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Descubriendo a Manuel Lanzini

Aunque pudo jugar en Boca, la nueva joya de River eligió otro camino. Hoy, es un mimado de Cappa.

Por Alejandra Altamirano Halle ·

04 de octubre de 2010
 

Nota publicada en la edición septiembre 2010 de la revista El Gráfico.
Imagen “MUCHOS se ilusionan conmigo, pero quiero ir de a poco; estoy rodeado de grandes jugadores”.
“MUCHOS se ilusionan conmigo, pero quiero ir de a poco; estoy rodeado de grandes jugadores”.
“NI LOCO me pongo la camiseta de Boca, yo quiero jugar en River”, le anticipó Manuel a su papá, Héctor, cuando Ramón Maddoni –el cazatalentos de Boca- quiso llevárselo a las Inferiores xeneizes. El pequeño de ojos saltones sabía bien lo que quería para su futuro. Había nacido el 15 de febrero de 1993, cuando su papá, que pasó por varios equipos del ascenso, ya había dejado el fútbol. Su hermano Tomás juega en Platense. Manuel dio sus primeros pasos en Academia Kaly de Ituzaingó, en 4 de Mayo de San Antonio de Padua y en 77 Fútbol Club, de Morón. En 2003 se probó en Vélez porque le quedaba cerca, pero no completó las pruebas. Tenía la propuesta de Boca, pero quería jugar en River y lo logró. Empezó como mediocampista por izquierda y luego lo convirtieron en enganche. Fue campeón con la Novena y también en Octava, donde le hizo dos goles a Boca en la final (3-0). Comenzó el 2010 en Sexta, dirigido por Fernando Kuyumchoglu, y en sólo tres meses saltó a Primera. César Laraignée, DT de la Reserva, se lo recomendó a Angel Cappa porque le veía “un parecido a Aimar”. En su primer amistoso le marcó un gol a Defensa y Justicia. Después viajó a la pretemporada, en Salta, donde convenció al entrenador de River. Reemplazó a Ortega ante Central Norte (3-0) y brilló frente a Juventud Antoniana (0-0): encaró, pidió la pelota y también un tiro libre al Burrito, que se lo dejó patear. El 8 de agosto debutó oficialmente ante Tigre, por la 1o fecha del Apertura 2010; con 17 años, 5 meses y 24 días de edad. Sin Ortega (expulsado ante Huracán), Cappa le dio la titularidad frente a Independiente y él afrontó el desafío como un experimentado: asistió a Rogelio Funes Mori en el segundo gol de River (ganó 3-2) y generó varias situaciones de peligro. Cappa no duda de su capacidad, pero asegura que “hay que llevarlo despacio”. Lanzini, una promesa con Angel.

IDOLOS
Tiene dos bien definidos: Aimar, a quien intenta imitar en su estilo de encarar, jugar a un toque y llegar al gol; y un compañero actual:  Ariel Ortega.

APODOS
Por su voluminoso cabello enrulado, sus amigos lo bautizaron “Valderrama”. En River le pusieron “Ojón” por sus ojos saltones.

Por Alejandra Altamirano Halle