Las Crónicas de El Gráfico

Disparador: Las seis estrellas

Uno nunca sabe hasta dónde pueden llegar las secuelas del dudoso ingenio de un fabricante de camisetas truchas. Lo que pretendió ser un chiste nacionalista, tal vez derive en insospechadas consecuencias deportivas. Como decían las abuelas, el tiempo será testigo.

Por Elías Perugino ·

23 de marzo de 2012
Nota publicada en la edición febrero 2012 de la Revista El Gráfico

Imagen En el Maracaná se jugaránn 7 partidos, incluida la Final. La reforma del estadio costará 504 millones de dólares.
En el Maracaná se jugaránn 7 partidos, incluida la Final. La reforma del estadio costará 504 millones de dólares.
Rio de Janeiro siempre desborda de bandadas de italianos que actúan de cariocas sin haber pasado por la escuela de Lito Cruz. Beben la cerveza geladinha, se cuecen en sus playas ardientes, degluten con estoicismo la insufrible farofa y sobreactúan el romanticismo para robarles besos furtivos a sus simpáticas mujeres. El carioca se frota las manos cuando ve aparecer a los “gringos”. Ellos son expertos en comprar felicidad sin preguntar el precio. No dudan en aceptar ofertas de bebidas espirituosas, frutos regionales, artesanías inútiles, portalatas de Bob Esponja o mapas tamaño puerta de un país en el que nunca vivirán. Comprarían un elefante si alguien les garantizara que el barco que lo transportará hasta casa no será guiado por el capitán del Costa Concordia.

Se sienten locales los italianos en Río. Casi colonizadores. Darían lo que no tienen por haber sido Pedro Alvares Cabral. Y fantasean sobre lo que sería Brasil si ellos, y no un marino portugués, hubieran llegado primero a esas costas. Generalmente se mueven en grupúsculos que respetan la plaza de origen: aquí están los milaneses, estos son romanos y aquellos son los “stronzi napolitanos”, según la coincidente calificación de los dos primeros. Indemnes tras la crisis del laxante gobierno de Berlusconi –una breve encuesta arrojó un 70% de popularidad positiva del incomprendido Silvio entre los consultados por este fatigoso cronista-, inundan botecos, restaurantes, lancherías y barcitos al paso, donde siempre, pero siempre, hay un LCD pasando fútbol.

Imagen PEDRO Alvares Cabral descubrió Brasil el 22 de Abril de 1500. Desembarcó al sur del estado de Bahía.
PEDRO Alvares Cabral descubrió Brasil el 22 de Abril de 1500. Desembarcó al sur del estado de Bahía.
Históricamente, cariocas e italianos se chicanearon sobre fútbol. Pero este verano se advierten visitantes indignados, erizados de cólera. Acusan a los cariocas de romper un código, sobre todo los napolitanos, siempre tan sutiles y cuidadosos a la hora de los reclamos. En consecuencia, las triviales charlas sobre el Mundial 2014 ya no trasuntan un aire carnavalesco. La chispa brotó del genio de algunos vendedores ambulantes que, al parecer, ofrecían camisetas de Brasil con seis estrellas, descontando la victoria concluyente en la próxima Copa del Mundo. La especie se esparció como un virus gástrico y entonces los italianos desataron su furia, expresada en un italo-portuñol que denota la apuntada ausencia en las aulas de Lito: “¿De dove voces seis stelles? ¿Quándo la vinceron?”, indagan al mozo que llega con cinco chops haciendo equilibrio sobre la bandeja. “Eu te dico una coisa, amico. Voi la Taça del Mondo no la vinceno. ¡Qui! –y enarbolan el chop, y se olvidan del escaso portugués, y espetan directamente en italiano para que no se dude de que hablan en serio- ¡Qui la Copa del Mondo la vince la Argentina!”, y del otro lado se apaga la sonrisa, se termina la amistad, se repasa la mesa antes de girar sobre los talones y solo volverán las palabras cuando se pida una nueva rodada de cervezas.

Más allá del riesgo comercial de los vendedores callejeros, los hinchas brasileños descuentan el título. Lo proyectan como un trámite de siete partidos. Una fiesta que recorrerá los pasos establecidos por el wedding planner celestial de los duendes del fútbol. Solo los periodistas deportivos –gente escéptica y ponzoñosa por naturaleza- se permiten el desliz de la duda y el descaro del análisis. Solo los periodistas gastan caracteres y saliva en monitorear la lenta evolución de la Selección de Mano Menezes, el peso específico de Neymar en el mapa futbolero global –muy erosionado tras el nocaut de Messi y Cía. al Santos en la final del Mundial de Clubes– y el andar de los 31 partenaires que rellenarán el fixture.

Imagen EL CALIFICATIVO a los naturales de Nápoles apunta a una referencia escatológica y marca la clara discriminación de los del Norte para con los del Sur.
EL CALIFICATIVO a los naturales de Nápoles apunta a una referencia escatológica y marca la clara discriminación de los del Norte para con los del Sur.
Solo los periodistas, hasta el desembarco de los italianos, tan hábiles para hacer la pasta o meter el dedo en la llaga: “Qui, il novo Maracanazo lo fa Messi”.Río será la sede principal de las doce anfitrionas del Mundial. Pero también recibirá a los Juegos Olímpicos en 2016. El nivel de orgullo es tan elevado como el de excitación. Bajo el lema oficial “Ahora es tiempo de trabajar”, se sembró una interesante consciencia colectiva para acompañar las innumerables obras de infraestructura que florecen en cada barrio de la ciudad. “Amar no alcanza. Cuide”, es otro slogan de la Prefectura (municipalidad), que incorporó tecnología y personal calificado en todas las áreas, provocando que las mejoras ya sean notorias en los puntos que siempre se le criticaron a Río: fluidez y calidad del transporte público, seguridad callejera más allá del cordón turístico y limpieza de la vía pública. “Ahora es tiempo de trabajar” suena a sentencia realista, pero el imaginario brasileño completa inmediatamente la frase: “... porque después vamos a festejar como locos”. Argumentos futboleros no faltan: sustentado por fabulosos ingresos de marketing, publicidad y televisión, el torneo local retiene o recupera a las grandes figuras del exterior y acaba de ser nominado como el tercero en importancia a nivel mundial.

Imagen En la final del Mundial 50, con 200 mil brasileños en el Maracaná, Uruguay superó 2-1 a Brasil, que ya se creía campeón.
En la final del Mundial 50, con 200 mil brasileños en el Maracaná, Uruguay superó 2-1 a Brasil, que ya se creía campeón.
Y la Selección, pese al insulso andar en la última Copa América, navega por una etapa de construcción que intenta mixturar a un grupo de consagrados indudables –Julio César, Maicon, Dany Alves, Robinho- con la fantasía renovadora que proponen pibes como Ganso o Neymar. Hasta ahí, tudo bem, tudo legal. El jugador que aún no salió a la cancha y al que se ignora con planificada espontaneidad, es uno que suele tener la titularidad garantizada y que se conoce familiarmente como Presión. No entra en las hipótesis un refresh del Maracanazo de 1950, ni se contempla como viable que la competitividad actual corte el sueño de la tropa de Menezes antes de la final. Tampoco hacen mella frases ingeniosas del tipo “El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, que saben jugar los brasileños y en el que siempre ganan los alemanes”. No amedrentan la jerarquía española, la tosca efectividad italiana, un milagroso destape inglés o que la Argentina pueda llegar al torneo con la mejor delantera del mundo.

Hay una sola hipótesis, un camino de mano única: Brasil campeón. Hay o, mejor dicho, había. Porque algo cambió desde que un pícaro vendedor provocó a una bandada de italianos. Desde que cinco chops fueron recibidos con un dedo índice elevado y un borbotón de palabras en italo-portuñol: “¿De dove voces seis stelles? ¿Quándo la vinceron? Voi la Taça del Mondo no la vinceno. ¡Qui la Copa del Mondo la vince la Argentina! Qui, il novo Maracanazo lo fa Messi”. Un rictus gélido, un silencio mortuorio, un nudo agrio en la garganta se han instalado en Río, la ciudad que cree saber que el 13 de julio de 2014 vivirá la noche más maravillosa de todas sus noches.


EPIGRAFES



1-La farofa se utiliza como acompañamiento para varios platos. Se prepara en base a harina de mandioca. Tiene la textura de la arena y el sabor de la arena…

2-Este navegante portugués descubrió Brasil el 22 de abril de 1500. Desembarcó al sur del estado de Bahía. Creyó que había llegado a una isla y la llamó Isla de Vera Cruz.

3-El calificativo a los naturales de Nápoles apunta a una referencia escatológica y marca la clara discriminación de los del Norte para con los del Sur.

4-Las lancherías son bares que pueden o no tener mesas, donde se sirven jugos, saladitos o dulces, nada muy elaborado. Los botecos son pequeños restaurantes.

5-En el Maracaná se jugarán 7 partidos, incluida la final. La reforma del estadio costará 504 millones de dólares. Las otras sedes son: Manaos, Fortaleza, Natal, Recife, Salvador, Belo Horizonte, Brasilia, Porto Alegre, San Pablo, Curitiba y Cuibá.

6-José Beltrame, el Jefe de Seguridad de Río, encabeza un plan que ya corrió de las principales favelas a las células del narcotráfico. Le dicen “el Elliot Ness brasileño”. Parte de la población lo idolatra, pero el resto cuestiona sus métodos.

7-Según la Federación Internacional de Historia y Estadísticas del Fútbol, los diez mejores torneos son, en orden de importancia: España, Inglaterra, Brasil, Portugal, Francia, Alemania, Italia, Argentina, Holanda y Chile.

8-En la final del Mundial 50, con 200 mil brasileños en el Maracaná, Uruguay superó 2-1 a Brasil, que ya se creía campeón. Una “tragedia futbolística”.


Por Elías Perugino