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De color blanco y celeste

Pasada la primera fase, el partido del domingo ante México se ha convertido en la primera gran final según el sondeo entre los hinchas de ambos sexos en los cien barrios porteños.

Por Carlos Poggi ·

25 de junio de 2010
Ya quedó muy atrás aquel sufrimiento frente a Perú en la lluviosa tarde-noche de River en octubre. Nadie se acuerda de lo que costó la clasificación para este Mundial que se esta desarrollando en Sudáfrica con con nítido perfil sudamericano.

Buenos Aires, es el epicentro, pero en todo el país se aprecia una euforia solo comparable a la que se vivió en 1986 cuando Maradona levantaba la segunda y última copa mundial. El partido con México es considerado como una final y ya no hay banderas, ni gorros, ni vinchas a disposición. En el Once, paraíso de las telas, los mayoristas agotan sus existencias de trapos con los colores blancos y celestes.

Pese a la amenaza de lluvia para el domingo, los lugares en las pantallas gigantes de Plaza San Martín y Parque Centenario ya están mentalmente ocupados por una multitud que completó los lugares en los tres partidos anteriores y que promete no dejar ni un solo pedacito de pasto libre para seguir a pura pasión lo que se considera una de las antesalas de la consagración.

Las cábalas ya se han puesto en marcha y cuidadito con cambiar la pilcha que se lució en las tres victorias anteriores. Las mujeres le han puesto mucho color al apoyo de la Selección de Diego. No hay pudor en mostrar los estandartes y las escarapelas que adornan los vestuarios de entrecasa y no tanto.

Argentina entera es una gigantesca pelota. Nada de Jabulani, es aquella Tango inmortal. Es grito y es pueblo. Es cábala y es anhelo. Y son millones los hombres y mujeres, grandes y chiquilines que se han pintado la camiseta por fuera y por dentro. Todo se agota, menos la pasión nacional. Ya nadie se acuerda de los sufrimientos por la clasificación, todos van por el Tri, nadie piensa en otra cosa; por eso, calles y avenidas lucen su propio arco iris: el bicolor blanco y celeste. 

¿Después?, qué importa del después como han dejado impreso los hermanos Espósito, tangueros de ley, patrimonio cultural de los argentinos tanto como el bendito fútbol.