(sin categoría)

Nacional de Primera

La segunda división del fútbol argentino se valorizó en los últimos tiempos. Jugadores y entrenadores de gran trayectoria en Primera apuestan por una categoría que brinda la chance de reinventarse y que promete competitividad, buenos contratos y cierta difusión. La consecuencia: se juega mejor.

Por Redacción EG ·

16 de diciembre de 2010
Nota publicada en la edición noviembre 2010 de la revista El Gráfico

Imagen JUGADOR DE PRIMERA. Luciano Figueroa (Central), el mejor pago de la categoría.
JUGADOR DE PRIMERA. Luciano Figueroa (Central), el mejor pago de la categoría.
YA NO SIGNIFICA una aberración. Tampoco es un golpe al corazón, ni a la razón de aquellos protagonistas que se codearon con el jet set del cuero inflado. Un fracaso no equivale a perder asiento en aquel sillón de privilegio. No ruboriza descender apenas un peldaño del fútbol grande de la Argentina para continuar la edificación de una carrera. El concepto de seguir ligado a un mismo ambiente, por más que sea desde un costado un tanto menos público, entusiasma. La cruel resignación que se vivía hace 15 años, por trazar un eje temporal, se modificó. La idea de endulzar el ego dentro de un torneo competitivo, rentable y considerado como buena vidriera en parte del mundo, moviliza. Cada vez más personajes con pasado de Primera se entregaron a los brazos de la segunda categoría de la Argentina, en especial en los últimos cinco años. Ariel Ortega (jugó en Independiente Rivadavia de Mendoza) es un ejemplo. Sin embargo, ocurrió un hecho inédito en la gestación de esta temporada. El mercado de pases de invierno se agitó como nunca. Los nombres de jugadores y entrenadores de jerarquía no fueron bombas de humo. Las incorporaciones de figuras en los diferentes planteles se enmarcaron dentro de la realidad. La divisional se potenció.

LAS RAZONES por las que se produce este fenómeno son diversas y dispares. Cada cual tiene sus argumentos. Cristian González (ex Selección Argentina, Boca, Zaragoza, Valencia, Inter, San Lorenzo la temporada pasada) es un enamorado de Central, club que lo vio nacer, del cual es fanático. El Kily empezó a cocinar a fuego lento su retorno junto a su amigo Gonzalo Belloso, manager ad honórem del Canalla, en el marco de una charla cargada de emoción. “Nos pusimos a hablar y veo que empieza a llorar. El moqueó primero, y lo seguí. Pasa que Gonza es enfermo. Nosotros, los hinchas de Central, somos locos. A veces nos pasamos, pero es una forma de vivir -se embala-. Cuando manda el corazón, no hay explicación. No dudé en ningún momento. La vuelta estaba en mi cabeza desde aquel domingo horroroso en el que descendimos. Se arregló todo en la casa de mis viejos; hubo sentimientos en mi decisión”.

Facundo Sava (ex Boca, Gimnasia, Fulham, Celta de Vigo, Lorca, Racing y Arsenal) estiró la senda romántica. Se integró a Ferro -conjunto que le dio identidad-, tras ascender con Quilmes antes del parate mundialista. “Uno desea integrar equipos protagonistas del torneo; pretende entrenarse, divertirse, pasarla bien en una cancha. Jugar al fútbol es lo más lindo que existe. Si es en un lugar querido, mucho mejor”, sentencia el Colorado, que colgó los botines de modo abrupto. Espejo perfecto para los pibes, disputó su último partido el 11 de septiembre, Día del Maestro. Fue empate en uno entre Ferro y Belgrano.

Para Juan Manuel Herbella (acredita un recorrido de nivel entre equipos de la Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela) es vital combinar competitividad y afectos. “Tengo una determinación familiar de no irme de Buenos Aires, y elegí dentro de las opciones que me quedaban en Capital. Ferro fue por una cuestión afectiva, porque nací y vivo en Caballito. Era importante conocer al técnico y estar en un lugar que también conozco, ya que al club vengo desde mis tres años, cuando empecé en la colonia de vacaciones. Era la peor propuesta económica, pero no me basé en ese aspecto”, plantea el Doctor, que acumula dos ascensos -con Chicago y Quilmes- en dos campañas y monedas en la divisional.
Juan Carlos Falcón (ex Vélez, Colón y Racing; que también disfrutó del fútbol mexicano) experimenta el ascenso por primera vez. Su misión era no perder el tren. “Uno se lesiona, se recupera y quiere jugar, agarrar ritmo. No salieron tantas posibilidades como deseaba, y tampoco quería irme afuera. Por eso, me incliné por Defensa y Justicia”, admite.

A Mariano Messera (destiló fantasía en la Argentina, en especial en Gimnasia, y pasó por México, Italia, Chile y Grecia) lo seduce el desafío deportivo de San Martín de San Juan. “La dirigencia aspira a ascender. Eso es clave. Además, me gustó la propuesta del entrenador, Darío Franco. Su idea es ir al ataque. Me siento importante y parece que jugara en la A”, avisa. Otro Mariano también se tomó este colectivo. Herrón (jugó en San Lorenzo e Independiente, entre los grandes de la Argentina, y en Francia, España y Colombia) blanquea su verdad: “Estuve seis meses inactivo en Independiente, y acepté venir a Aldosivi porque siempre es lindo jugar al fútbol”.

No sólo los futbolistas buscan regularidad. Los estrategas también apuestan a reinventarse en el ascenso. Claudio Vivas (ex ayudante de Marcelo Bielsa en la Selección, a la que dirigió en un amistoso; también DT de Argentinos y Racing en la Argentina) cree que “Instituto propone un proyecto serio; las exigencias son las mismas que en Primera”. En tanto, Jorge Bermúdez, su par colombiano, aquel Patrón ganador en la Era Bianchi en Boca, conduce a su cuarto elenco desde la línea de cal, Defensa y Justicia. “El sueño es crecer. No sé por qué se valora poco la B Nacional en la Argentina. Sudamérica, en principio, se nutre de futbolistas de la categoría”.

Forrados en un pretérito de Primera, Román y Rodrigo Díaz son tajantes. “Los jugadores que bajan de la A son de buen pie. La B Nacional nunca estuvo así”, arranca el Loco. Y el Rengo asiste, como de costumbre, más detalles: “Los dirigentes saben que están a un paso de enfrentarse con los equipos grandes; entonces arman buenos planteles. La intención es ascender”.

Javier Páez (zaguero central que debutó en Independiente) sintetiza el asunto a través de dos causas: “Esto ocurre por lo económico y la continuidad. Varios equipos del Interior pagan igual o quizás mejor que algunos de Primera. Por otro lado, muchos optan por la B porque en Primera no se les presenta la chance de jugar”. César Carignano (nueve elegante que salió de Colón y jugó en la Selección de la mano de Bielsa) expone su visión: “Se produce una superpoblación importante de jugadores en Primera. Entonces, se puede caer en el Nacional por nivel individual o por no encontrar los espacios. El futbolista es inteligente y prioriza jugar; así se abren puertas”.

Imagen UNA PENA. Los hinchas visitantes no pueden concurrir a la cancha. Es la asignatura pendiente.
UNA PENA. Los hinchas visitantes no pueden concurrir a la cancha. Es la asignatura pendiente.
EL DESARROLLO del juego se emparejó hacia arriba. Aumentó el volumen y ya no se palpa una diferencia abismal en comparación con la elite. Messera avala esta lectura: “No noté grandes distancias. Los equipos de Primera también ponen dos líneas de cuatro y la misión es no perder. Por eso, salen partidos feos y lindos, acá y allá”. Falcón les saca la careta a aquellos agoreros que desvalorizan sin conocimiento. “Me habían dicho que no se juega a nada, y es mentira. Tal vez hasta es más difícil que hacerlo en Primera, porque te aprietan más. Y cuando la agarrás, vienen dos o tres que te parten al medio”, señala. Herrón le levanta el pulgar a la tesis, aunque expone la primera diferencia: “En la A se maneja más la pelota, se toma un tiempo más para pensar. Aquí se juega a mil, hay mucha urgencia por pisar el área rival, y está mal”. Claudio Vivas coincide con el volante central y sigue: “No se piensa menos en la B Nacional, sino que se juega con demasiado vértigo. Entonces, el que afloja, pierde. Se debe mejorar en lo futbolístico, al igual que en Primera”.

Carignano, quien se estabilizó en su tercera temporada en la categoría, ahora en Atlético de Rafaela, tras superar una pubalgia, argumenta: “Si bien se potenció el aspecto físico, el ritmo es alocado. Es difícil combinar precisión en velocidad. Y ahí el juego se vuelve desprolijo. Igual, hay equipos que juegan muy bien”. Rodrigo Díaz entra en escena y descarga: “Se especula un poco más en el Nacional, y por eso todo se traba”. Sava prefiere mirar la mitad del vaso lleno: “Se arriesga más este año; se toca por abajo, hay más triangulaciones, más desbordes de los laterales, más llegadas a posición de gol de los volantes; eso hace que el fútbol sea más entretenido”.

Reflexivo, Herbella baja los humos del resto y entrega: “La categoría adecuó el juego en relación a diez años atrás y se hizo más parecido al de Primera por dinámica, en especial en el mediocampo. Que haya más técnicos de Primera en la B Nacional hace más ecuánime al campeonato. Antes era más pelotazo. De todas maneras, hay errores de dominio de pelota y menos resoluciones positivas dentro de las áreas. De tres chances, embocan dos en Primera, y acá pueden terminar en cero. En las áreas, la diferencia es superlativa entre un jugador de la A y de la B”.

José María Bianco (entrenador que ascendió a Tiro Federal; dirige a Ferro en la actualidad) afila la mirada hacia el futbolista en estado puro. “El de Primera decide antes y eso lo adelanta. Se nota en las descargas, las definiciones, el pensamiento de las jugadas”, cuenta.

El cómo es vital. Cada categoría guarda sus secretos y amoldarse al modo de correr la cancha se torna clave. “Arrancamos tímidos”, suelta Belloso. A la par, Norberto Speciale, presidente de Central, brinda una definición lapidaria, patrimonio de la octava jornada, tiempo en el que la continuidad de Reinaldo Merlo como técnico era una lotería por haber conseguido más derrotas que triunfos: “Es durísima la categoría, estamos preocupados. Con el mismo equipo, jugaríamos mejor en Primera, no tengo dudas”. Luciano Figueroa (ex Selección, River, Boca y el fútbol italiano), otro de los referentes del Canalla, reconoce que “hay mucho contacto físico; el equipo se debe acostumbrar, como también a tener más movilidad para mejorar con la pelota”.

Nereo Champagne (arquero que tuvo pocas chances en San Lorenzo y busca rodaje en Ferro) desafía en su discurso: “Anímate a jugar en esta categoría. Es difícil. La B Nacional es una gran escuela. A Central le cuesta porque es un equipo entero de Primera. Ellos no tienen jugadores con experiencia en la B. Les llevará un tiempo lógico adaptarse”.

Merlo patea el tablero y aclara: “El fútbol es uno solo y siempre se imponen los que juegan bien. Los jugadores marcan el estilo. Pero nos dimos cuenta de que se nos complicaba con apostar al buen pie. Entonces, le agregamos más sacrificio a ganar la mitad de cancha, las segundas jugadas, las divididas, los rebotes”. Si del paso a paso se trata, Gabriel Loeschbor, impasable en aquella defensa del Racing 01,  y que hoy luce la de Belgrano, ofrece su paradigma: “Los experimentados se mueven con más tranquilidad. Eso es fundamental al momento de pasar, manejar y cuidar la pelota”. Bermúdez considera que “la llave es la mentalidad. No es que los jugadores de Primera sean de otro planeta. El fútbol no va a cambiar”. Al instante, adjunta más de su sello: “¿Voy a tardar mucho en adaptarme a la B? ¿Por qué…? Si es un mismo fútbol. El desafío es convencer a los jugadores”.

EL CRECIMIENTO del Nacional se compone de más aristas. Primero, varios clubes pagan sueldos jugosos, principalmente en el Interior. Segundo, la divisional ganó en difusión a través de TyC Sports, señal que transmite tres partidos en vivo por fecha, y el programa El Nacional, que repasa las alternativas de cada jornada en una hora. Tercero, el campeonato -el más federal de la Argentina- es atractivo. “Hasta el final no sabés quiénes ascienden”, respalda Páez. Y cuarto, el césped tiende a ser más verde que marrón. “Se mejoró en los campos de juego. Por ahí el de Merlo no es bueno y hay otros pocos con deficiencias, pero el 90 por ciento son similares a los que se encuentran en Primera”, marca Herbella.

Sin doble discurso, Bermúdez dice: “Ojalá hubiera jugado en un campo como este (por el de Defensa) durante cuatro años en Boca. La Bombonera no estaba ni a la mitad de estas condiciones”. Pero Carignano comprende que no todo es color de rosas. “Aún falta mejorar en infraestructura. Hay estadios y vestuarios que son incómodos”, señala. Por otro lado, no todos los terrenos tienen las mismas medidas, hecho que también ocurre en Primera. “Los movimientos crean espacios. Si uno sabe a qué juega, siempre tendrá espacios”, retruca el Patrón, como si guiará a ciertos colegas.
Nadie se sentirá menos que otro por oxigenar su carrera en la segunda categoría del fútbol argentino. “No me da vergüenza. Juego al fútbol y eso es único. Cuando salgo de un partido, tengo ganas de volver a estar en la A. Pero si estoy dentro de la cancha, pienso que juego en Boca o Racing, y listo”, arranca Falcón. Carignano lo acompaña: “La categoría es importante. Los clubes de Primera miran a los jugadores de la divisional, que a la vez también emigran a Chile, Paraguay o una segunda liga de Europa. Eso entusiasma”.

Imagen ENTRENADOR DE PRIMERA. Claudio Vivas, ex colaborador de Bielsa, tomó un hierro siempre caliente: Instituto. Tiene chapa para sacar al equipo adelante.
ENTRENADOR DE PRIMERA. Claudio Vivas, ex colaborador de Bielsa, tomó un hierro siempre caliente: Instituto. Tiene chapa para sacar al equipo adelante.
Los Canallas no ceden su orgullo. “Las primeras dos categorías del fútbol argentino se fusionan bien. Igual, nosotros asumimos esta etapa con vergüenza y dignidad”, inicia Belloso. “No le podés decir a la gente de Central que estaremos dos años en la B. El objetivo es ascender. No quiero defraudar a nadie al final de mi carrera”, cierra el Kily.

Vivas recoge el guante: “Esta es una divisional que no tiene mucho para envidiarle a la Primera. Hay jugadores, entrenadores y árbitros de categoría”. Messera define al ángulo: “La categoría se revalorizó. Hace diez años era más difícil que llegaran jugadores de Primera al ascenso. No es deshonra jugar en la B ”. 

Existe otra atmósfera. La categoría ganó en reconocimiento. La engalanan jugadores y entrenadores de pasado y presente auspicioso. Construyen un Nacional de Primera. Los espectadores, agradecidos.

Desde el palco
Eduardo Ramenzoni y Julián Bricco son los conductores de El Nacional, algo así como el Fútbol de Primera de la B Nacional. Ambos periodistas explican por qué se produce el fenómeno. “La categoría tomó otra dimensión. Jugadores y entrenadores reconocidos miraban al ascenso de reojo; hoy algunos lo hacen, aunque agarran cuando se les achica el campo de acción porque se les cae una oferta mejor. Y apuestan a la categoría”, dispara el comentarista. El relator agrega: “La divisional creció de manera notable. Hoy es común ver a jugadores que pasen de acá  a Europa”.

Respecto al juego, coinciden en que se mejoró. “Se juega parecido a Primera. Hay buenos equipos, como San Martín de San Juan, Independiente Rivadavia, Instituto, Central. Acá se lucha por los ascensos y la Promoción, y no por el ingreso a las Copas. Entonces, quizás salen partidos menos sueltos. Pero en general, el juego se mejora con el transcurso de las fechas”, dice el Ruso. Mientras que Bricco no sólo le asigna la levantada al pie de los futbolistas: “Los campos están esplendidos. Cuando era pibe adivinábamos dónde estaba la pelota por la tierra que había. Y al picar parecía que tenía un conejo adentro. Iba a la cancha de Central Córdoba y era terrible. Si había un pedacito de pasto, aplaudía. Por eso, ya no hay excusas. Si se juega mal, es por otros temas. El balón no ayuda. La Jabulani es una pelota playera”.

Bricco, a la vez, desnuda un gusto personal: “El jugador es bárbaro, no te oculta nada, tiene humildad, predisposición y poco vedettismo comparado con el de Primera. Y el hincha es pasional”.

Presupuestos
“No caben dudas de que la mayoría de los equipos del Interior tienen una diferencia económica respecto a los de la Capital, porque poseen el apoyo de las provincias”, admite Juan Manuel Herbella.

Si tomamos como eje el presupuesto mensual en cuanto al plantel profesional (futbolistas, cuerpo técnico y cuerpo médico), Deportivo Merlo, la CAI y Ferro son los que menos dinero invierten. El Charro, 255 mil pesos; la CAI, 270 mil; y Ferro, 320 mil. Después, la escalera continua con Unión en 350 mil, Defensa y Justicia en 400 mil, Instituto en 490 mil, San Martín de San Juan en 610 mil y Belgrano en alrededor de 800 mil. Como existe mucho hermetismo en el ambiente a la hora de revelar los números, se desconoce la cifra que maneja Central, por ejemplo. Sin embargo, Gonzalo Belloso tira una punta: “El presupuesto de Primera apenas se bajó. Hicimos un esfuerzo económico importante, porque la apuesta es volver a la máxima categoría”.

Este aspecto es clave al tiempo de seducir a un protagonista de renombre para contratarlo. Si bien cada dirigencia tendrá mejor o peor muñeca para negociar, se sabe que a mayor inyección de dinero, más figuras habrá en el equipo.
En base a los sueldos, Herbella sostiene: “No son los mismos que se pagan en Primera, más allá de algunos casos puntuales”

Por Darío Gurevich / Fotos: Emiliano Lasalvia y Jorge Dominelli