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Mejor no atarse

Las últimas palabras de Maradona abrieron el juego y suavizaron la teoría -admitida por él mismo- de que iba a adoptar un esquema que estuviera por encima de todas las cosas.

Por Martín Mazur ·

24 de mayo de 2010
Si algo puede decirse del técnico de la Selección en este año y medio de gestión es que siempre estuvo dispuesto a cambiar cuando él entendía que las circunstancias se lo pedían. Esta idea puede esbozarse como elogio y también como crítica, depende de cómo uno lo quiera orientar.

Como crítica sería recaer en lo que tantas veces se dijo: la falta de un plan de juego, las convocatorias multitudinarias, las variaciones tácticas, el desbalanceo entre motivación exagerada y preparación mínima, el lío de los colaboradores, el destierro y posterior perdón de los "europeos", la inseguridad transmitida a muchos de los jugadores participantes y una buena lista de etcéteras.

Pero como elogio, y aquí es lo que hay que tener en cuenta, es que las últimas declaraciones de Maradona sugieren que no está dispuesto a abrazar a un esquema táctico por encima de todas las cosas. Que por más que haya dicho que jugaría con 4 centrales atrás, que jugaría "4-1-3-2" y que tenía a Jonás y a Di María para tirar centros, la Selección puede terminar jugando distinto, con otro esquema y con otros intérpretes, especialmente pensando en estos tres partidos de primera ronda donde -en teoría- Argentina va a necesitar muchas variantes para romper el cerco rival.

Al igual que lo que pasa con los patchs en los programas de computación, estas últimas palabras de Maradona corrigen y suavizan todas las que dijo después del partido con Alemania, cuando prácticamente anticipó el equipo titular para el debut en el Mundial, algo muy desconcertante para los que iban a tener que esperar en el banco, tal cual admitió el mismo Tevez. Y muy gratificante para los rivales, que ya iban a centrarse en cómo parar a tal o cual jugador en un esquema determinado.

Ahora, la situación no es tan cerrada. Y en esa apertura, gana Maradona -en variantes- y ganan los jugadores -en tranquilidad y en ilusión-. Los únicos que pierden son los rivales: ya no será tan fácil saber cómo jugará Argentina.