(sin categoría)

River: oportunidad histórica

No hay consuelo para este momento. Pero River vive una ocasión ideal para refundarse. Si no, todavía puede estar mucho peor.

Por Diego Borinsky ·

27 de junio de 2011
River todavía puede estar peor. Mucho peor.

Hoy es un día de luto para la familia riverplatense. El fútbol no es cuestión de vida o muerte, pero en Argentina se le aproxima bastante. No se afirma que está bien que así sea. Pero es. Por lo tanto, cualquier línea editorial que intente hacer pasar este momento por uno más de la coyuntura diaria, morirá de muerte natural. De falsedad sentimental.

River todavía puede estar peor. Mucho peor.

Por eso, después del llanto y la angustia, aunque la marca quede para siempre en el corazón, habrá que empezar a mirar más allá.

River puede estar mucho peor.
Puede sufrir una quita de puntos y empezar menos 10 o menos 10 en la B Nacional.
Puede seguir sufriendo con el promedio, pero en la B Nacional.
Puede correr riesgos de irse a la B Metropolitana.
River puede ir a concurso de acreedores.
Y ver cómo llegaban los pedidos de quiebra.
Puede tener que cerrar sus más de 50 actividades federadas por falta de presupuesto.
Y tener que despedir a sus empleados.
Puede ver cómo embargan sus bienes.
Que cierre la escuela y la Universidad.
Y que alguien le ponga rueditas al Monumental y se lo lleve, como profetizaba amargamente Beto González, fugaz jefe de prensa en la era Davicce.

Tal vez sea el pesimismo abrumador el que invita a ver el futuro entre tinieblas. Con el alma en sombra es difícil esquivar los pensamientos más funestos. Nadie imaginaba que River un día se podía ir a la B. Y se fue nomás.

Van, a modo de propuestas, un par de ideas, entonces, para intentar salir de este pozo.

Por lo pronto, al hincha: asociarse. El club contará con recursos genuinos, que los necesitará más que en ningún momento. Luego, adquirirá el derecho de votar. Para ser parte hay que involucrarse. Y pensar bien antes de votar.

Luego, Daniel Passarella debe convocar a todas los candidatos que participaron en las últimas elecciones. Si bien heredó una situación calamitosa, demostró que solo no puede gobernar. Tuvo muchas oportunidades para esquivar el oprobio y no lo consiguió. Aunque el daño ya está hecho y es irreparable debe bajar del pedestal y convocar a todos los riverplatenses de buena fe que dejen las ansias de poder de lado y estén dispuestos a poner el hombro.

Passarella debe llamar a Rodolfo D’Onofrio y Antonio Caselli. A Mera Figueroa, a Roncagliolo, a Kiper, Davicce, Santilli, a todos. Juntarse una semana y escuchar las propuestas para el futuro. No hay mucho tiempo porque en un mes y medio arranca el campeonato de la B Nacional. De esa tormenta de ideas debe salir un rumbo claro y fijo en el tema institucional, económico y deportivo. Que acuerden al menos según la opinión de la mayoría. Entre otras cosas se debe definir el perfil de entrenador (no es lo mismo Caruso Lombardi que Ramón Díaz) y cómo se conformará el plantel.

Aseguran por estos días que River tiene 14 millones de hinchas. Supongamos que sean 10, por bajarlo un poco. Si cada uno pusiera 10 pesos por mes durante un año para ayudarlo, River dispondría de 100 millones de pesos mensuales, 1.200 millones de pesos para un campeonato. ¿Qué hincha no daría eso y mucho más? Es una idea, nomás. Debe haber muchas más. Y aunque esta pueda ser de muy compleja aplicación, es apenas un cálculo numérico que indica el potencial que tiene esta pasión llamada River Plate.

La situación es dificilísima, pero las crisis suelen ser oportunidades para renacer. River la tiene que aprovechar. Si la soberbia le da una tregua a Daniel Passarella, este descenso puede transformarse en un punto de quiebre en los 110 años de historia del club.
Caso contrario, River todavía puede estar mucho peor.