(sin categoría)

River salió de perdedor

Es la mejor noticia que le deja su debut victorioso ante Chacarita. Llevaba 9 sin ganar. Sensaciones y postales de una noche histórica.

Por Diego Borinsky ·

17 de agosto de 2011
“Estamos en la Beeeeeeeeeeeeee”, gritó el Tano Pasman. El día llegó. Y la ficha cayó.
 
Jornada de nostalgias para el hincha de River. Semana dura: ver por la tele Arsenal-Rafaela, con tan poquita gente y tantos errores, relojear San Martín de San Juan-Tigre en cancha raleadas, procesar All Boys-Belgrano y elaborar que eso es la A y esto es la B.
 
Mezclas de sentimientos. Bronca, tristeza y angustia bombeando desde el ventrículo izquierdo; aguante, banca, fidelidad más que nunca en la mala saliendo desde el derecho. Y el retorno a la escena del crimen, Monumental que me hiciste mal.
 
River ganó en su debut en la B Nacional. Era lo más importante. Sumaba 9 fechas aciagas sin conocer la victoria, entre los 7 tortuosos capítulos que siguieron a la victoria insufrible ante Racing en Avellaneda, cuando JP Carrizo todavía usaba el disfraz de superhéroe y los 2 de la Promo frente a Belgrano (a propósito, ¿algún dirigente propondrá en Comisión Directiva cambiarle el nombre a la tribuna que justamente se llama Belgrano?). El hincha ya se había olvidado lo que era salir cantando un triunfo del Monumental. En buena hora. Porque si ya es un calvario tolerar este tránsito por la segunda división, encima empezar torcido con pronóstico reservado, bueno, mejor ni pensarlo. Al Tano ya no le alcanzaría con media pastillita. Ni siquiera con una entera.
 
River superó 1-0 a Chacarita y si no fuera por los medios que avisaron con bombos y platillos en estos días muy pocos se hubieran percatado de que se trataba de un partido de B Nacional. River jugó en su estadio de siempre, con su césped impecable de siempre, con el apoyo conmovedor de siempre e intentando practicar el fútbol que signó su historia desde siempre. Estaban Almeyda, Cavenaghi, el Chori, caras conocidas. No se sacó casi ventajas con su rival, como tampoco se las sacó en los últimos dos años en Primera con casi todos sus adversario. Está claro que el rigor de la categoría, River (equipo e hinchada) lo sentirá cuando vaya a jugar a destinos inéditos en campos inhóspitos. Cuando visite a Deportivo Merlo, Almirante Brown, Defensa y Justicia, Boca Unidos, Guillermo Brown de Puerto Madryn, Atlanta. Con menos espacios y sin aliento. Allí se sentirá realmente jugando en la B. Mientras tanto, como esta noche, puede hacer de cuenta de que no.
 
Instantáneas y conclusiones, entonces, de este estreno.
 
* “Pelado, Pelado” sonó como primer hit individual. “El Cavegol, el Cavegol” lo siguió. “Olé, olé, olé, olé / Chorí, Chorí” completó el terceto. La tribuna se expidió en ese orden reconociendo a sus estandartes: Almeyda porque ni pestañeó para tomar este hierro caliente. Y porque se le debía la despedida de las canchas. A Fernando, por mostrar los dientes cuando parecía que su regreso estaba vedado por capricho de Passarella, y porque se formó en la casa, y quiere al club de verdad. Y al Chori porque se bajó de Europa, de uno de los clubes más importantes como el Valencia, con la misión indispensable de sacar a River de la B. Lo curioso es que el Chori jugó sólo un año con la Banda. Pero le pegó. Y fuerte. En ningún otro lado el fútbol lo hizo tan feliz. Por eso vino.
 
* River tuvo 10 en actitud. Aunque para muchos es un valor difícil de medir, se vio a casi todos tirarse de cabeza a pelear cada dividida. Hasta en el minuto final, con el desgaste físico, Cavenaghi y el Chori hicieron “culopatín” para tapar algún despeje desde el fondo que podía transformarse en centro peligroso.
 
* El Chori Domínguez fue el mejor. Le anularon un gol por un off side de centímetros, Pena le sacó una increíble sobre la línea por milímetros y una tercera pegó en el palo. Pero además bajó, pivoteó, aguantó la pelota en momentos calientes, salió por un lado, por el otro y generó faltas. Cuando al equipo le quemaba la pelota y no sabía qué hacer, se la daban al Chori. Y el Chori se las ingenió para no perderla y armar jugadas. El N° 10 de crack le quedó dibujado en la espalda. Puede ser el mediapunta que acompañe a Cavenaghi o también el enganche con dos delanteros por delante. Pinta para ser la gran figura del equipo.
 
* Carlos Sánchez y Martín Aguirre (un doble del Luigi Villalba, físicamente) también dejaron su huella y se ubicaron un escalón por debajo del Chori. El uruguayo las pide todas: tiene cambio de ritmo, buena pegada (precioso centro para el gol de Díaz), desborde y un vigor físico impactante. Parece que no se cansa. El Pelado es guapo, va al piso en casi todas, pero además distribuye con mucho criterio: sabe cuándo jugar corto, cuándo largo y tiene muy buen remate de lejos. Serán otras dos columnas.
 
* Al capitán Cavegol se lo vio algo fuera de foco. No conectó casi nunca. En una sola ocasión estuvo cerca de gritar, con una tijera algo mordida que luego el Chori corrigió pero fue anulada por off side. Hay que darle tiempo. La calidad la tiene, se le nota en los movimientos. Y los goleadores, en cuanto se despiertan, no paran más.
 
* Juan Manuel Díaz pasará a la historia como el hombre que convirtió el primer gol de River en la B. Metió un cabezazo perfecto, al ángulo. Después evitó el 1-1 cerrando por detrás de Chichizola. “¡¿Por qué no hiciste lo mismo contra Belgrano, y la puta madre que lo parió?!”. Tranquilo, Tano, tomate otra pastillita.
 
* A los pibes Abecasis y Ocampos no les pesó la camiseta. Entraron a la cancha sin temores: la pidieron, encararon, se mostraron. Les faltó claridad, sobre todo en la segunda parte. Chichizola respondió con sobriedad, sobre todo en los centros y no paró ni un solo pase hacia atrás que le dieron sus compañeros –con abusiva frecuencia por el estado complicado del campo-, sino que las revoleó de una. Seguramente fue una indicación del banco.
 
* A River le sigue costando horrores defenderse con la pelota, tenerla, no quedar expuesta a la decena de centros desde cualquier rincón del campo de juego que son una amenaza constante de gol. Deberá resolver ese déficit si no quiere parir este campeonato que nunca imaginó jugar y hoy ya lo tiene como partícipe necesario e involuntario. Por lo pronto, salió de perdedor. Y no es poco.