¡Habla memoria!
Alfredo Obberti
Delantero de área, deambuló por Huracán -tres pasos-, Colón, Los Andes y Gremio de Porto Alegre. Hasta que llegó a Newell´s y encontró su lugar en el mundo.
LLEGO a Newell´s en 1970 junto con Chazarreta, por 60.000 pesos y el trueque de Avallay.
Pasados tres años y pocas -casi nulas- apariciones en el equipo inicial, el Globo lo cedió a préstamo por todo el ´65 y sin opción a Colón. “Hice un golazo en el primer partido y cuando iba al descanso me para Echegoyen, el entrenador, y me dice: ´¿Cómo lo dejaron ir?´ usted es demasiado jugador para este torneo´. Tenía 19 años y me fui sólo a Santa Fe. Pero lo fundamental era ascender a primera y lo conseguimos", argumentó.
Osvaldo Ardizzone, periodista de El Gráfico, lo definía: “Sabe usar esos veinte o treinta metros para escaparle a los marcadores centrales. Conlleva la frialdad del goleador y cuando entra al área tiene una inmutable serenidad, siempre con la cabeza arriba adivinando los movimientos del arquero. Por eso cuando se decide a definir es casi infalible”.
De vuelta en Parque Patricios, se proclamó goleador del equipo en el campeonato de 1966 y 1967. Pero la relación con la hinchada no era la mejor y rumbeó para el sur del gran Buenos Aires: faltando unos días para cerrar el libro de pases, llegó a Los Andes.
La odisea duró un año. Volvió a su club de origen y un desgarro lo alejó de los primeros planos. Cuando terminó el Metropolitano, realizó una gira por Europa con Racing. No tuvo mayores oportunidades: estaban cárdenas, Machado y Salomone.
Su lugar en el mundo lo encontró en Santa Fe. Con un pase en el medio a Gremio de Porto Alegre, llegó a Newell´s y se alzó con el Torneo Metropolitano de 1974, el primero título de la historia para los hinchas rojinegros. En la final, doblegaron a Rosario Central, su histórico rival.
Con los leprosos marcó 89 goles en 147 partidos. Luego, fue técnico de las divisiones menores en 1983.
Mauro Gurevich