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El boxeador también se hace a los 30

Un vistazo en el mundo del boxeo sobre el tema que ocupó la tapa de El Gráfico de marzo

Por Carlos Irusta ·

04 de marzo de 2011

A los 20 años, Ray Sugar Leonard, emblemático boxeador de los 80, se consagraba campeón olímpico. A los 30 se retiró y a los 35, tras caer contra Terry Norris, era casi un ex boxeador. A su vez, Ray Robinson, a los 30 le ganó a su gran rival de siempre, Jake LaMotta, y a los 35 noqueó a Bobo Olson.
Dos épocas y décadas distintas. Parecería que, a medida que se modernizan los sistemas de entrenamiento, se mejoran las actuaciones. ¿Cierto o falso? En el boxeo hay que caminar con cuidado. Leonard se retiró mucho más joven que Robinson, que venía de una época distinta, menos tecnificada.
Firpo tenía 28 cuando perdió con Dempsey, la misma edad que Ringo cuando cayó ante Alí.
A los 35, Maravilla Martínez reina entre los medianos y Omar Narváez entre los supermoscas, y ambos parecen atravesar su mejor momento. Quizás porque reúnan un par de condiciones fundamentales, a través de los años, las modas y las tecnologías: entrenamiento, profesionalismo y la habilidad para no recibir piñas de más. Carlitos Monzón, el grande, el único, no era justamente de los que recibían castigo. Llegó a campeón a los 30 y prolongó su gran reinado de 14 defensas durante 7 años más.
Hoy por hoy, la gran figura del boxeo mundial es el filipino Manny Pacquiao: nacido en diciembre del 78, a los 33, está en su mejor momento. Uno de sus más enconados adversarios, el talentoso mexicano Juan Manuel Márquez, no se queda atrás: nacido en el 73, a los 38, es toda una estrella. Y Floyd Mayweather –a quien muchos consideraban, hasta hace poco, el mejor boxeador libra por libra del momento – cumplió 34 el 24 de febrero. Ni hablar del eterno Bernard Hopkins: hace poco, le robaron el triunfo ante Jean Pascual que, sino, hubiera sido campeón a los 45 (cumplió 46 en enero), siguiendo los pasos de George Foreman, quien a los 45 y 10 meses, le ganó a Michael Moorer.
Como se notará, nos estamos refiriendo a los boxeadores de hoy. Eso incluye a Luis Lazarte, quien a los 39 años se consagró campeón mundial minimosca de la FIB.
Hay boxeadores cuyo estilo explosivo, alucinante y lleno de luz, como un rayo, dura poco: los dos ejemplos más claros estarían, en el boxeo de hoy, en Naseem Hamed y Mike Tyson. Hamed, cuando fue perdiendo su extraordinaria velocidad y su capacidad de repentización, se tornó en un boxeador ordinario y se retiró rápido. Tyson, a medida que su vida se tornó en un caos y recibió algunas palizas importantes (las dos ante Evander Holyfield, por ejemplo) se derrumbó del todo.
“Los buenos boxeadores duran más”, se dice y es cierto. Aquellos que en lugar de atajar los golpes con la cabeza los esquivan, como Juan Manuel Márquez, rinden mucho más tiempo. Los que dan extraordinarias batallas como los Erik Morales tienen finales más precipitados (a propósito, Morales está por pelear con El Chino Maidana, ¿se cumplirá lo que afirmamos?)
Conducta, habilidad defensiva, inteligencia, entrenamiento y buena vida, requisitos que los boxeadores no siempre cumplen, tentados siempre desde todos los flancos: mujeres, amigos, bebidas, comidas, agasajos... Muchos se olvidan, a la hora de elegir los placeres, de aquella frase de ese célebre pensador de Parque de los Patricios, Oscar Bonavena, más conocido como Ringo que dijo:
“Cuando toca la campana, te quedás tan solo que hasta te sacan el banquito”.