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Las flores de Román a Iniesta, lejos de la casualidad

El 10 de Boca suele acordarse de su amigo, con quien compartió charlas y entrenamientos durante su corta estadía en el Barcelona.

Por Redacción EG ·

19 de diciembre de 2011
Imagen ROMAN llegó al Barcelona en el 2002, cuando Iniesta jugaba en el filial. De esa época nació una gran relación entre dos de los estrategas más grandes del mundo.
ROMAN llegó al Barcelona en el 2002, cuando Iniesta jugaba en el filial. De esa época nació una gran relación entre dos de los estrategas más grandes del mundo.
Más allá del espléndido momento que pasa este Barcelona, quizá el mejor equipo de todos los tiempos y con el privilegio de haber juntado en cancha a la mejor generación de futbolistas, no resulta para nada extraño escuchar elogios de Román a Iniesta. Tras la final del Mundial de Clubes, en la que el Barcelona se impuso por 4-0 al Santos brasileño -logró la mayor diferencia en una final de este certamen-, Riquelme dijo: “Messi es el más grande, pero el que mejor juega a esto es Iniesta”. Nada es casualidad.

El enganche xeneize llegó al Barcelona en 2002, cuando Iniesta estaba en el filial y aún no había desplegado ni la mitad de todo su talento. Lo vio jugar, compartió entrenamientos con él y se asombró por su habilidad, como lo hizo años después el mundo entero. “Empezó a entrenar con nosotros y le agarré mucho cariño. Pasábamos mucho tiempo juntos. Debutó en esa época y desde entonces tenemos una gran relación. Siempre seguimos hablando”, fueron las palabras de Riquelme, que a diferencia del español no tuvo la suerte de integrar un equipo en el Barcelona que jugara al fútbol de la manera en que juega hoy, con un funcionamiento colectivo desde la tenencia que realmente impresiona.

Muchos se preguntan, de hecho, qué papel cumpliría Riquelme en el equipo que ahora ostenta el Barcelona, que ya lo ganó todo en los últimos años; y qué habría sido de su carrera en Europa de haber tenido como DT a Guardiola en lugar de Van Gaal. Nadie lo sabrá jamás. Lo que sí se sabe es que Román disfruta de ver a este Barcelona, y más aún de ver brillar a Iniesta, porque juega como a él mismo le gusta, al estilo que él mismo pregona: el de la paciencia, el de intentar y volver a empezar, el de no guardarse nada.

Por lo tanto, no es que Riquelme haya colocado a Messi por debajo de Iniesta, ni mucho menos. Lo que hizo fue diferenciarlos desde el punto de vista del protagonismo. Sabemos que el Barcelona depende más del rendimiento colectivo que del individual, pero también es cierto que la jugadas se construyen desde el eje, el medio, y ese es el sector que Iniesta comparte con Xavi. Lio es el mejor jugador del mundo, de eso ya no quedan dudas, pero él se encarga de colocar la frutilla del postre; en la cocina están tipos como Iniesta, que elaboran como pocos y hasta a veces desequilibran de manera individual.

“Sabe cuándo hay que ir para adelante, cuándo hay que ir para atrás. Si tiene la pelota por izquierda sabe quién está en la derecha, sabe todo lo que hay que hacer. Cuándo tiene que gambetear, cuándo tiene que ir más rápido, más lento. Pienso que eso es lo único que no se puede comprar ni aprender. Uno puede aprender a patear, a controlar la pelota, pero a saber todo lo que pasa en la cancha no. Con eso se nace", dijo Román de Iniesta. Elogio tras elogio, JR le sigue tirando flores a su amigo. Y no porque lo sea, sino porque tiene un talento parecido al suyo, el talento propio de los estrategas naturales. Y de esos quedan pocos en el mundo.

Por Pablo Amalfitano