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Arde Rosario: Divididos

Aunque el descenso de Central impide que se dispute en la cancha, el clásico con Newell's se juega día a día en la ciudad. Mientras las cargadas se mezclan con los episodios violentos, los canallas baten récords de conscripción de socios y tratan de surfear la coyuntura con una notoria merma en los ingresos.

Por Redacción EG ·

13 de octubre de 2010
Nota publicada en la edición septiembre 2010 de la revista El Gráfico.

Imagen SIMBOLOS rosarinos: Central, el Che y Newell´s.
SIMBOLOS rosarinos: Central, el Che y Newell´s.
DOMINGO 23 de mayo de 2010. Estadio de Rosario Central. Lo impensado, sucede. Tras el empate entre los canallas y All Boys en Buenos Aires, en el primer partido de la Promoción, otra igualdad les alcanzaba a los auriazules para mantenerse en Primera. Sin embargo, los albos dan el golpe ante una multitud aturdida, incrédula, que venía a ver al menos un empate para que su club se mantuviera entre los 20 equipos de la A. Llega el pitazo final y el descenso es un hecho. Doloroso, traumático, hiriente. La mayoría de los hinchas adopta una de dos posturas: ira o tristeza. Los primeros descargan su frustración contra el mobiliario de su propio club. Las butacas son el elemento predilecto como proyectil. Otros lloran. “Si no fue el peor día de mi vida, pasa ahí cerquita”, recrea Martín, canalla hasta la médula, igual que Emanuel: “Con 22 años nunca pensé que iba a vivir un día tan triste como ese”.

Rosario Central bajó de categoría luego de varios años de desaciertos institucionales. La gestión del presidente Pablo Scarabino, entre 2003 y 2006, distó mucho de ser la ideal y  se cerró con una intervención judicial. Su sucesor, Horacio Usandizaga, intentó enderezar el barco a partir de 2007, sin éxito en la cancha. Los canallas llevaban varias temporadas mirando con preocupación la tabla de los promedios, porque el declive comenzó mucho antes de aquella jornada de dolor infinito.

Dos horas después del silbatazo final de Néstor Pitana, unos 200 canallas enfurecidos salieron a la caza de un culpable. El paradero de Usandizaga se desconocía. Enfrente de su domicilio particular, en Entre Ríos y Salta, una horda de hinchas buscó lisa y llanamente linchar al chivo expiatorio. Varios agentes de policía resguardaban el edificio del ex intendente con vallas protectoras. “Esto no es joda, esto es Central”, gritó con rabia incontenible el grupúsculo. Hasta el mismo jefe provincial del cuerpo, Osvaldo Toledo, se hizo presente vestido de civil para ver el estado de situación. La calma llegó aquella noche, pero la presencia de los patrulleros persistió por más de un mes en el lugar. Ante este panorama, toda la comisión directiva presentó la renuncia. Se llamó a elecciones para el 4 de julio, jornada en que ganó Norberto Speciale.

Como saldo del incidente, en la esquina del ex político radical quedaron varios vidrios rotos en la peluquería de la planta baja, negocio que se ve perjudicado a pesar de no tener ninguna relación con el asunto. Paradójicamente, el Vasco habita un departamento en la cuadra donde los alumnos de Isaac Newell gestaron el club rojinegro a principios del siglo XX. Y a pocos metros de la ex estación de tren Rosario Central, que le dio el nombre a la entidad de Arroyito. Aquellos episodios fueron apenas el comienzo…

LEPROSOS Y CANALLAS son las dos caras de una misma moneda en Rosario. Las historias de ambas instituciones son la columna vertebral del fútbol de la ciudad y van enhebradas indivisiblemente desde 1903 a la fecha. Ambos clubes cimentaron una rivalidad creciente con los años. Quizás la mayor del país, más radical que la que existe entre River y Boca, cimentada en la metrópoli más futbolera de la Argentina polarizada por dos divisas. Es por eso que la desgracia centralista es fiesta en el Parque Independencia. “A Rosario no le interesa el básquet, no le interesa el automovilismo, lo único que respira es fútbol. Y acá es Newell’s y Central. Si hubiese sido al revés, si hubiéramos descendido nosotros, habría sido diez veces peor de parte del hincha de Central”, afirma Adrián, fanático rojinegro.

Esa noche melancólica para unos, fue de alegría desbordante para otros. En las cercanías de la cancha de Newell’s y en el Monumento a la Bandera se juntaron leprosos que festejaron a rabiar. “Me encanta que estén en la B y ojalá se queden ahí muchísimo tiempo”, comentó David, hincha de NOB. “Todos festejamos como si fuera un campeonato de Newell’s”, recreó Leandro, socio de la Lepra.
El ingenio popular comenzó a funcionar a todo vapor a partir de ese domingo. La idea era cómo revivir ese momento tan dulce para unos y tan amargo para otros. Y en el siglo XXI, las bromas vuelan por internet. Sobraron los mails con fotomontajes de fantasmas con la letra B, la alusión al cuarto descenso (sufridos en 1941, 1950, 1984 y 2010) y los festejos de All Boys. Uno de los afiches virtuales hizo un juego de palabras que rezaba: “Bolbiste” con fondo auriazul. Incluso, los foros en la web de hinchas del Parque abrieron su sección especial dedicada a la desgracia deportiva del contrincante de siempre.

Es curioso el caso del signo de los cuatro dedos. Los centralistas lo usaron durante años para rememorar aquella victoria por 4-0 de noviembre de 1997, que se recordará siempre por el gol de Eduardo Coudet y por la suspensión del partido al no poder seguir Newell’s por tener cuatro expulsados y un lesionado, tras haber hecho los tres cambios. Para los canallas fue una “fecha patria” denominada El Día del Abandono. Y la forma de tenerla en mente era hacer el gesto de los cuatro dedos escondiendo el pulgar. Con el cuarto capítulo en la segunda categoría para los de Arroyito, sus archirrivales adoptaron ese mismo gesto, pero con otra connotación.

La celebración rojinegra siguió las jornadas posteriores a la victoria del albo. Tres días después de aquel domingo se organizó otra celebración llamada El Velorio de Central. Unos cientos de fanáticos leprosos consiguieron un ataúd, lo pintaron con los colores centralistas y simularon un acto de despedida. No faltaron las velas con candelabros, las flores y hasta un cura falso que le dio la extremaunción al finado auriazul. Salieron de la puerta de entrada de la sede de NOB hacia el cementerio de El Salvador y luego recorrieron unos metros por avenida Pellegrini, arteria preferida para los festejos pintados de rojo y negro.

Lejos han quedado los tiempos en que algunos hinchas de ambos clubes iban a ambos estadios cada domingo. La violencia y la intolerancia creciente en la sociedad han dado paso a clásicos con menos gente visitante, cientos de policías, móviles, vallas de tres metros de alto, pulmones de seguridad… Ahora el hincha rosarino es más “anti” que “pro”.

Esta crispación social se plasmó días después en una marcha centralista desde el Monumento a la Bandera hasta la cancha del rival de toda la vida. El accionar policial impidió la llegada al Parque Independencia, lo que impulsó a los manifestantes a romper todo lo que estuvo al alcance. Eso incluyó comercios de Pellegrini, los Tribunales Provinciales y otros inmuebles. Saldo: 97 detenidos. El capítulo dos de la sinrazón siguió en el clásico de fútbol de salón en la sede canalla del Cruce Alberdi. Concurrieron hinchas de las dos divisas y no se pudo terminar. Los aficionados locales invadieron el parquet en su afán de agredir a los rojinegros. Afortunadamente, se logró controlar la situación y sólo se reportó un herido leve.

Imagen LAS BROMAS típicas en la popu rojinegra: ataúdes con la B y los colores del eterno rival.
LAS BROMAS típicas en la popu rojinegra: ataúdes con la B y los colores del eterno rival.
LA NUEVA TEMPORADA pinta muy complicada para Central. No sólo en el aspecto futbolístico, sino también en el financiero, debido a los recortes de ingresos que implica jugar en la segunda divisional. La diferencia más importante es el dinero que cobra por la televisación de sus partidos. El recorte es drástico. De percibir 17 millones pesos por año, pasó a embolsar 3 millones. Es decir que en las arcas centralistas habrá 14 millones menos que en la temporada pasada. Además, la empresa de indumentaria deportiva que provee a la institución, por contrato firmado, le paga menos esta temporada por jugar en la segunda división. De todos modos, entre las cuotas de los socios y la guardería náutica, a Central le ingresan algo más de 1,7 millones  por mes. Pero no son suficientes para pagar los sueldos de las figuras más cotizadas, como Luciano Figueroa o el DT Reinaldo Merlo. Así las cosas, el club de Arroyito tiene hoy un déficit operativo de aproximadamente 1,6 millones mensuales.

Por si fuera poco, 18 de los 19 rivales en la B Nacional no son de Rosario. Es por eso que los canallas deberán recorrer 19.910 kilómetros a distintos puntos del país en ómnibus y en avión. Viajes a la Ciudad Autónoma y al Gran Buenos Aires (cinco), Córdoba (dos), Rafaela, Santa Fe y Paraná por vía terrestre; y a Comodoro Rivadavia, Corrientes, Jujuy, Tucumán (dos), Mar del Plata, San Juan y Mendoza por vía aérea. Esto implica otra erogación grande que es absorbida en parte por un canje publicitario con una compañía de buses. Una realidad muy distinta a la de la vereda de enfrente, que conserva los grandes ingresos de la Primera División y sigue en pleno proceso de saneamiento tras mala gestión de Eduardo López.

EL APERTURA 2010 será especial para los leprosos. Será el primer campeonato sin el clásico luego de 25 años. Y en la primera fecha frente a Estudiantes, en el estadio Marcelo Bielsa, todo fue algarabía. Antes y durante el encuentro, se recordó al 23 de mayo con una sonrisa. “Porque sos sin aliento, te fuiste a la B / para nunca, para nunca más volver”, fue el hit. El mote de “los sin aliento”, o su diminutivo “sina”, nació un día en que el árbitro Javier Collado pidió apagar los parlantes que simulaban el apoyo de la parcialidad local en el Gigante. “Sin aliento” o “parlante”, como respuesta al ya famoso “pecho frío”, insulto predilecto de los canallas para la lepra.

Las banderas también hicieron alusión a los centralistas. “Por la gente, cada uno en su lugar”, rezó un trapo blanco con letras rojas y negras. “Gracias 'B’asco, cumpliste tu promesa, los mataste a todos”, pusieron en otra jugando irónicamente con una frase de Usandizaga, que había dicho que iba a matar a todos sus jugadores si no llegaban a ser campeones. La hinchada deliró con otra canción: “Y ya lo vas a ver, a la Lepra jugando la copa y al sin aliento jugando en la B”.

Diego Mateo, jugador e hincha leproso, expresa su sensación de lo que sucedió en la vereda de enfrente: “Como hincha, uno siempre quiere que a Central le vaya mal, como ellos quieren que a nosotros nos vaya mal. Pero poniéndose en la piel de los colegas, que deben haber vivido una situación muy difícil, a uno le daba un poco de pena por ellos. Pero como hincha, no”.

Conmovedor. Así fue el respaldo de los hinchas canallas en el debut como local en la B Nacional, ante San Martín de San Juan, que terminó 1-1. Gustavo Falaschi, ex jugador centralista, lo definió así: “Lo de la gente fue llamativo porque, en general, a cualquier ser humano le pasaría lo contrario, más de uno se borraría como socio. Y acá no paran de hacerse socios”. Irrefutable: 5.000 hinchas se adhirieron en la semana previa al choque ante los verdinegros, donde sonó el hit “Vamos a volver”.
“Todavía se sienten las secuelas de habernos ido al descenso. Uno está dolido porque es una mochila muy pesada, pero tenemos que hacer lo posible para dejar a Central en Primera lo antes posible”, admitió el pibe Jonathan Gómez. A Central le espera un camino sinuoso de 38 estaciones. Por convocatoria y por historia, deberá retornar cuanto antes. Mientras tanto, la ciudad late al ritmo de la rivalidad y los sentimientos cruzados.

Imagen EL PLANTEL de Central agradeció la banca de los hinchas.
EL PLANTEL de Central agradeció la banca de los hinchas.
Se casó de blanco

LUCIR UN GORRO con los colores del club querido en la fiesta de casamiento es una práctica frecuente. Hay quienes -más fanáticos todavía- se ponen una camiseta. Sin embargo, son muy pocos los que se calzan la del verdugo del enemigo. Fue el caso de Estanislao, que el día que contrajo enlace con Melina se animó a probarse la de All Boys. “La camiseta me la puse porque hacía días que había descendido Central y por la alegría que nos causó a todos los hinchas de Newell’s ese acontecimiento. Ponerse la camiseta en la calle hubiera sido incitación a la violencia, pero asumí que en mi casamiento podía hacerlo”, comentó Estanislao. Algunos canallas amigos, invitados a su fiesta, le hicieron saber su malestar. “Es entendible, pero en mi casamiento había dicho que yo podía hacer lo que quisiera”, se defendió.

El lucimiento de la casaca del albo siguió en su luna de miel. La paseó por las calles de Budapest, Berlín y Londres. “La usé en el viaje porque ya estaba encariñado con la camiseta”, reveló con picardía. Conseguirla no fue una empresa fácil. En Rosario no se vende porque no hay mercado para las camisetas de All Boys. “Me la consiguió un compañero porteño del banco donde trabajo. La consiguió directamente de la fábrica de Buenos Aires, con el envoltorio original de la marca”.

Cobertura de primera

CENTRAL Y NEWELL’S son, con diferencia, los dos clubes más populares de Rosario. Las secciones deportivas de los medios locales basan la mayor parte de su información en lo que acontece con canallas y leprosos. Con el cuadro de Arroyito en la B Nacional, la situación no varió. Luis Ricossa, periodista de LT2 y Canal 3, comenta: “Acá sabemos que el público es de los dos equipos. Más allá de la división en la que esté cada uno, la idea es que la cobertura, tanto en televisión como en radio, sea de la misma manera que era hasta el torneo pasado. Para nosotros no cambió. La cobertura es pareja; no estamos con un cronómetro mirando qué tiempo ocupa cada club en el programa, pero sí tratamos de hacer todo equilibrado. Vamos con invitados de los dos equipos en la televisión y emitimos notas de los dos equipos en radio”. Por su parte, Cablehogar -la empresa local de TV por cable- decidió contratar la señal TyC Sports, que emite en exclusiva los partidos de la B Nacional. De ese modo, los centralistas paliarán el dolor de no poder seguir a su equipo como visitante.

Por Hernán Álvarez / Fotos: Héctor Río