El fenómeno Djokovic

Intratable. Lleva 37 victorias consecutivas en el año y cosechó siete títulos. Cuando todos pensaban que su invicto se caería comenzada la temporada de polvo de ladrillo, donde Rafael Nadal imponía su liderazgo, volvió a sorprender al mundo.

Novak Djokovic, sin dudas el tenista del momento, derrotó al español en las finales de Madrid y Roma, quedando así a sólo 405 puntos de la cima del ranking ATP. Además, ya se aseguró un lugar en el Torneo de Maestros de Londres, que reúne a los ocho mejores de la temporada, a más de seis meses de su comienzo (es el segundo de la Era Abierta -desde 1968- en conseguirlo antes del Abierto de Francia -Nadal lo hizo en 2009-).

Su ambición de ser el mejor del planeta parece casi inminente, ya que sólo depende de sí mismo para alcanzar ese objetivo en Roland Garros. Nadal suma 12.070 puntos, cifra que mantendría en caso de defender el título en París (alcanzaría seis coronas e igualaría al sueco Björn Borg en el abierto francés), mientras que Djokovic tiene 11.665, de los cuales sólo defenderá en el segundo Grand Slam del año 360, correspondientes a los cuartos de final que logró en 2010. Planteado este escenario, la única posibilidad que tiene Nadal de mantenerse en la cúspide del escalafón es ganar el título y que el serbio no llegue a la final.

Semejante panorama es consecuencia del abrumador dominio de Djokovic, que tiene dos récords históricos por destrozar. Con 37 triunfos en la temporada, es dueño del segundo mejor comienzo, a sólo 5 del estadounidense John McEnroe, que registró 42 en 1984. Por otro lado, lleva 39 consecutivos (también consiguió dos en la final de la Copa Davis 2010 ante Francia) y podría igualar en Roland Garros la marca máxima en manos de Guillermo Vilas, que alcanzó 46 en 1977.

Si bien el serbio había abandonado la etiqueta de promesa en 2008, cuando venció al francés Jo-Wilfried Tsonga en la final del Abierto de Australia, es ahora cuando parece convencer al mundo de que es invencible. Comenzó a erosionar lo que parecía imposible hasta este año: la hegemonía de Nadal en canchas lentas. Lo superó en las finales de Madrid y Roma, cuando el español jamás había perdido dos partidos decisivos sobre arcilla en una misma temporada y no caía en esa superficie desde Roland Garros 2009 (octavos de final con Robin Soderling).

“Haber ganado en Madrid y Roma me da mucha confianza para ir a Roland Garros. Siento que estoy jugando el mejor tenis de mi vida”, comentó el serbio que, desde que le dio la Copa Davis a su país, no volvió a perder un partido.

Precisamente el 5 de diciembre de 2010 Serbia se alzaba, por primera vez en su historia, con el título de Copa Davis. Muchos en el mundo del tenis consideran ese suceso como el verdadero impulso de Nole para transformarse en la nueva alternativa a Nadal y Federer. Ya superó ampliamente al suizo en el ranking y está muy cerca de hacerlo con el español. Esto revela la importancia de ganar la Ensaladera de Plata por primera vez, algo que a Argentina se le volvió esquivo, pese a haber alcanzado tres finales. Si Djokovic capitalizó el triunfo en la Davis a tal punto que hoy se lo considera el mejor del momento, ¿qué sería de los jugadores argentinos de ganarla? Por ejemplo, en el caso de Del Potro, el más joven de La Legión, el impulso sería incalculable.

“Novak se mueve de manera increíble dentro de la cancha, algo que mejoró notablemente. Sin embargo, no creo que tenga chances ante Nadal en Roland Garros”, consideró el croata Goran Ivanisevic, ganador de Wimbledon en 2001. “Allí se juega sobre el polvo más lento del planeta y a cinco sets, un panorama imposible de sostener para Djokovic”, justificó.

Se sabe, no obstante, que Nole puede destruir cualquier pronóstico. Superó a Nadal en cuatro finales este año (Indian Wells, Miami, Madrid y Roma), algo que no había conseguido en toda su carrera. Por eso, y porque ya logró ganarle en polvo, se postula como un gran candidato en París.

Por Pablo Amalfitano