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Stevenson, héroe de Cuba

Teófilo obtuvo 3 medallas doradas en boxeo pero, más que eso, logró meterse en el corazón d su gente.

Por Carlos Irusta ·

12 de junio de 2012

Se ha ido, a los 60, Teófilo Stevenson. Fue tres veces medallada dorada: Munich 72, Montreal 76 y Moscú 80. Eso, sin contar que obtuvo los Mundiales de 1974, 1978 y 1986. Nacido en una humilde familia de Las Tunas, a unos 600 kilómetros de La Habana, era tan difícil de controlar en el colegio que fue su propio maestro quien le dio el consejo a su padre: “Lo mejor que podría hacer su hijo sería boxear”. No se equivocó. El chico empezó cuando contaba con 14 años y se retiró cansado de cosechar victorias y medallas de oro. Detrás del húngaro Laszlo Papp, fue el segundo boxeador en la historia de lograr tres medallas doradas en Juegos Olímpicos.
Tenía 20 cuando ganó la primera, en Munich, y no faltó quien dijera que era más dotado que el propio Alí en su momento. La sombra de Alí lo iba a perseguir para siempre, porque a medida que fue creciendo su popularidad, empezó a mencionarse el tema: ¿Y si pelearan entre ambos? No faltaron insinuaciones, ni tampoco ofertas, una de ellas a cargo del mismísimo Don King. “Los 8 millones que me ofrecen no se comparan en nada con el cariño del pueblo cubano”, fue su respuesta, que quedó en la historia.
Dicen que Fidel Castro no tenía muchas ganas de ver ese enfrentamiento, puesto que una derrota ante Alí se hubiera utilizado políticamente; de la misma forma, por esa misma razón, la gente de Alí prefirió seguir el mismo camino.
Stevenson siguió combatiendo hasta la conquista de su último Mundial ,que fue en Reno, Nevada, Estados Unidos. Luego siguió junto al boxeo cubano, como vicepresidente de la Federación de su país. Debió enfrentar todos los días a uno de sus enemigos más implacables, el alcohol, y no siempre salió vencedor.
Su campaña fue de 170 peleas con solamente 10 derrotas; un solo boxeador, Igor Visotki, logró vencerlo en dos ocasiones. Está considerado el mejor boxeador de todos los tiempos en Juegos Olímpicos. Una leyenda que capturó no solamente el corazón de su pueblo, sino de todos los aficionados al boxeo. Paz en su alma. Hasta siempre, campeón...