(sin categoría)
La posición de Jonás
Reconvertido en lateral derecho, Gutiérrez pagó el pato por la inclusión de Tevez.
Por Martín Mazur ·
12 de junio de 2010
Con los 11 nombres ya confirmados, la gran incógnita de Argentina era cómo iban a pararse en la cancha. Se hablaba de un 3-4-3 con Jonás en el medio, de un 4-3-3 con Verón por derecha, de un 4-3-1-2 con Messi de enganche o de un 4-2-3-1, con Tevez, Messi y Di María detrás de Higuaín. Lo cierto es que, sacando por la primera, el resto fueron todas ciertas, dependiendo los momentos del partido, pero con una premisa clara de tener la cancha bien ancha.
Si los esquemas los definen los entrenadores pero los dibuja el movimiento de los jugadores, Argentina demostró ser un equipo flexible que supo aprovechar la movilidad de los de arriba. Higuaín fue punta pero también se movió hacia la derecha. Messi por momentos quedó de primer delantero y por momentos de enganche, detrás de una línea clara formada por Tevez, Higuaín y Di María -el más estático y menos participativo-.
El equipo se plantó con un 4-3-3 de base, con Mascherano como vértice bajo, pero el problema estuvo en la zona derecha. Verón arrancó casi siempre delante del capitán y la línea lateral le quedaba lejos. A su izquierda, Heinze cubría bien y no tenía demasiados problemas en turnarse con Samuel para agarrar a Obinna. Pero a la derecha de Verón estuvo el cortocircuito: Jonás no salía a la mitad de la cancha, sino que mantenía la línea de los otros defensores. Y así y todo, perdía en el mano a mano. Por su lado, Argentina padeció los pelotazos cruzados para el desborde de Ogbuke Obasi, que desbordó con facilidad desde que empezó el partido, y no tanto por mérito propio (luego fue reemplazado) sino por facilidades del dibujo.
"Ese es tuyo, ojo, ojo", le decía Verón, con gestos claros, en el primer tiempo, señalándole al número 19, por quien terminó amonestado. El ingreso de Maxi Rodríguez en el segundo tiempo le dio un poco de tranquilidad a esa zona, aunque Argentina lo terminó de solucionar del todo recién con el ingreso de Burdisso. Jonás, entonces, se fue a jugar de volante por izquierda. Y Tevez, a esa altura del partido, ya jugaba de Verón.
El primer partido dejó la sensación de que Burdisso, Maxi y Milito serán las primeras alternativas en cada una de las líneas. Y que a ese hueco por la derecha hay que encontrarle una solución colectiva que no exponga tanto a Verón y Jonás.
Si los esquemas los definen los entrenadores pero los dibuja el movimiento de los jugadores, Argentina demostró ser un equipo flexible que supo aprovechar la movilidad de los de arriba. Higuaín fue punta pero también se movió hacia la derecha. Messi por momentos quedó de primer delantero y por momentos de enganche, detrás de una línea clara formada por Tevez, Higuaín y Di María -el más estático y menos participativo-.
El equipo se plantó con un 4-3-3 de base, con Mascherano como vértice bajo, pero el problema estuvo en la zona derecha. Verón arrancó casi siempre delante del capitán y la línea lateral le quedaba lejos. A su izquierda, Heinze cubría bien y no tenía demasiados problemas en turnarse con Samuel para agarrar a Obinna. Pero a la derecha de Verón estuvo el cortocircuito: Jonás no salía a la mitad de la cancha, sino que mantenía la línea de los otros defensores. Y así y todo, perdía en el mano a mano. Por su lado, Argentina padeció los pelotazos cruzados para el desborde de Ogbuke Obasi, que desbordó con facilidad desde que empezó el partido, y no tanto por mérito propio (luego fue reemplazado) sino por facilidades del dibujo.
"Ese es tuyo, ojo, ojo", le decía Verón, con gestos claros, en el primer tiempo, señalándole al número 19, por quien terminó amonestado. El ingreso de Maxi Rodríguez en el segundo tiempo le dio un poco de tranquilidad a esa zona, aunque Argentina lo terminó de solucionar del todo recién con el ingreso de Burdisso. Jonás, entonces, se fue a jugar de volante por izquierda. Y Tevez, a esa altura del partido, ya jugaba de Verón.
El primer partido dejó la sensación de que Burdisso, Maxi y Milito serán las primeras alternativas en cada una de las líneas. Y que a ese hueco por la derecha hay que encontrarle una solución colectiva que no exponga tanto a Verón y Jonás.
