Las Entrevistas de El Gráfico

Roly Zárate, en primera persona

Sobrevoló todos los estados: desde jugar en el Real Madrid hasta vestir la camiseta de un club árabe por un partido. Repasa las lesiones de las que supo subsistir, su pasión por los autos y su futuro inmediato en Vélez.

Por Redacción EG ·

07 de abril de 2010





Nota publicada en la edición Marzo de 2010 de la revista El Gráfico

RENDIRSE JAMAS. Estando en el Barcelona de Guayaquil me sentía mal y no podía saber por qué. Era como tener los brazos y las piernas dormidas, sentir reiterados mareos,  como si me fuera a desmayar, era una sensación horrible y preocupante. Muchos me decían que era una cuestión psicológica, pero a mí no me cerraba. Me sometí a análisis diversos, revisiones cada vez más frecuentes, pero no había un diagnóstico preciso. Era muy difícil poder moverme bien en la cancha y también estaba mortificado por el futuro no sólo en el fútbol, sino también en la vida diaria con mi familia. Nunca fui de rendirme y tampoco ese era el momento. Yo estaba seguro de que no era un problema psíquico, que había algo físico y bastante serio. Fueron diez meses de sufrir más que de jugar.

REGRESO A LA VIDA. Cuando finalmente se supo que tenía desplazadas dos vértebras de la columna en la zona cervical, que hacían contacto con la médula y generaban esas molestias que podían convertirse en un problema muy grave, con riesgo de vida, llegué a la conclusión de que había que afrontar la realidad y eso significaba someterme a una operación difícil, pero que se tornaba imprescindible no sólo para seguir con mi profesión sino para asegurarme una mejor calidad de vida. Realmente pensaba más en afrontar bien el resto de mis días con mi mujer, Sabrina, y con mis hijos, que en seguir jugando. Para una mejor atención y por mayor confianza decidí que la operación debía hacerla en Buenos Aires, donde finalmente fue que acertaron con el diagnóstico. Los médicos ecuatorianos y los dirigentes de Barcelona entendieron la situación, y entonces me puse a las órdenes del doctor Gruenberg en el Hospital Italiano. La operación fue larga pero exitosa; tanto que a los quince días ya estaba haciendo ejercicios de rehabilitación. Pero no es tan sencillo, uno lo dice fácil, pero hay que estar muy bien preparado para afrontar situaciones así de complicadas. Una de mis preocupaciones era que si había un riesgo deportivo, prefería dejar el fútbol; pero los médicos me dijeron que si no me operaba, ante la menor caída podía quedar paralítico. Entonces, la decisión fue inmediata. Tengo cuatro tornillos y una placa de titanio, me podré lesionar de cualquier otra cosa, pero el problema de la columna quedó definitivamente solucionado. También vale destacar el apoyo fundamental de los médicos y el respaldo anímico de mi familia. Gracias a todos ellos, ahora estoy de nuevo disfrutando de la vida.

HERMANADOS POR LA PELOTA. Salvo mi hermano Néstor, que no se metió en el fútbol –aunque ahora sí lo hace uno de sus hijos– tanto Sergio, el Ratón, como Ariel, yo y Mauro, sin duda el más talentoso de todos, elegimos jugar a la pelota y básicamente ser delanteros. Esa afición se la debemos a mi papá, chileno él, a quien le gustaba enormemente el fútbol, pero que por esas cosas del destino debió encarrilar su vida por otro camino. Y tengo que decir que estoy, estamos todos, encantados con haber podido encarar esta profesión. Con Mauro, además, tuvimos una satisfacción extra: con la camiseta de Vélez hicimos un gol cada uno en el mismo partido para vencer a Colón de Santa Fe.

ANTES QUE NADA, LA HONESTIDAD. Yo pongo esa condición por sobre cualquier otra. Lo aprendí en mi casa, lo puse en práctica siempre y se lo transmitiré a mis hijos. En esto del fútbol, pasa que uno conoce gente honesta y de la otra. De Vélez puedo decir que está manejado por gente muy honesta. En otros lados no es tan así; por ejemplo en México, donde los dirigentes por ahí privilegian otras cosas y por eso suelen fallarte. Yo me quedo con lo que viví y vivo acá, en este club fantástico que hoy por hoy es líder en la Argentina.

FUERA DEL FUTBOL. Siempre me gustaron, y me siguen gustando, los autos. Disfruto mucho manejando. Veo Fórmula Uno y Turismo Carretera, pero en realidad gozo subiéndome y estando al volante yo. Es muy lindo, da mucho placer y como hay gran variedad, hay material para satisfacer mi pasión. Pero tengo que reconocer que para suplir al fútbol con otro juego, nada como el tenis. Lo juego con mis hermanos y me enloquece, también miro muchos partidos. Es un deporte fantástico, que cada día me encanta más.

@fotoD@ADAPTACION. En todos los lugares a los que fui llevado por el fútbol, lo pasé muy bien. Sé que lo más importante es adaptarse, porque suelen cambiar mucho las costumbres, pero no tuve inconvenientes. Tanto en Madrid, como en Murcia, en España, como en Escocia o en México y Ecuador, pude vivir bien. De todas maneras es cierto que hay cosas que uno extraña, pero tengo gratos recuerdos de la gente y los lugares. Lo de las lesiones es otro tema, pero saber convivir es básico para afrontar cada uno de los vaivenes que tiene esta profesión.

LA SEGURIDAD, AH, AH. No es un tema menor la inseguridad o la falta de seguridad en muchos lugares. Nosotros lo padecimos en 2006, cuando nos extorsionaron pidiendo un dinero, creo que eran 100.000 pesos, para que no corriera peligro la vida de Mauro. La verdad, pasamos momentos muy duros; pero por suerte, siempre estuvimos unidos y no hubo que lamentar ninguna consecuencia trágica. Tampoco pagamos ninguna plata, porque hubo un buen trabajo de la policía y nosotros como familia funcionamos muy bien. Eso sí, tuvimos que mudarnos porque en el lugar donde estábamos ya no tenía sentido seguir viviendo. Pero esto les pasó y les pasa a muchos jugadores, a muchos artistas, a gente notoria y también a la gente común. Es un situación grave que es de difícil solución, lamentablemente.

LA FELICIDAD. Haber jugado en el Real Madrid, suplantando nada menos que a Raúl, fue una de las grandes satisfacciones que tuve. Yo estaba en el Real B; y Vicente del Bosque, que me conocía, me llevó al equipo principal y me dio la oportunidad. Fueron días muy felices. A veces me parecía un sueño estar ahí, junto a Redondo y Roberto Carlos.

EXPERIENCIA. Fui a Arabia Saudita por un solo partido. Sabía que podía perderme la chance de ser goleador del Clausura 2004, pero la plata que me daban a mí y a Vélez era más que interesante. El club era el más poderoso de allá, el Al Ittihad, y el rival era Al Shabbab. Perdimos la final en un estadio repleto, porque en Arabia el fútbol es muy pasional y pega mucho en la gente, pero el negocio estaba hecho. Los árabes habían depositado el dinero (100.000 dólares para mí y 200.000 dólares para Vélez) antes del viaje. Fue una experiencia diferente. También es cierto que, de haber ganado, por ahí le peleaba a mi hermano Mauro el privilegio de ser el jugador más caro. Pocos años después, él se fue al mismo fútbol por una cifra récord, que todavía hoy causa escalofríos: veintidós millones de dólares.

UNA LASTIMA. A fines del 2005, tenía todo listo para viajar a Amsterdam para el campeonato mundial de tiros libres. Estaba todo armado, se iba a patear con y sin barrera y había muchos jugadores notables anotados, como Zidane, por ejemplo. Yo me tenía mucha fe, pero se suspendió creo que por la superposición de los campeonatos europeos y la proximidad del Mundial de Alemania. Yo hice muchos goles de tiro libre, los practiqué bastante. Incluso cuando salgo goleador acá en la Argentina, en 2004, metí varios. Y quiero agregar algo: para mí, los goles-goles son los que se hacen con el pie y no con la cabeza, con la excepción claro de Palermo al pobre Montoya, el año pasado en la cancha de Boca.       

@fotoD@EL FUTURO. Espero seguir en Vélez durante mucho tiempo, es como mi casa, me siento bárbaro. Por ahora, como jugador estoy esperando la oportunidad de entrar. Cuando uno tiene buena leche, ayuda desde el banco y el que está delante de uno lo valora. Yo sé que ahora tengo muchos competidores en mi puesto, pero también es una motivación. Cuando deje de jugar, hoy no me veo como director técnico, pero quizás cambie de opinión más adelante. Lo que sí es seguro: estaré ligado a alguna actividad que tenga relación con el fútbol.


Por Carlos Poggi / Foto: Jorge Dominelli.