Las Entrevistas de El Gráfico

Gabriel Mercado: sueños de Academia

En un Racing renovado, el lateral-volante se prepara para un nuevo desafío. Aspira a jugar un gran torneo y que su ilusión de dar la vuelta olímpica con la camiseta blanca y celeste finalmente cristalice. De Madryn a Avellaneda, un camino recorrido con mucho esfuerzo.

Por Redacción EG ·

19 de marzo de 2010

Nota publicada en la edición febrero 2010 de la revista El Gráfico.

Imagen CON UNA buena pretemporada, el Negro sumó motivos valederos para pensar en un Clausura brillante.
CON UNA buena pretemporada, el Negro sumó motivos valederos para pensar en un Clausura brillante.

EN LA CARTA de su menú sobresale una tenacidad insoslayable, que condimenta a base de convicción perseverante y confianza plena. Programó su mente en dirección a sus objetivos y accionó consecuentemente para aterrizar en el destino idealizado. En un austral terruño de la Patagonia brotó un batallador tenaz, que ha conquistado el reconocimiento a través de su determinación, sacrificio y talento. El defensor Gabriel Mercado viaja por la ruta de la evolución, que lo facultó para erigirse en un referente y baluarte del Racing de Claudio Vivas.
El Negro Mercado emprendió su recorrido a puro esfuerzo, transitó por múltiples paradas con sus sueños a cuestas, ya ha alcanzado algunas estaciones como la consolidación, pero su anhelo es arribar a las doradas tierras de la gloria vistiendo los colores de la Academia.

EN EL HABITAT de la majestuosa ballena franca, que deleitan a miles de turistas, se eleva la pintoresca ciudad de Puerto Madryn, cuna del lateral-volante. Transcurría la dulce niñez cuando solía gambetear a su perro “Oso” en el patio de su hogar, escena que incluía papelitos flotando al viento, mientras recreaba en su imaginación goles de gran factura. También acostumbraba enviar al arco a su hermanito Alejandro, a quien junto con su padre Javier acribillaban a puro pelotazos, mientras los vidrios y flores padecían las secuelas de ese amor por el fútbol.
La historia de Gabriel en la institución de Avellaneda se originó hace muchos años. A los 11, corría sobre polvorientos campos detrás del balón en el club J.J. Moreno, cuando en un encuentro con Racing el entrenador brasileño Germán Borgés le echó el ojo y lo invitó a pasar el verano de 1999 entrenándose en las instalaciones de la Academia. Sobre aquella situación, Mercado cuenta “Estaba feliz porque para mí eran unas vacaciones, yo no me entrenaba pensando que era una prueba, a esa edad solo disfrutás”. Una vez que emergió marzo surgió una situación cúlmine, dado que apareció la oferta concreta para que se integrara a las Inferiores, lo que acarreaba una compleja decisión familiar. “El tema era convencer a mi vieja para que me dejara, creo que entre mi firme deseo y la ayuda de mi papá posibilitaron la aprobación de mi mamá. También es cierto que fue decisivo que no era hijo único, para que en mi casa no sufrieran tanto la distancia”, confiesa.
En ese paso inicial actuó un papel fundamental el cobijo de su familia en Buenos Aires, que posibilitó atenuar el efecto del desarraigo. La abuela Lila le abrió las puertas de su casa en Claypole, donde convivió con sus tíos y cuatro primos, lo que genera la remembranza instantánea “Eramos una bandita interesante, ja. Hablando en serio, siempre voy a estar agradecido, se portaron de una manera increíble conmigo, a esa edad necesitás que te apoyen y ayuden, con todos ellos tenemos una relación hermosa. Hicieron un gran esfuerzo por mí, por ejemplo mi tía me llevaba a jugar estando embarazada, esas actitudes no las voy a olvidar jamás”.

Imagen A LA HORA de defender, Mercado le pone sal y pimienta a su accionar. Pero si se trata de atacar, a su juego lo llaman.
A LA HORA de defender, Mercado le pone sal y pimienta a su accionar. Pero si se trata de atacar, a su juego lo llaman.

MERCADO ESCRIBIO su camino con la tinta del sacrificio y perseverancia. Conserva su esencia, nunca cajoneó la humildad y sobre todo aplicó una contracción al trabajo, fundamental. Justamente sobre estas características opina su padre Javier, relator de LU17 Radio Golfo Nuevo de Madryn: “Siempre se tomó todo con mucha responsabilidad, una de sus maestras decía que era muy competitivo con él mismo, que se obligaba a terminar rápido las tareas para cumplir con el deber. Gaby está preparado para hacer cosas en función de lo que amerite cada situación, por ejemplo en Novena División lo pusieron de central, cuando era delantero, y se adaptó sin sufrimiento porque quería llegar a Primera”.
Otra muestra del respeto que les otorga a sus convicciones, la describe el defensor “Yo siempre me puse en la cabeza que iba a volver a Madryn solo a vacacionar, sabía interiormente que lograría mi objetivo. A mí me encantaba ir a la escuela y después a entrenarme, ni aunque lloviera faltaba al club y eso que tenía un viaje importante desde Claypole a Avellaneda. Todos los días después de clases caminaba ocho cuadras hasta la estación y tomaba el tren a Temperley, de ahí combinaba con el Roca que me llevaba a Racing. Era tan grande mi amor por el fútbol que cuando pateaba hasta la estación siempre pasaba por la esquina de mi colegio y estaban todos mis amigos tomando una coca y jugando al metegol, pero no me producía ningún arrepentimiento no parar y seguir mi trayecto a las prácticas”.
Las anécdotas florecen a borbotones a la hora de charlar sobre aquellas travesías maratónicas sobre los vagones, donde el defensor cargaba su bolso con ilusiones y sueños. “Iba con la plata justa, es la realidad, no me molesta decirlo, en lugar de usar ese dinero para el boleto compraba alfajores o una gaseosa, para lo cual me colaba seguido. Al viajar tanto en tren ya sabía todos los recovecos de las estaciones para mandarme por algún alambrado roto; además, conocía cómo venían los ‘chanchos’ y me  ponía en la otra punta para esquivarlos", exterioriza.

LA MONTAÑA RUSA frenética que ha transitado Racing en los últimos años generó que Gabriel surcara por todas etapas arduas como el gerenciamiento, órgano fiduciario, deudas, fantasmas del descenso y otras espinas en el camino. Sin embargo, le escapó al desánimo, su temple le permitió captar las enseñazas de las adversidades y llenar su visión de la vida con optimismo. “Pasé momentos duros porque jugás con muchas presiones siendo muy chico, pero te sirve para crecer de golpe, por ejemplo el hecho de que un club tan grande jugara una promoción, por ahí  no me daba cuenta en esa época de que estábamos enfrentando la posibilidad de que Racing descendiera. Me gusta afrontar las partes malas y buenas, este es un club maravilloso, que te da fuerzas para superar todas las dificultades”, confiesa.
La locura estallada por el título en el 2001 marcó a fuego a Mercado, quien en ese torneo encaraba el papel de alcanzapelotas. Esas imágenes permanecen en su mente, incluso obran como factor motivador de una esperanza que late en el corazón de Patalín, quien no desespera ante la situación apremiante de los promedios (arrancará 17º con 1.147). En contra de la corriente lógica de preocupación, el defensor asevera: “Me tocó vivir en carne propia ese campeonato que fue algo espectacular, no se podía entender lo que generó Racing ese año. A partir de ahí siempre sueño con salir campeón acá, sería hermoso. Tengo la sensación de que este Clausura va a ser el que tanto esperé”.

Imagen EL PIBE de Puerto Madryn arribó a Racing con 11 años y recorrió todas las categorías. Fue campeón con la Sexta en 2004.
EL PIBE de Puerto Madryn arribó a Racing con 11 años y recorrió todas las categorías. Fue campeón con la Sexta en 2004.

LA METAMORFOSIS de la oruga en mariposa es un acto impactante de la naturaleza, que no deja de maravillar al ojo humano. Gabriel Mercado llevó a cabo una mutación poderosa hace unos meses, cuando el entrenador Claudio Vivas le cambió el chip. Atrás quedó la época de férreo y ágil zaguero, incluso sus tiempos de marcador de punta derecho, el ex ayudante de campo de Bielsa lo reinventó como lateral-volante por derecha. El Negro aceptó el desafío de pulular por un sector de la gramilla que no era el habitual. “Sinceramente, antes de Banfield (16º fecha Apertura 2009) no me imaginaba jugando como volante, sí era más factible que el equipo me necesitara para alguna ocasión en particular. Por suerte me fue bien, pude marcar mi primer gol en esta nueva función, luego me acomodé y ahora me gusta mucho. Pero más allá de las cuestiones técnicas que estoy aprendiendo o puliendo, este cambio sirvió para darme cuenta de que si uno está conv