(sin categoría)

Maravilla y un final anunciado

El sábado, en Atlantic City, noqueó a Darren Barker, aunque bajando tanto los brazos, que recibió un castigo innecesario (y, por cierto, muy poco)

Por Carlos Irusta ·

02 de octubre de 2011
SERGIO MARTINEZ le ganó sin grandes dificultades a Barker. Es cierto: 1) sangró de la nariz; 2) recibió unos cuantos golpes; 3) por un momento, mal parado, anduvo por la lona aunque claro que sin conteo; 4) perdió algún asalto. O sea, quedó demostrado que además es un ser humano, no una máquina de ganar sin riesgo alguno.

Pero, si miramos la otra parte... 1) Noqueó a un rival al que le derrumbó todos los puentes de la esperanza; 2) le pegó a Barker tremendos jabs de derecha que sonaron como latigazos; 3) no estuvo en peligro en ningún momento; 4) tuvo aire suficiente para terminar con la pelea en el ante último round y de un zurdazo irreprochable. ¿Entonces?

Parece que, para muchos, fue Barker lo que se dice un gran rival, porque aguantó. Pero así son muchos los que aguantan: cerrando la guardia y tapándose con ambos guantes la cara, tirando pocos golpes (se sabe que, cuando se lanzan golpes... también se reciben a través de los huecos que dejamos) y conformándose con ser un digno rival, no un retador a un campeonato mundial.

Martínez bajó demasiado los brazos y hasta peleó algunos rounds sin guardia, tal vez para provocarlo a Barker, para que se abriera un poco; no lo logró del todo y, como no lució tanto como otras veces, dejó la impresión de que el inglés hizo una buena pelea, cuando quien en realidad le permitió lucir fue Martínez con sus lagunas.

Definió a lo campeón, de una sola y tremenda mano –aunque Barker, a esa altura, lo único que quería era llegar de pie, estaba fundido- y siguió clamando por rivales.

Es que, en cada presentación, Maravilla da espectáculo, noquea y provoca, lo cual, aunque sea una paradoja, lo deja cada vez un poco más solitario, por la gran diferencia que tiene con sus seguidores.