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Derrumbó a un Goliat, ahora le toca otro

Djokovic abandonó ante Del Potro en el cuarto punto y Argentina tiene una nueva chance de obtener la gloria con España. ¡Y en la edición número 100 de la Copa Davis!

Por Redacción EG ·

18 de septiembre de 2011
Imagen CAYO GOLIAT. Djokovic, quien parecía invencible por todo lo que logró a lo largo de la temporada, se resintió de su lesión en la espalda y le abrió a Argentina las puertas a una nueva final (AFP).
CAYO GOLIAT. Djokovic, quien parecía invencible por todo lo que logró a lo largo de la temporada, se resintió de su lesión en la espalda y le abrió a Argentina las puertas a una nueva final (AFP).
La imagen lo dice todo. Djokovic desplomado, sin poder soportar el dolor. La caída de un gigante. Con semejante temporada, el físico podría haberle pasado factura en cualquier momento. Pero lo hizo hoy. Y Argentina está en la cuarta final de Copa Davis de su historia.

Que a nadie se le ocurra decir que Del Potro ganó porque el número uno del mundo abandonó. En primera instancia, fue el tandilense quien lo obligó a salir a la cancha. ¿O acaso Serbia iba a mandar a Troicki a que aguantara esos terribles saques? Impensado. Nole iba a saltar al court en la condición física que estuviera, sin contemplar las consecuencias.

En el aspecto tenístico, Delpo dominó de principio a fin. Con un juego a base de buenos servicios y una derecha tajante y profunda sobre el mismo golpe del serbio, cerró el primer set en el tie break y pudo sacar una pronta diferencia en el comienzo del segundo. Y ya no hubo tiempo para nada más; la espalda de Djokovic no lo soportó. 7-6 (5), 3-0, abandono y pasaje a la final.

En el tan ansiado reencuentro, las figuras del equipo argentino fueron enormes. Nalbandian, se sabe, da todo por este título. Y dio todo también para vapulear a Troicki. Delpo hizo lo suyo con Tipsarevic y puso la serie 2-0. Pero hay algo más: el tandilense recuperó esa solvencia que supo tener en aquella semifinal con Rusia en 2008, cuando le tocó cerrar con autoridad el quinto punto ante Andreev. La reconciliación, con el juego y con David, dio sus frutos.

El manejo de grupo, eso que tanto se le reclamó a Tito Vázquez desde que asumió, ya no es más que un mito. La primera vez que pudo formar el equipo con David y Juan Martín -nada menos que en Belgrado y contra Djokovic y sus amigos- supo de movida cómo resolver la situación. A base de charlas y bromas, sobre todo delante de la prensa -que insistió demasiado en la previa sobre ese tema-, superó el escollo más grande. Del Potro y Nalbandian nunca serán amigos, pero conversaron, se mostraron activos y hablaron acerca de la estrategia a utilizar en cada uno de los partidos. Juntos, derrumbaron el imperio que Serbia había edificado en el Belgrade Arena, donde jamás había perdido una eliminatoria.

Argentina está en una nueva final. Nos espera España, otro Goliat. La poderosa España. La España del temible Nadal y de la ‘Pared’ Ferrer. La España del Verdasco que se recibió de Top Ten justo después de pegar el salto de calidad en la final de 2008.

Será esta vez en Valencia o en Alicante. En Mar del Plata, y con todo a favor, se escapó. Ahora, con el escenario más difícil y justo en la edición número 100 de la Copa Davis, Argentina irá por la quimera y la gloria. Ese logro único que se le negó al tenis argentino durante toda su historia.

Por Pablo Amalfitano
@amalfitanopablo