(sin categoría)

Y ahora brilla el sol

El Quedado Especial se fue nuevamente a la Plaza San Martín para ver a la Selección. ¿Cábala? Bueno, el hombre es humano...

Por Carlos Irusta ·

27 de junio de 2010
Otra vez la Plaza San Martín. Solamente que, ahora, y aunque el cielo está encapotado, hay una gigantesca pantalla al aire libre. En la cabecera de la plaza que apunta a Retiro, donde el terreno tiene un natural declive, se va agrupando la gente. Sí, está un poco húmeda la tierra, hay un poco de barro y está frio, pero ¿Qué importa?

Hay gentes –como dicen los mexicanos- de todos los países y de todos los estratos sociales. Hay quienes se han llevado sillitas que luego serán inútiles. Hay quienes (y son bastantes) que se trajeron el mate. Hay orientales con sus videograbadoras. Hay unos pibes de San Telmo con sus bombos. Hay familias con niños y hay solitarios. El Hyundai Fan Park -así lo llaman da para todo. Y para todos.

Todos ellos –este Quedado especial confiesa que no tiene habilidad para calcular, pero eran muchísimos- estuvieron allí, bajo el cielo plomizo y amenazante. Solamente se movieron para estirar las piernas cuando terminó el primer tiempo. Y después, cuando tras la pitada final, comenzaron los festejos.

Hubo aplausos, gritos y cornetas para Carlitos Tévez, hubo bastante silencio a lo largo del segundo tiempo –excepto, claro, con el gol de Carlitos- y hubo orden, emoción, alegría y fiesta casi familiar hasta el final.

Terminó el partido, la gente comenzó a desalojar lentamente la plaza. Este Quedado vio a un hombre sesentón llorar en silencio. Vio a propios y extraños festejando. Vio, también la luz de una esperanza. Atrás iban quedando los bombos, empezaban a escucharse las bocinas.

Y, cruzando Libertador, allá al fondo, para el lado del Norte, las nubes comenzaron a desgarrarse, mostrando un sol tibio y luminoso. Ahora brilla el sol es el título de una novela del maestro Hemingway. Y así como este Quedado admite que de original no tiene nada, también acepta que se abre una esperanza, que Alemania espera y que Argentina, la de Diego, está en carrera.

Sí, ahora brilla el sol. El cielo plomizo y gris de la tarde, el barro en las suelas de los zapatos y el frío en los pies ya pasaron. El corazón brinca, alegre, la sangre corre rápido por las venas y solamente queda esperar una semana más.

Por las dudas, este Quedado volverá a la Plaza San Martín. ¿Qué otra cosa se puede hacer ahora?