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Festejo (en puntas de pie)

Brasil eliminado en cuartos de final, como en 1986. Otra similitud más. Vale la alegría, pero en voz baja.

Por Diego Borinsky ·

02 de julio de 2010
Se fue Brasil.
Y vale estar contento, tampoco hay que ser hipócrita.
Pero en voz baja, saltando en puntitas de pie.
En el Mundial pasado, nuestros amados vecinos también marcharon en cuartos de final. Los echó Francia. Argentina se fue en el mismo turno. Ante Alemania.
Por eso, shhhhhhhhh, una apretadita de puño y sin testigos que puedan declarar después en nuestra contra.
 
¡Cómo es el fútbol! ¡Cómo es un Mundial! Si uno hubiera tenido unos billetes a mano antes de empezar estos cuartos de final o aún finalizado el primer tiempo entre Brasil y Holanda, lo habría apostado todo a Brasil campeón. Impenetrable atrás, vivísimo para jugar a un toque de espaldas en la zona caliente del mediocampo, con movilidad en todos sus integrantes y, claro, con la técnica única de estos garotos que nacen haciendo jueguito de abajo de la arena de las miles y miles de playas que tienen para gostar, el Penta no mostraba resquicios ante la Naranja para escapar al rótulo de candidatazo de esta Copa.
 
Pero, por suerte esto es fútbol. Y entonces al mejor arquero del mundo también le puede pasar darle un puñetazo al aire en vez de a la maldita Jabulani, y a la defensa más fuerte del campeonato también le puede ocurrir que la primereen en una corner y también le puede suceder que a uno de sus bastiones del equilibrio le salte la térmica y termine expulsado. Así es el fútbol. Así es un Mundial: en 20 minutos, a Brasil se le acabó todo. A los 53 empató Holanda, 15 minutos más tarde Sneijder puso el 2-1 y 5 después se expulsó solo Felipe Melo. Un error, una desconcentración y un desborde temperamental sin controlar acabaron con el andar del gran candidato a campeón del mundo.
 
Tuvo alguna chance para igualar Brasil, más por el miedo a ganar que mostraron los holandeses que por elaboración propia. Pero el lugar común cobró rigurosa certeza esta noche en Porth Elizabeth con dos de sus máximas expresiones: “un partido cerrado se puede abrir por una pelota parada” (o por dos) y “un error y te vas a casa”.
 
Dunga, que podrá haber sido muy rústico con la pelotita y algo descortés en el trato, mostró una vez más su tremenda personalidad cuando hizo entrar a Nilmar y sacó a Luis Fabiano. Equivocado o no, actuó según sus convicciones y no por el “qué dirán”, cuando lo más fácil y lo menos criticable hubiera sido poner delantero por volante. Se la jugó por la suya y así terminó su ciclo.
 
La eliminación de Brasil en un Mundial, para la gran mayoría de los argentinos, es una muy buena noticia. Por la rivalidad. Y porque saca del camino a uno de los principales competidores. Para los buscadores de similitudes con el 86, además, vale recordar que en aquella Copa que consagró a Diego, la verdeamarela también se fue en cuartos de final (con Francia, como en el 2006).
 
Ahora, Argentina, te toca el turno a vos.