Sangre caliente

En cancha de Cagliari, el Nápoli de Germán Denis, Jesús Dátolo y Ezequiel Lavezzi perdía 3 a 2 con el equipo local. Corrían los últimos minutos del partido, y el técnico Massimiliano Allegri tuvo la mala idea de patear lejos una pelota para demorar el juego.

Enseguida, los alcanzapelotas repusieron otro balón, que el Pocho golpeó con fuerza contra el DT del Cagliari. Después, el delantero argentino quiso irse a las manos con el entrenador, pero lo frenaron sus compañeros.

Como era de prever, el árbitro le mostró su segunda amarilla (la primera la había recibido por sacarse la camiseta tras marcar el primer gol del partido) y tuvo que abandonar el campo de juego.

Sin embargo, en la última jugada del partido, el Nápoli logró empatar el encuentro y todas las cámaras apuntaron a Lavezzi, que gritó el gol como desaforado desde la boca del túnel.