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Mohamed, el técnico que revivió al Rojo

En menos de dos meses transformó a un equipo hundido en un grupo con confianza y actitud. Renovó las esperanzas perdidas del plantel y le devolvió la gloria a Independiente.

Por Redacción EG ·

08 de diciembre de 2010













Hace dos meses, Antonio Mohamed arribaba a Independiente y se encontraba con un equipo hundido, con la autoestima por el suelo y la confianza perdida. En menos de nueve semanas de trabajo, el Turco logró sacar adelante al plantel, reinventarlo y coronarlo campeón de la Copa Sudamericana, lo que significó su primer título como entrenador.

Imagen MOHAMED, en dos meses logró encaminar al Rojo hacia su 16mo. título internacional (AFP).
MOHAMED, en dos meses logró encaminar al Rojo hacia su 16mo. título internacional (AFP).
El ex DT de Colón llegó a Avellaneda en reemplazo de la dupla interina compuesta por Ricardo Pavoni y Francisco Sá, que se hizo cargo del Rojo tras la salida de Daniel Garnero, quien renunció a su puesto después de la goleada sufrida ante Banfield (0-4) y haber conseguido sólo tres puntos en siete fechas del torneo Apertura.

El Turco fijó el objetivo principal en la Sudamericana, armando un plantel paralelo, compuesto por suplentes y juveniles, lo que le permitió cumplir con los partidos del Apertura.

Hizo su debut en el partido de vuelta ante Defensor Sporting. El equipo, que había sufrido muchos cambios, iba en busca de los cuartos de final de la Copa. Ni el hincha más optimista pensó que el equipo podría marcar tres goles en 27 minutos y dar vuelta un partido. Mucho menos, que iban a poder remontar nuevamente para vencer 4-2 al equipo uruguayo. Mohamed plantó un 3-4-1-2 y estuvo despierto para meter los cambios en el momento preciso.

Luego llegó el turno de Deportes Tolima, en Colombia, donde Andrés Silvera y Julián Velázquez lograron dos goles valiosísimos en la altura de Ibagué. En la vuelta, el equipo peleó contra un rival que se puso complicado e hizo peligrar la clasificación a semifinales. Sin embargo, los de Mohamed lograron aguantar el empate en cero.

En las semifinales, en la ida en la altura de Quito, ante la Liga, el equipo mostró un carácter inflexible, cuando tras estar tres goles abajo, logró revivir, para cerrar un 2-3.

Ya en la gran final ante Goiás, tuvieron la mala fortuna de perder por 2-0, en Brasil. Pero él siempre se mostró convencido de que iban a dar vuelta el resultado en la vuelta.

Cuando nadie daba nada por este equipo, Mohamed trabajó en los puntos débiles, logró contagiar a los jugadores con su entusiasmo, regenerándoles la confianza que habían perdido un tiempo atrás, demostrándoles que no hacían falta figuras de renombre para llegar lejos y que la actitud siempre es un punto fuerte para avanzar y atravesar la adversidad. Así, el Turco tomó un equipo sin rumbo, lo enderezó y lo condujo a su título internacional número 16.

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