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De héroe en el campo a figura detrás del escritorio

Fue clave en la final europea ante Barcelona. Los hinchas rumanos lo conocen como el "héroe de Sevilla", la historia de un ícono en tiempos de comunismo.

Por Redacción EG ·

04 de agosto de 2011
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El Steaua Bucarest tuvo la etapa futbolística más importante de su historia a fines de la década del 80. Precisamente en 1986, alcanzó la gloría europea tras ganarle en la final de la Copa de Campeones al Barcelona. El héroe del partido decisivo fue el actual presidente del club, el ex arquero, Helmut Duckadam.

Sin embargo, la vida del arquero no se parece a la de un héroe, ya que se retiró con pocos honores. Según la versión oficial, un par de semanas después de haberse convertido en campeón europeo, sufrió una trombosis en el brazo derecho que lo alejó de las canchas. Pero la realidad marca que en esta historia existe un lado B.

En 1986, la dictadura de Nicolae Ceausescu azotaba a Rumania y su hijo, Nicu, era el presidente del Steaua. Luego de la final de la Copa de Europa, Ramón Mendoza - presidente del Real Madrid-, feliz por la derrota del Barcelona en el partido decisivo, le regala a Duckadam un Mercedes Benz, que en ese momento era inaccesible para cualquier jugador-.

La soberbia de Nicu no aguantaba que un jugador de la plantilla tenga un auto que no perteneciera al régimen, entonces le reclamó fuertemente a Duckadam para que se lo entregara a la nación, pero el arquero se negó. A raiz de esta decisión, una patrulla de la “policia política rumana” irrumpió en la casa del héroe en la Final europea y le rompió las dos manos, dejándolo imposibilitado para atajar.

Cuando estaba para regresar, todos los clubes grandes del régimen le cerraron la puerta y tuvo que volver en un club de muy baja categoría. En la actualidad, el polemíco (y multimillonario) empresario George Becali tuvo un reconocimiento a su trayectoría y lo nombró presidente del Steaua Bucarest.

Federico Lamas