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El Barcelona dio un nuevo concierto

El equipo de Pep Guardiola no para su marcha en la Champions League. Derrotó al Milan por 3-1 y selló su pase a las semifinales.

Por Redacción EG ·

03 de abril de 2012
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La sinfonía volvió a salir a escena. El coro de ángeles blaugrana deleitó nuevamente al Camp Nou. Con finos toques y una voz de mando suave, adormeció al gigante italiano. Lionel Messi, Césc Fabregas, Andrés Iniesta, Xavi y compañía resolvieron con mucha facilidad un partido que, en principio, parecía muy complicado. Poco importó la previa, el Barcelona destruyó los pronósticos y venció al Milan con un cómodo 3-1

El publicó catalán tuvo que esperar tan sólo 10 minutos para que el encuentro comenzara a volcarse a favor del Barcelona. Como ya es costumbre, Messi tomó la pelota y encaró hacia el área a toda velocidad. La jugada se ensució, pero -en su afán por despejar- Antonini terminó haciéndole penal. Lio se hizo cargo del remate y con suavidad venció la estirada de Abbiati.

El avasallante nivel mostrado por la tropa catalana minimizó al Milan. No es verdad que al conjunto Rossonero le haya faltado jerarquía. Seedorf, Ibrahimovic y Robinho ya dieron sobradas muestras de su nivel futbolísticos. Mexes y Nesta son una aplomada y experimentada dupla central Sin embargo, el puntero del Calcio quedó reducido a cenizas.

La única excursión ofensiva del Milan en la primera parte fue a los 32 minutos y terminó en el gol de Nocerino. El empate, le daba la clasificación a los italianos. Pero el árbitro, Björn Kuipers, cobró un polémico penal que terminó, otra vez, en los pies de Lio. La ecuación es sencilla: Penal + Messi = Gol. De esta forma, el Barca se despertó y se fue al descanso en ventaja.

El segundo tiempo fue un monólogo. La orquesta catalana brilló a su máxima expresión. El incesante toqueteo en el mediocampo destruyó la tranquilidad rossonera. Los ánimos comenzaron a caldearse. Y como suele pasar, entre más nerviosos se ponen sus rivales, el Barcelona más tranquilo está. La paciencia culé quedó demostrada en una sola jugada. Messi disparó al arco, la pelota rebotó en un defensor y le cayó a Andrés Iniesta. El cerebro no se desesperó y encontró un segundo más en el área. Se frenó, miró al arquero y definió suave a un costado.

Una vez más el ataque del Barca se llevó todos los premios y los elogios, pero la victoria no hubiese sido posible sin la actuación de Mascherano y Pique. Los defensores trabajaron detrás de la escena principal y se encargaron de anular a Ibrahimovic y a Robinho. Al argentino no le incomoda hacer el trabajo sucio, es más, lo siente y le gusta. Y claro, el equipo culé lo agradece.

Como ocurre desde hace un tiempo largo, el Barcelona sigue a paso firme en sus competiciones. Parece no tener rivales. Pero lo que mantiene la admiración es que el conjunto de Pep no sólo gana, sino que sigue sonando bien.

Por Federico Lamas
Twitter: @Fglamas

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