncaglia, que quedó libre el 30 de junio y ya tiene arreglado su continuidad por cuatro años en la Fiorentina, trotó alrededor de la cancha. Será la única baja respecto del equipo base titular.

La nota curiosa: apareció un viejo compañero de Piccoli de la época en que jugaba en Japón, encontró al ayudante de campo de Falcioni y estuvieron hablando en fluido japonés alambrado mediante.

TRIBUNA Y BOMBAS


El comentario general pasaba por el sector que le corresponderá a los hinchas de Boca mañana. Es una tribuna que ni siquiera apunta a la cancha, sino a unos canteros de flores que dan a la salida de los vestuarios.

Para ver el partido, los 2.500 hinchas tendrán que girar el cuerpo en diagonal o bien girar el cuello. Se anticipan varias tortícolis, especialmente por la tensión. Pero la tensión quedará para mañana. Hoy fueron todas risas y tranquilidad, que ni siquiera logró ser alterada por las tres bombas de estruendo que intentaron amedrentar el buen humor. Llegaron desde la calle y explotaron en las tribunas, muy lejos de los jugadores.

El Pacaembú está en un parque y también está construido por debajo del nivel del barrio que lo circunda. Las bombas aterrizaban justo a la tribuna lateral donde mañana estarán los hinchas del Corinthians haciendo la coreografía con los carteles. Fue la antesala de lo que será una noche movida desde lo pirotécnico.

En este estadio, Boca no jugó ninguna de las grandes definiciones de Libertadores de la década: en el Morumbí ganó las finales de 2000 y 2003, y en el Parque Antártica le ganó por penales a Palmeiras la semifinal de 2001.



EL EQUIPO


La única duda pasa por el lateral derecho, tras la baja inesperada de Roncaglia. Falcioni ya lo tiene decidido, aunque por ahora no lo oficializó. Las posibilidades son para Franco Sosa o para Sánchez Miño. En ese último caso, Clemente tendría que dejar el lateral izquierdo y pasaría a cubrir la banda derecha.

Los probables once de mañana entonces serían: Orion; Franco Sosa o Clemente, Schiavi, Caruzzo, Clemente o Sánchez Miño; Ledesma, Somoza, Erviti; Riquelme; Mouche y Silva. Entre los integrantes del banco estará Darío Cvitanich, finalmente habilitado por el Ajax.

Por Elías Perugino