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Argentinos extranjeros

Cuatro argentinos representarán a Paraguay en Sudáfrica. Muchos años atrás, Italia se consagró en 1934 con igual cantidad de compatriotas. Todo, entrelazado en la historia de Luis Monti.

Por El Gráfico Mundial ·

04 de junio de 2010
Imagen LUCAS BARRIOS jugó tres partidos y marcó igual cantidad de tantos con los guaraníes.
LUCAS BARRIOS jugó tres partidos y marcó igual cantidad de tantos con los guaraníes.
En Sudáfrica 2010, cinco serán los argentinos que vestirán otra camiseta: Guillermo Franco lo hará para México, Mauro Camoranesi para Italia y Néstor Ortigoza, Lucas Barrios y Jonathan Santana -más el aporte desde el banco de Gerardo Martino- representarán a Paraguay. ¿Alguno se consagrará con otra nación?

Dicen que el futuro se construye sobre los cimientos y con las herramientas del pasado. Retrayéndonos en el tiempo, más precisamente en Italia 1934, cuatro argentinos representaron al local que se alzó con la Copa del Mundo. Allí participó Luis Monti -acompañado por Enrico Guaita, Raimundo Orsi y Atilio Demaría-, que ostenta el récord de ser el único jugador en disputar un par de finales del mundo con dos países distintos: en Uruguay 1930 lo hizo para Argentina y en 1934 representó a los del Viejo Continente.

Nacido el 15 de mayo de 1901, se destacó como “centrojás”. Recio para la marca, se inició en Santos Lugares. Luego pasó por Mitre, Huracán y San Lorenzo, donde perduró diez años. En 1931 -con el advenimiento del profesionalismo- se mudó a Juventus por 150.000 liras. Y allí comenzó su coqueteo con la Selección Azzurra.

“Tenía un temperamento fuerte. Siempre defendía a mis compañeros y quizá por eso, me llegaron a tener antipatía”, reconoció Doble Ancho, así apodado por su contextura física.

Imagen LUIS MONTI y el Centenario de fondo. Fue subcampeón y campeón Mundial, con dos países distintos.
LUIS MONTI y el Centenario de fondo. Fue subcampeón y campeón Mundial, con dos países distintos.
Su fama de duro se esfumó en la final de la Copa del Mundo 1930 ante Uruguay, cuando todavía jugaba para Argentina. Aquél partido lo disputó bajo amenaza. Él no quería estar. “En la final no jugamos a gusto. Veíamos tantos soldados alrededor de la cancha y tanta hostilidad en las tribunas que era imposible concentrarse. Aquello no era un partido de fútbol, era vida o muerte”, dijo después de caer 4 a 2. A su regreso, muchos lo señalaron y lo acusaron de “haber ido a menos”.

Lo querían de Italia y respondió. Fue la bandera del plantel. Y esta vez no fue el único amenazado: lo sufrió todo el equipo, bajo la sombra del dictador Benito Mussolini. “Usted es el único responsable del éxito. Pero si llega a fracasar, que Dios lo ayude”, le había dicho a Vittorio Pozzo, el entrenador que también salió campeón con los azules en 1938, en la final de 1934 que terminó 2 a 1 a favor del dueño de casa.

A días de Sudáfrica, cuatro compatriotas pueden levantar el trofeo pero con otra bandera; la de Paraguay. Ya lo hizo Mauro Camoranesi (Italia) en Alemania 2006. Veremos que pasa…

Mauro Gurevich