Las Entrevistas de El Gráfico

Nicolás Cambiasso, en primera persona

Es uno de los referentes de All Boys, equipo del cual es hincha y con el que saltó de la B Metropolitana a la A. También jugó en el Real Madrid B, el Porvenir, Defensores de Belgrano y Olimpo. Hermano mayor del Cuchu.

Por Redacción EG ·

12 de marzo de 2012
Nota publicada en la edición febrero 2012 de la Revista El Gráfico

Imagen ATAJANDO en la Bombonera, donde cumplió grandes actuaciones.
ATAJANDO en la Bombonera, donde cumplió grandes actuaciones.
SER Y TENER. Soy una persona común, por más que mi trabajo es público. Sin embargo, tengo los mismos problemas y satisfacciones cotidianas que cualquiera. No entiendo por qué no debo tratar al otro de modo normal, como si yo fuera un empleado de un banco. Lo que ocurre es que estamos en una sociedad que te mide por lo que sos o lo que tenés.

CRECER EN LA ADVERSIDAD. Agradezco a la gente que me formó en Argentinos. Era otra etapa del club. No se les daba importancia a las Inferiores, con la gran cantidad de jugadores que salían en aquella época. Nos entrenábamos en la vieja cancha de Boyacá y teníamos cuatro horas disponibles y seis o siete pelotas para tres categorías. De no creer. Eso funcionaba por el amor y el sacrificio de los cuerpos técnicos. La verdad es que me hubiese gustado integrar las Inferiores actuales, pero esas que viví me enseñaron a superar un montón de adversidades.

ASUMIR RESPONSABILIDADES. Ir al Real Madrid B significó una experiencia muy buena en lo social, en lo cultural y en lo deportivo. Vivir solo en una ciudad como Madrid con 18 años, da muchas posibilidades para la confusión. Nos habremos equivocado, pero bastante poco. Crecí mucho como persona. Me tocó asumir responsabilidades que no eran normales, más allá de que aquí una gran cantidad de muchachos de 18 años fueron a la guerra. A esa edad, ya no sos más un pibe.

BIEN PARADO. Debuté en Primera A a los 25 años, con casi 100 partidos en la B Nacional. Me agarró de otra manera, pero lo desconocido genera dudas. Entonces, se planteaba: ¿podré jugar en la A? Lo tomé con tranquilidad. Me sirvió para no creerme que el mundo era mío. Si tenés el rumbo claro y conservás la conducta, vas a sufrir alguna curva, pero al final te llega aquello que buscás.

LIVIANDAD DE CONCEPTOS. Las palabras fracaso, frustración, catástrofe y crisis se usan rápido en el fútbol. No se dice eso, por ejemplo, de un local que cierra en pleno centro comercial. Nosotros debemos predicar con el ejemplo y no repetir esos términos. Los equipos salen campeones, se van al descenso, y la gente sigue teniendo problemas. El hincha de River no se enfermó porque el equipo se fue a la B Nacional. Tampoco ninguno se va a curar si asciende. La necesidad de crear cosas, más la pasión con la que se vive el fútbol en la Argentina, hace que esas palabras se pronuncien con una liviandad terrible. Es preocupante.

BAJAR NO ES LA MUERTE. El descenso que viví con Olimpo en 2006 fue un resultado negativo. No hubo una ola de suicidios masivos, como tampoco se produjo con el de River. El club se perjudicó en lo económico y en su crecimiento. Pero volvió a ascender al año siguiente. Cuando un equipo no consigue el objetivo, no pasa más que de una cuestión deportiva.

Imagen NICO, al borde de los 34 años, hincha y símbolo de All Boys, con el que subió de la B Metro a la A.
NICO, al borde de los 34 años, hincha y símbolo de All Boys, con el que subió de la B Metro a la A.
LA PASION LE GANA A LA RAZON muchas veces en el fútbol argentino. Es lamentable y entendible. Pero cada uno de los actores del ambiente futbolístico tendría que empezar a tratar de que se razonara un poco más.

CADA ASCENSO DE ALL BOYS me dejó una moraleja. Con el de la B Metro a la B Nacional, en 2008, aprendí a estar dos ruedas sin poder aflojar. Uno debe seguir buscando la motivación sin confundirse, hablar mucho en el grupo y no contagiarse de la euforia de la gente. Pareció fácil, pero no lo fue. Y en el de la B Nacional a Primera A, en 2010, comprendí que nunca se debe perder la esperanza. Corrimos de atrás en el torneo y nos ganamos el derecho a jugar la Promoción en la última fecha. Hasta que no se pita el último silbatazo, el asunto no está juzgado.

ALL BOYS ES UN CLUB al que le tengo un sentimiento profesional y personal. Me dio la posibilidad de volver a jugar y afianzarme en Primera. Para mí es todo magnificado: alegrías y tristezas. No es un equipo más en mi carrera. Si no pasa nada raro, me retiraré en All Boys.

EL OBJETIVO DE ESTE AÑO es mantener la categoría. Estamos capacitados para hacerlo. Sorprendimos a muchos el año pasado y por ahí algunos pretendían que nos clasificáramos a la Libertadores de este año. Pero no. Mi ilusión es que All Boys llegue a jugar en Primera el año próximo, coincidiendo con el centenario del club.

TERMINAR EL SECUNDARIO tendría que ser una obligación de los clubes para con los futbolistas. En Inferiores, de 50 compañeros que tuve, solo seis llegamos a jugar en la A y dos, en el ascenso. Y solo uno está salvado en lo económico. Después, pasás a ser un jubilado con 35 años. Encima, tenés que generar un ingreso similar al del fútbol, lo que es difícil de alcanzar en un trabajo normal. Si no tenés estudios, es complicado. El futbolista está mal acostumbrado, porque no sabe muchas veces hacer otra cosa que jugar al fútbol. Entonces, hay que capacitarse.

SI SOS ARQUERO, es imposible no comerte varios goles. Es la naturaleza del puesto. Me pongo mal cuando los goles vienen por errores técnicos. Si la pelota me picó mal y se me fue por debajo del cuerpo, mala suerte. Ahora, lo que más duele es si uno hizo mal un movimiento.

ME SENTI respetado y escuchado, aun de chico, porque trato de decir la menor cantidad de boludeces posibles. Es mejor mantener la boca cerrada y que todos piensen que sos un bobo, antes que abrirla y que lo confirmen. Trato de hablar cuando creo que diré algo coherente. Puedo estar equivocado o no. El tema es que lo fundamento desde un pensamiento.

SER TECNICO es muy difícil en la Argentina y en muchos otros países. Hay poca paciencia. Si un entrenador pierde tres partidos seguidos, ya le preguntan si continúa o no. Al técnico se le exige, en muchos casos, de una manera que no es proporcional con lo que se le brinda: condiciones y tiempos de trabajo. No podés pretender que el tipo arme un plantel en 25 días con ocho jugadores que se le fueron, diez que le llegan, y encima algunos de esos se integran sobre el inicio del torneo. Es un absurdo. No conformás en ningún trabajo del mundo un grupo que el día 25 funcione como un violín. Se produce con el tiempo. Y los proyectos no existen en el fútbol. No me veo con paciencia para ser entrenador.

MI HERMANO CUCHU  es de lo mejor que vi tácticamente. Puede jugar en cualquier puesto y cumplirá bien la función. Después, analicemos las condiciones físicas y técnicas. Es zurdo, puede jugar de cuatro y sabe qué tiene que hacer. Puede llegar al fondo y tirar mal el centro con derecha. Pero no quedará nunca mal parado, ni se lo verá perdido en la cancha. Quizás no se lucirá en todos los puestos, ni la cambiará de frente 40 metros con derecha, por más que sepa que la jugada pide eso. Jugó de central con Mourinho, de volante por izquierda en la Selección, y Pekerman lo puso de tres cuando debutó en el Sub 17.

EL FUTBOL ES una parte importante, pero no mi vida. Es un trabajo que amo, aunque a veces me encantaría tomármelo como tal. Me haría menos mala sangre y hasta quizás lo podría realizar mejor. Igual, no lo viviría jamás de otra manera. Por ejemplo, cuando se juega un partido y ceno con mi señora, lo sigo por el teléfono para estar al tanto. Sin embargo, todo lo externo al fútbol me permite oxigenarme para afrontar la parte futbolística con los pulmones llenos de aire.

HAY QUE ser buena persona, honesto, que el ego no te sobrepase y tampoco creerte que te las sabés todas. Los objetivos se alcanzan a través del trabajo y del sacrificio, y no siendo ventajero.

Por Darío Gurevich / Foto: Jorge Dominelli