Descubriendo a...

Descubriendo a Roberto Pereyra

La historia del tucumano que soñaba con conocer a Ariel Ortega y terminó jugando con él en River.

Por Alejandra Altamirano Halle ·

23 de diciembre de 2010
Imagen EN CARPETA. En Portugal aseguran que el Benfica analiza la posibilidad de negociar su pase y el de su compañero Rogelio Funes Mori.
EN CARPETA. En Portugal aseguran que el Benfica analiza la posibilidad de negociar su pase y el de su compañero Rogelio Funes Mori.
Nota publicada en la edición diciembre 2010 de la revista El Gráfico

APENAS LLEGO a River, en 2008, Roberto Maximiliano Pereyra tenía como sueño conocer a Ariel Ortega. Con 17 años, venía desde Cadetes de San Martín de Mar del Plata (el club de Juan Esnaider) con la ilusión de compartir la cancha con su ídolo. Nunca pensó que esa oportunidad le iba a llegar tan rápido. En menos de dos años, salió campeón con la Sexta, debutó en Primera y jugó con el Burrito.
Nació en Las Talitas, Tucumán, el 7 de enero de 1991 y se inició en el club UTA. Tiene como fans número 1 a Leónides Pereyra y Rosa Toledo, sus padres, quienes al igual que sus amigos le dicen Maxi. En River es más conocido como El Tucu. El 3 de mayo de 2009 debutó en Reserva ante Newell's. El DT Gustavo Zapata se lo recomendó a Néstor Gorosito, quien quedó sorprendido con el despliegue del flaquito de 1,74 metros que en las prácticas se adaptaba a cualquier posición. De hecho, comenzó como volante por derecha, luego pasó a la izquierda y después siguió como enganche.
En sólo dos semanas lo promovieron a Primera, donde hizo su presentación oficial el 16 de mayo de 2009, ante Huracán. No fue un día para recordar: River perdió 4-0.
Ingresó en varios partidos durante la era Astrada y también alternó con Cappa. En su debut como DT interino de River, Juan José López apostó por él para el superclásico. El Tucu se tenía mucha fe y no decepcionó. Por la izquierda, fue una de las figuras. A los 20 minutos del primer tiempo armó una jugada en la que esquivó defensores xeneizes, llegó al fondo y asistió a Ferrari, que la mandó por arriba del travesaño. Pereyra se mostró ágil para encarar y pasar al ataque, además de colaborar en la marca. En el complemento, casi marca un gol con un fuerte remate, una de sus  virtudes. Salió aplaudido, con la sensación de que ahora sí, había llegado al equipo para quedarse l

Por Alejandra Altamirano Halle