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La iPad y el futuro

El nuevo producto de Apple alimenta la discusión y el debate sobre el futuro de los medios escritos.

Por Martín Mazur ·

04 de abril de 2010







Desde que Steve Jobs anunció el lanzamiento de la iPad, la última gran apuesta de la siempre innovadora Apple, se reavivó el debate sobre el futuro de la prensa escrita.

Imagen El iPad, nueva creación de Apple, provocó una revolución de ventas en Estados Unidos.
El iPad, nueva creación de Apple, provocó una revolución de ventas en Estados Unidos.
Para muchos, la tableta marcará el final de los medios gráficos tal como los conocemos. Se sugiere que no habrá más papel, aunque sí seguirá habiendo páginas, que se podrán hojear de forma electrónica. No hará falta llevar un bolso lleno de revistas, sino que se bajarán –como antes sucedió con las canciones y los videos– las publicaciones preferidas, las cuales se archivarán en esta tableta que parece un iPod tamaño extra large. Los kioscos de diarios y revistas ya se mudaron a la web. Desde diciembre de 2008, la edición electrónica de El Gráfico puede leerse completamente a través de Zinio, algo útil para muchos que están en el exterior y no quieren esperar a que el correo les deje la revista en el felpudo.

Una de las patas anunciadas en la presentación de la iPad fue el acuerdo con The New York Times para que sus artículos puedan leerse en esta nueva plataforma. Y coincidió con el anuncio que hizo el diario estadounidense de cambiar el sistema de pagos de su sitio web para 2011: en lugar de tener un área selectiva con artículos pagos (Times Select incluye columnistas, informes especiales y análisis a cambio de un abono mensual) el acceso a las notas será irrestricto, pero con un cupo de artículos gratis. Una vez superado dicho cupo, el lector pagará un excedente por cada nota a la que quiera acceder. Para los suscriptores del diario, en cambio, el acceso será gratuito e ilimitado. Con esta nueva forma, evalúan, compensarán los ingresos que dejan de recibir por Times Select por el aumento de publicidad online.
Según Arthur Sulzberger Jr., presidente de The New York Times Company, el nuevo modelo de negocios “está diseñado para proveer un soporte adicional para el extraordinario y profesional estilo de periodismo de The New York Times”. Pero el diario sigue siendo la usina de todo.

Imagen La taza de café caliente sigue igual. Pero el diario ya no está. En su lugar, está el iPad con The New York Times. Así promociona Apple a su nuevo producto.
La taza de café caliente sigue igual. Pero el diario ya no está. En su lugar, está el iPad con The New York Times. Así promociona Apple a su nuevo producto.


El ejemplo Esquire
Imagen La portada de Esquire con el holograma (izquierda) y la que incluyó un código de realidad aumentada, con Robert Downey Junior.
La portada de Esquire con el holograma (izquierda) y la que incluyó un código de realidad aumentada, con Robert Downey Junior.
También en Estados Unidos, la revista Esquire en el último año sorprendió con varias ediciones que incluían adelantos tecnológicos. Una tapa incluyó un holograma, otra tapa sorprendió con un troquelado particionado en tres y otra tapa trajo una imagen de Augmented Reality (realidad aumentada) que cobraba vida cuando se la ponía frente a una webcam. Más allá de las innovaciones, el editor de Esquire, David Granger, asegura tener las cosas muy claras.

“Durante los últimos meses el mundo estuvo convulsionado en el tema de cómo sería traducir una revista a los nuevos aparatos electrónicos. Grandes medios contrataron a consultores para que les mostraran de qué forma se verían las revistas en estas plataformas. Y la industria de las revistas parece estar alineada en la convicción de gran parte del futuro estará en los teléfonos o en computadoras aún más pequeñas”, sostiene, para inmediatamente tomar distancia: “Después de nuestra intensa experimentación con muchos de estos aparatos, debo decir que yo no compro la idea de que ellos definirán nuestro futuro. Creo que nos proveerán nuevos canales para llegar a nuevas y sustanciales audiencias y que también serán una fuente de ganancias. Pero habiendo trabajado en esto por un tiempo largo, creo que todas estas nuevas cosas terminarán apoyando y mejorando lo que las revistas hacen, en lugar de reemplazarlas”.
En el editorial de marzo de 2010, la conclusión de Granger es inequívoca: “Somos entusiastas, seguiremos experimentando para encontrar formas de mejorar la revista y aplicar las nuevas formas. Pero la revista que tienen en sus manos no es algo secundario dentro de la experiencia Esquire; es esencial. Las revistas no pueden ser replicadas en la tableta. Tienen un poder y una belleza que nunca logrará ser traducida por las máquinas. Cuando alguien encuentre la forma de expresar las ideas en esta nueva tecnología, será de una forma que es propia de estos aparatos. Lo mejor de las tabletas será creado dentro de una tableta, exactamente como sucedió con los libros, las películas y cualquier otra clase de arte. El medio es el mensaje”.
Como sostiene Granger, es previsible que en el futuro las tabletas sean las que den origen a publicaciones y aplicaciones pensadas y elaboradas para sacarles el máximo provecho. No serán adaptaciones de otros formatos, sino creaciones genuinas. Actualmente, en Issuu, el sitio gratuito de publicaciones, se ven las diferencias entre las revistas pensadas para papel y las revistas diseñadas para leer en tamaño real en Issuu. Las primeras necesitan ampliaciones y movimientos engorrosos. Las segundas se consumen sin necesidad de ampliación y son lindas electrónicamente, pero seguramente no serían igual de atractivas en papel. Son autóctonas al sistema en el que fueron creadas.

Las revistas del futuro
Fritz Hansen, la marca líder en fabricación de muebles en Dinamarca, presentó hace poco su nuevo sitio web en el que se incluye Republic Q2, una revista online que sorprende justamente por no ser una revista online: las páginas se hojean, sí, pero también tienen animaciones, audio y video. Es una experiencia que integra, hasta la fecha, las tecnologías vigentes. Vale analizarla. No hay demasiado texto, está preparada para leer a través de una computadora, pensada para leer con las interrupciones lógicas que otorga el mundo cibernético: piezas cortas, tipografías grandes, lectura ágil, sin hacer demasiado recorrido con el mouse. Es una experiencia electrónica, y como tal, previene así lo más lindo de leer una revista en papel: sentarse y tomarse un tiempo para hojearla, profundizar, elegir qué leer y cuándo, sentir el roce de las páginas mientras uno las dobla con delicadeza o con fuerza, sorprenderse con el diseño, las fotos o con una atrapante historia de 10 páginas. Sería impensado encontrar una historia de 10 páginas en este nuevo formato, casi tanto como encontrar un video dentro de una revista en papel.

La convivencia entre revistas en papel y revistas electrónicas debería ser pacífica. Por ahora, una no excluye a la otra. Ni el apocalipsis del papel ni la sublimación de lo electrónico: cada una es capaz de explotar su máximo potencial.