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Víctor Zapata, bonus de confesiones
La remó más de la cuenta para destacarse en el fútbol, tras su inicio en Juventud Unida, en el ascenso. A sus 33 años, acumula seis títulos locales, cuatro con River y dos con Vélez, equipo en el que es figura y con el que reinventó su carrera.
Por Redacción EG ·
06 de marzo de 2012
La nota original salió publicada en la edición de marzo de 2012 de la Revista El Gráfico. A continuación, un complemento exclusivo para nuestros lectores de la web.
EL FUTBOL es todo. Me acostaba, soñaba y me levantaba pensando en el fútbol. Iba al colegio y esperaba que llegara el recreo para jugar a la pelota. Es más, volvía de la escuela y otra vez me iba a patear. El fútbol era lo mío, lo que quería para mí.
PASE de la Primera de Juventud Unida, en el ascenso, a la Quinta de Argentinos Juniors, donde luego salí campeón. Chiche Sosa me subió a la Primera de Argentinos, en la que jugué dos torneos. Me fue bien. Sosa me enseño bastantes cuestiones, esas que te marcan para ser un jugador con todas las letras.
JUGUE el Torneo Esperanzas de Toulon en 1999. Fue una linda experiencia. Perdimos la final ante Colombia, por penales, y salimos segundos. Se armó un grupo bárbaro con jugadores del fútbol local.
VINE de Toulon, lesionado, y me enteré de que vendieron al Lobo Ledesma a River y de que yo también entraba como parte de la operación. Por eso, llegué a River. Me sorprendió mucho, porque todo se hizo de un día para el otro. No miré los tiempos. Nunca maldije de eso, ni pensé en quedarme más en Argentinos con la intención de explotar ahí. Pasé en un buen momento a River y Ramón Díaz me bancó desde el arranque.
VALORO ESTAR de este lado del alambrado, en el grupo de jugadores de Primera A. A mí me tocó empezar del otro lado, entre muchachos más grandes que jugaban en el ascenso. Yo la peleé y tengo mi premio.
LA EXPERIENCIA en Valladolid fue muy buena. Aprendí conceptos: jugar a dos toques, mostrarse y ser más preciso con la pelota. No es un club grande de los de España, pero me trataron bárbaro.
ASTRADA me pidió para que volviera a River. A Leo lo había tenido como compañero y era un fenómeno porque siempre te aconsejaba bien. Además, es una gran persona. Y regresé, entonces, con otra cabeza, más maduro, más consciente de todo. Nos fue mal porque no nos acompañó la suerte.
LOS DIRIGENTES de River no fueron frontales en su momento. No cumplieron con lo pactado. Habíamos tenido unas idas y vueltas en la pretemporada. Pero Daniel Passarella me dijo que me necesitaba y terminé jugando libre. Había cumplido un ciclo en el club.
SUFRI los insultos y el reconocimiento en los diferentes clubes que jugué: Argentinos, River y Vélez, por ejemplo. Eso está bueno porque te hace tener los pies sobre la tierra; uno no es figura ni reconocido de entrada y la debe luchar.
ERA RESISTIDO al principio en Vélez. Me costó adaptarme hasta que se armó una estructura de equipo importante. Hoy, disfrutamos de eso.
LOS VIAJES de las Copas me encantan, y más si tenemos que visitar a equipos brasileños, porque llegar a los estadios es complicado, te rompen los vidrios del micro. Se vive con adrenalina.
JAMAS daria una charla técnica. Sería una falta de respeto. Somos varios los experimentados en Vélez que podemos hablar. De hecho, lo hacemos siempre, pero cuando corresponde. El equipo es maduro y cuenta con buena gente que tiene permitido opinar en ciertos momentos.
TENGO dos tatuajes y debo ir por el tercero. Lautaro, de diez años, está en este brazo, Mateo, de cuatro, en este otro, y me falta Franco que roza el año y medio. Mi viejo falleció y me hice los primeros tatuajes al tiempo. Si me hubiese visto, me cagaba a patadas (risas). La justificación es que quiero llevar a mis hijos a todos lados conmigo.
La entrevista completa a Víctor Zapata para la sección Confieso que he Aprendido aparece en la edición de marzo de 2012 de El Gráfico, en todos los kioscos.
Darío Gurevich
Twitter: @dariogurevich
SUMA seis títulos. Ganó cuatro en River y dos con Vélez.
PASE de la Primera de Juventud Unida, en el ascenso, a la Quinta de Argentinos Juniors, donde luego salí campeón. Chiche Sosa me subió a la Primera de Argentinos, en la que jugué dos torneos. Me fue bien. Sosa me enseño bastantes cuestiones, esas que te marcan para ser un jugador con todas las letras.
JUGUE el Torneo Esperanzas de Toulon en 1999. Fue una linda experiencia. Perdimos la final ante Colombia, por penales, y salimos segundos. Se armó un grupo bárbaro con jugadores del fútbol local.
VINE de Toulon, lesionado, y me enteré de que vendieron al Lobo Ledesma a River y de que yo también entraba como parte de la operación. Por eso, llegué a River. Me sorprendió mucho, porque todo se hizo de un día para el otro. No miré los tiempos. Nunca maldije de eso, ni pensé en quedarme más en Argentinos con la intención de explotar ahí. Pasé en un buen momento a River y Ramón Díaz me bancó desde el arranque.
VALORO ESTAR de este lado del alambrado, en el grupo de jugadores de Primera A. A mí me tocó empezar del otro lado, entre muchachos más grandes que jugaban en el ascenso. Yo la peleé y tengo mi premio.
LA EXPERIENCIA en Valladolid fue muy buena. Aprendí conceptos: jugar a dos toques, mostrarse y ser más preciso con la pelota. No es un club grande de los de España, pero me trataron bárbaro.
ASTRADA me pidió para que volviera a River. A Leo lo había tenido como compañero y era un fenómeno porque siempre te aconsejaba bien. Además, es una gran persona. Y regresé, entonces, con otra cabeza, más maduro, más consciente de todo. Nos fue mal porque no nos acompañó la suerte.
LOS DIRIGENTES de River no fueron frontales en su momento. No cumplieron con lo pactado. Habíamos tenido unas idas y vueltas en la pretemporada. Pero Daniel Passarella me dijo que me necesitaba y terminé jugando libre. Había cumplido un ciclo en el club.
SUFRI los insultos y el reconocimiento en los diferentes clubes que jugué: Argentinos, River y Vélez, por ejemplo. Eso está bueno porque te hace tener los pies sobre la tierra; uno no es figura ni reconocido de entrada y la debe luchar.
ERA RESISTIDO al principio en Vélez. Me costó adaptarme hasta que se armó una estructura de equipo importante. Hoy, disfrutamos de eso.
LOS VIAJES de las Copas me encantan, y más si tenemos que visitar a equipos brasileños, porque llegar a los estadios es complicado, te rompen los vidrios del micro. Se vive con adrenalina.
JAMAS daria una charla técnica. Sería una falta de respeto. Somos varios los experimentados en Vélez que podemos hablar. De hecho, lo hacemos siempre, pero cuando corresponde. El equipo es maduro y cuenta con buena gente que tiene permitido opinar en ciertos momentos.
TENGO dos tatuajes y debo ir por el tercero. Lautaro, de diez años, está en este brazo, Mateo, de cuatro, en este otro, y me falta Franco que roza el año y medio. Mi viejo falleció y me hice los primeros tatuajes al tiempo. Si me hubiese visto, me cagaba a patadas (risas). La justificación es que quiero llevar a mis hijos a todos lados conmigo.
La entrevista completa a Víctor Zapata para la sección Confieso que he Aprendido aparece en la edición de marzo de 2012 de El Gráfico, en todos los kioscos.
Darío Gurevich
Twitter: @dariogurevich
