De aquí y de allá
La mujer que pidió suspender la final de la Copa del Rey
Para la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, el partido entre el Barça y el Bilbao debería jugarse a puertas cerradas para evitar manifestaciones independentistas en contra de la corona española.
LIONEL MESSI será dirigido por última vez por Josep Guardiola. Ante el Athletic de su admirado Bielsa, Pep le pone fin a un ciclo de cuatro años al frente del Barcelona.
El temor es el mismo de siempre, esta vez exacerbado porque el partido se jugará en el estadio Vicente Calderón, en Madrid, la ciudad sede del Palacio Real, y la crisis económica que azota a gran parte de Europa atenta contra el ánimo de los ciudadanos. "Los ultrajes a la bandera o al himno son delito en el Código Penal. No se deben consentir y por lo tanto, mi opinión es que el partido se debe suspender y celebrarse a puerta cerrada en otro lugar", remarcó Aguirre, integrante del Partido Popular del presidente Mariano Rajoy, en una entrevista en la radio española Onda Cero.
España es un país en el que persiste la idea del separatismo. Un gran porcentaje de las comunidades vasca y catalana promueven la autonomía política de sus regiones respecto al gobierno y la corona española. En el año 2009 estos mismos equipos se enfrentaron por la misma instancia en el estadio Mestalla, Valencia. Aquella vez, los silbidos silenciaron el himno español y el Rey Juan Carlos fue blanco de un abucheo general al momento de entregar la copa. El viernes, el máximo exponente del reino no asistirá al estadio, aún se recupera de las dos operaciones de rodilla a las que debió ser sometido. Su lugar lo ocupará el príncipe Felipe.
"Este es el campeonato de España. Esta Copa la entregaba el presidente de la República cuando había República, Franco cuando estaba Franco, y ahora es la Copa de su Majestad el Rey, pero es la Copa de España", concluyó la funcionaria.
Aguirre no recibió apoyo de sus pares de gobierno. El presidente del Congreso, Jesús Posada, informó que la final no será suspendida, alegando que esa medida solo debe concebirse en casos extremos. Y la vicepresidenta del gobierno español, Soraya Sáez de Santamaría, juzgó desacertado entreverar al deporte con causas reivindicatorias.
LAS REPERCUSIONES fueron inmediatas. Hinchas y protagonistas opinaron sobre las polémicas declaraciones de Aguirre. Sandro Rosell, presidente del Barcelona, dejó en claro su postura: "Pido y deseo que los barcelonistas puedan expresar sus sentimientos con total libertad". Para el presidente del Partido Popular vasco, Antonio Basagoiti "la mayoría de la gente no está en eso y la afición del Athletic, la afición del Barcelona, y Bilbao, Vizcaya y al País Vasco, se merecen jugar una final en Madrid con total tranquilidad". Gerard Piqué, defensor del equipo de Guardiola, lamentó las declaraciones de la presidenta y le sugirió que se ocupara de sus asuntos y que evitara circunscribir sus deseos nacionalistas a un partido de fútbol.