Las Entrevistas de El Gráfico

Falcioni, en primera persona

Es el primer ex arquero campeón como director técnico en el fútbol argentino. Con 53 años ya es un prócer de Banfield, club con el que ganó el primer título en 113 años de vida, y ahora, en Boca, asume el desafío más grande de su carrera.

Por Redacción EG ·

10 de febrero de 2010
Nota publicada en la edición enero 2010 de la revista El Gráfico.

Imagen MUY IDENTIFICADO con el club del Sur. Sus pasos allí fueron exitosos.
MUY IDENTIFICADO con el club del Sur. Sus pasos allí fueron exitosos.
EL FUTBOL, ESE VINCULO. Terminaba el partido en cancha de Boca y se me cruzó la imagen de mi viejo. Pensaba en él, por eso se me llenaron los ojos de lágrimas. Miraba al cielo y le agradecía porque nos ayudó en toda la campaña. Falleció hace tres años. Después, están todos: mi vieja, mi esposa, mi hermana y mis dos hijas. A mi viejo lo tengo siempre en la cabeza y en el corazón, a pesar de todas las rabietas que se agarró conmigo. Fue un hombre recto, sencillo y me marcó. Jugaba al fútbol, de defensor, en Barracas Central, pero tuvo un problemita y recibió una dura sanción... Creo que le dio una patada en los huevos a un árbitro. A mí me acompañó a todos lados, desde el baby fútbol hasta cuando dirigía. Era hincha de Ferro y, pobre, el hijo le salió de Vélez.

GERENTE DE CONFIANZA. El puesto de arquero, para mí, es hermoso, el más lindo que existe. Es, también, el de mayor responsabilidad. Yo lo comparo al gerente de un banco. Si en un banco tu gerente es irresponsable, incapaz y le da crédito a todo el mundo, ese banco va a fundirse. En cambio, si tenés un arquero (gerente) serio, medido, que analiza, mira y está atento a todo, tu equipo (banco) va a funcionar muy bien.  Ochoa Uribe, mi técnico por 9 años en el América, decía lo siguiente: “Un buen equipo con un buen arquero es un gran equipo, porque el arquero sostiene todo lo que hace ese equipo. Ahora, un buen equipo con un mal arquero es un mal equipo, porque todo lo bueno que haga en el campo te lo tira a la basura el arquero”. Es una gran verdad.

BIEN DE ABAJO. La verdad es que la vengo remando en esta profesión y después de 13 años se me dio el primer título. Apenas colgué los guantes me puse a hacer el curso de técnico, pero como no salía nada estudié periodismo para ver el asunto desde otra óptica. Era lógico: después de 10 años en Colombia, no me tenían muy visto en mi país, era casi un extraño, por eso me costó reinsertarme en mi país. En 1996 me llamó Pompeo Tardivo para que le diera una mano en Atlanta y arranqué como preparador de arqueros en las Inferiores. O sea: el último orejón del tarro. Cuando asumió el Gato Daniele me puso como espía de rivales y fui tomándoles el gusto a los dibujos, las flechitas y todo eso. Después, Pascuttini me llevó a las Inferiores de Vélez y más tarde Bielsa me pidió que le armara un selectivo con la Tercera y la Cuarta, del que fui DT. El paso siguiente fue agarrar la Primera de Vélez en un par de interinatos hasta que en el 99 me confiaron el cargo. Como se ve, no me resultó nada sencillo ganarme un lugar. Por eso se valora mucho más este triunfo.

HOLA, PUCHO. Fumo desde los 14 años. Lo hacía a escondidas de mi familia hasta que una vez me agarró mi viejo y me dijo: “Escuchame, acá en casa no fuma nadie y hay tremendo olor a cigarrillo. ¿Para qué te vas a esconder? Fumá delante de nosotros y listo”. Con los técnicos nunca tuve problemas: si hasta había varios que me mangueaban cigarros. Por eso, si alguna vez agarro a alguno fumando a escondidas, no hay problemas. No es lo ideal, claro, pero cada uno es dueño de hacer su vida y tomar sus decisiones. Si uno tiene ese vicio hay que respetarlo, yo no tengo inconvenientes, aunque el Profe sí es más fastidioso”.

DESCONFIAR SIEMPRE. Es un mensaje que les bajo a mis jugadores: la mejor manera de respaldar a un compañero es desconfiando de él, porque si yo me confío, no voy a estar cuando él falle. Por ahí suena fea la palabra “desconfiar”, pero es la manera de respaldarlo. Si no desconfío, esos dos metros más que tendría que haber hecho y no hice, cuando mi compañero se equivoca, terminarán perjudicando a él y al equipo.

AL QUE MADRUGA... Siempre preferí hacer las prácticas a la mañana, no sólo porque la mañana predispone mejor al trabajo sino porque ordena los descansos. Si un futbolista se entrena a la tarde, sabe que no deberá levantarse temprano y por eso se puede quedar despierto un par de horas más la noche anterior, y al día siguiente se levantará cerca del mediodía, no desayunará y tampoco almorzará bien porque no tendrá mucha hambre. O sea: va a llegar a la práctica sin desayunar, mal almorzado y con una modorra importante.

DO NOT DISTURB. En mi casa, en la parte de abajo, tengo una tele, con video, reproductora de DVD y una reposera. Ahí siempre me concentré para ver rivales y analizar jugadas. Abajo nadie me molesta, ni siquiera suena el teléfono. La única que tiene permitido bajar es mi señora. Y a traerme mate. Nada más.

Imagen LE ATAJÓ un penal a Maradona. Para el recuerdo...
LE ATAJÓ un penal a Maradona. Para el recuerdo...
NUNCA DEJAR DE SOÑAR. Cuando asumimos en Banfield el club estaba cerca de la promoción, entonces el primer objetivo era alejarse lo más rápido posible de ese fantasma. De todos modos, siempre que uno arranca un torneo de cero, sea Banfield o Boca, piensa en ganar y comienza con la máxima ilusión. Uno tiene la obligación de ser optimista al tomar un equipo. Después, los resultados van marcando la realidad, pero jamás hay que dejar de ilusionarse con lo máximo.

DESPEGAR.COM. Sé que mi carrera como entrenador venía en ascenso y por eso Boca se fijó en mí. Pudo haber sido y no fue. Punto. Nada más. No fue un mazazo ni un bajón para mí. Lo tomé como una alternativa. Y enseguida se dio lo de Independiente. En Colón y Gimnasia no nos fue bien, aunque cometí el error de no darme cuenta de que en Gimnasia había elecciones en la mitad. La verdad, fue un detalle que pasé por alto. Mi carrera había entrado en una meseta, se había estancado. Por suerte, con esta campaña en Banfield, volvimos a despegar.

PARAR LA PELOTA. En el 2008 estuve todo el año sin trabajar. Mi idea era dejar un semestre porque en siete años no nos habíamos permitido ningún descanso, pero se terminó estirando más de la cuenta. Aproveché para pasear con mi señora y para ver fútbol con más tranquilidad y para replantearme algunas cosas de mi trabajo. Estos son los típicos momentos en que uno madura, en que le puede prestar más atención a un montón de cosas que en la vorágine deja pasar. Mi relación con los jugadores creo que fue cambiando en los últimos tiempos, quizás haya menos distancia, más sonrisas, seguramente como fruto de la madurez y de la tranquilidad que uno va adquiriendo.

DE ADELANTE PARA ATRAS. Contra lo que muchos prejuzgan, armo mis equipos de adelante para atrás. Siempre pienso primero en una buena dupla ofensiva que marque la diferencia en el área contraria. En Vélez era Bardaro-Husaín; en Olimpo, Carrario-Cristian Castillo; en Independiente, Agüero-Frutos; en Colón, Sand-Ramírez, y ahora Silva-Fernández. Después, intento plasmar los conceptos y elementos para que no me lleguen, pero si no tenés desequilibrio arriba, estás frito.

Imagen LA SONRISA asomó en el rostro de Falcioni. Asegura que cambió en los últimos años.
LA SONRISA asomó en el rostro de Falcioni. Asegura que cambió en los últimos años.
ESQUEMAS. Uno debe adaptarse a las características de jugadores que posee en el plantel. Si me preguntan con qué sistema prefiero defender, diré que con cuatro atrás, porque le da más equilibrio al equipo, salida por los laterales, y no requiere tanto esfuerzo individual. Para jugar con línea de tres defensores son fundamentales los carrileros. El secreto de defender con tres pasa por apretar al adversario en su campo, para forzarlo a tirar el pelotazo y que el líbero nuestro llegue a esa cobertura. Por eso, si no tenés un equipo ágil para forzar errores en la salida del rival, vas a tener que retroceder mucho. Y si tus carrileros retroceden, después no tienen aire para salir.

DONDE RECUPERAR, ESA ES LA CUESTION. Las etiquetas son dañinas. Ningún equipo es más o menos ofensivo por el dibujo táctico que emplee, el famoso numerito. La cuestión pasa por el desdoblamiento de los laterales y volantes y por dónde se tomen las decisiones. Si la pelota la recuperan los delanteros en el mediocampo, tu equipo será ofensivo, porque vas a disponer del balón a 50 metros del arco contrario, aunque uses un 4-4-2 en apariencia más defensivo. Y si la pelota la recuperan los defensores centrales, tu equipo será defensivo porque empezás todo a 80 metros del arco rival, muy lejos.

TRATO DIFERENCIADO. No se le habla del mismo modo a un James Rodríguez que a un Méndez, aunque la exigencia para los dos sea similar. Con un jugador de experiencia se puede hablar de un modo más cercano que con un chico al que le transmitís de otro modo para que no crea que ya consiguió todo en su carrera.

EXPERIENCIA COPERA. Eso no me falta, sin duda. Si no me equivoco soy el jugador argentino con más partidos en la Libertadores, con 76. Esas vivencias las traté de transmitir a los jugadores cuando la disputamos con Banfield en 2005 y estuvimos a sólo un minuto de eliminar a River en cuartos de final. Lo más importante es mantener la tranquilidad, sobre todo cuando uno va a jugar de visitante, donde siempre alguna cosita te hacen para molestar. En esas situaciones intento asumir el rol desde un lugar más tranqui, y les bajo el mensaje de que son momentos únicos de la vida que deben tratar de disfrutar, a pesar de todo lo que hay en juego.

PUERTAS CERRADAS. No son un capricho ni un castigo. Yo abro todos los días las puertas al periodismo para que hablen con los jugadores, pero prefiero la intimidad en las prácticas. Cuando a mí me invitan a comer a una casa, no voy a la cocina para ver cómo hacen la comida. Yo voy y como. Por ahí a mí me interesa probar a un jugador porque tengo una duda para el partido, pero al mismo tiempo no me interesa que el periodista transmita esa duda. Por otra parte, prefiero que el técnico rival se entere sobre la hora cómo va a formar mi equipo y no tres días antes. Se puede llegar a sacar una ventaja de eso.

CONVICCION PARA RESOLVER. Algunos me catalogan de defensivo, pero es muy raro que en mis equipos no se desprenda un lateral de la línea de cuatro, o que los volantes no lleguen al fondo. Al lateral y al volante les suelo recalcar que al momento de atacar, se olviden de defender, que no estén pensando en el regreso, porque cuantas más veces resuelvan la jugada en ofensiva, menos vas a tener que volver para recuperar posiciones. Yo pretendo que el lateral se lance y termine la jugada: con un tiro al arco, un pase a la cabeza del nueve o un centro atrás, pero es fundamental que ese esfuerzo lo termine de alguna manera.

MENU COMPLETO. Me considero un obsesivo del trabajo, pero creo mucho en el jugador. Siempre creí que para que el jugador logre rendir al máximo de sus posibilidades, sobre todo en un fútbol tan igualado, hay que darle todos los elementos que le puedan servir. Por ejemplo, si nuestro delantero sabe que uno de los defensores tiene dificultades sobre cierto perfil, podrá atacarlo sobre ese flanco para sacarle ventaja. Son datos que siempre le van a sumar y que el jugador te lo termina agradeciendo.

Por Diego Borinsky / Fotos: Jorge Dominelli