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El Torino Chela

Su constancia y dedicación le permitieron, a los 31 años, conseguir muy buenos resultados y regresar a la elite del tenis mundial, donde supo estar años atrás. La historia de su nuevo apodo.

Por Redacción EG ·

30 de mayo de 2011
Imagen Juan Ignacio Chela se alzó con seis títulos de ATP en su carrera. Además, es el argentino con mayor edad en ganar un torneo.
Juan Ignacio Chela se alzó con seis títulos de ATP en su carrera. Además, es el argentino con mayor edad en ganar un torneo.
Son pocos los tenistas que superan los 30 años y siguen dando qué hablar. Aunque aún no sea del todo reconocido por lo que logró, Juan Ignacio Chela es uno de ellos. Quizá le pesó el hecho de haber pertenecido a La Legión y por eso se opacó su labor en el circuito. Pero, en tiempos en los que se considera que la mejor generación de jugadores argentinos de la historia transita el camino del final, el Flaco demuestra que los veteranos también pueden ganar.

Sin olvidarse de su verdadero apodo, el de Ciudad Evita se hace llamar Torino, en referencia al mítico auto argentino, fabricado hasta el año 82. La historia se remonta al año 2009, cuando Tito Vázquez, capitán del equipo de Copa Davis, no lo convocó para jugar una serie. “Yo venía de un momento un poco complicado y él le dijo a mi entrenador: ‘cuando tenés un Torino es muy difícil competir contra los autos nuevos’”, confesó Chela.

Lo conseguido por este Torino durante su carrera refleja la importancia de la constancia en el deporte. El Flaco, dueño de seis títulos de ATP, nunca aparece como gran favorito a alcanzar las instancias finales en varios de los torneos que juega, pero siempre sorprende ingresando por la ventana.

Con 20 años, superó la etapa de clasificación en el certamen de México D. F., en 2000, y se quedó con su primer trofeo. También lo hizo en Roland Garros, en aquella edición que ganó Gastón Gaudio en 2004, cuando se metió por primera vez entre los ocho mejores en un torneo de Grand Slam, resultado que no tomó real dimensión ya que en semifinales hubo tres integrantes de La Legión (Nalbandian, Gaudio y Coria). Y le volvió a suceder algo parecido al término de ese Abierto de Francia, cuando ocupó el puesto 15 del ranking mundial (su mejor posición) y había otros tres argentinos dentro de los mejores 10 del mundo.

Hoy, con la Legión ya casi fuera de actividad, sus méritos toman real importancia. En 2010 consiguió, por primera vez en su carrera, dos títulos en una misma temporada (Houston y Bucarest), y regresó tras más de tres años al top 50. Venció en Houston tras ganarle a cuatro cabezas de serie (Eduardo Schwank, Lleyton Hewitt, Horacio Zeballos y Sam Querrey) y, con 31 años, se quedó con uno de los tantos records en manos de Guillermo Vilas. Es el jugador argentino con más edad en conquistar un torneo de ATP.

Ya en 2011, y contra todo pronóstico, alcanzó la final, por primera vez, del ATP de Buenos Aires, en la que cayó con el español Nicolás Almagro. Nadie esperaba semejante actuación en el legendario Lawn Tennis Club, teniendo en cuenta que las esperanzas argentinas estaban totalmente depositadas en Mónaco y Nalbandian, que se despidieron en cuartos de final. El nivel que mostró durante el torneo le valió una nueva convocatoria para jugar la Copa Davis, ante Rumania en Parque Roca.

Además, volvió a sorprender al meterse entre los ocho mejores en Roland Garros tras siete años. “Jamás imaginé estar de nuevo acá. La experiencia suma, pero el físico no es el mismo, ja”, bromeó el Torino, que va por buen camino. Antes de perder su partido ante el escocés Andy Murray, ingresó al estadio en el único Torino (de color amarillo) que había en continente europeo, en una producción de ESPN.

Chela cuenta con un juego veloz desde la base y maneja muy bien el contragolpe. Siempre dominó mejor el polvo de ladrillo. De hecho, obtuvo todos sus títulos sobre esa superficie. Su consistencia es de temer en el circuito. No es nada fácil vencerlo en canchas lentas y comete muy pocos errores. Su principal problema, a los casi 32 años, es el mismo que tenía el famoso automóvil nacional: le llenabas el tanque y se consumía en poco tiempo. El físico le pasa factura con el correr del tiempo, pero a Chela, aguerrido como siempre, todavía hay que pararlo.

Por Pablo Amalfitano