Las Entrevistas de El Gráfico

Leandro Lázzaro, en primera persona

El delantero de Tigre cuenta las mejores anécdotas de su paso por diez clubes distintos. Un jugador que no mete el perro.

Por Redacción EG ·

16 de noviembre de 2009
Nota publicada en la edición Octubre 2009 de la revista El Gráfico

ES LAZZARO LIUNI. Mi papá es Lazzaro, mi mamá, Liuni. Tengo doble apellido, en el DNI figura así. Pero Lazzaro solo está bien. El tema es que en República Checa en la camiseta me ponían Liuni... Me decían Leandro Liuni. Y yo: “No, soy Lazzaro”. Dos nombres y dos apellidos, se hacían unos líos bárbaros.

ERA UN POCO CONTRA. La infancia y la preadolescencia las pasé en Lugano, los edificios, en I y II. Al principio no me interesaba jugar a la pelota, me tiraban más los autos, otras cosas. A San Lorenzo, mi primer club, me llevaron un poquito engañado. “Vení con nosotros, acompañanos”, me dijeron. Fui con un grupo de chicos, quedé. Estuve hasta la pre Novena. Pero no me moría de ganas por ir, no jugaba siempre, por eso terminé dejando. Recién volví de grande, a Chicago.

COMO EL POTRERO NO HAY. Prefería los partidos en el barrio antes de ir a entrenar. Eran difíciles, quizás tenías 12 años y jugabas contra pibes de 18 o 20. Los más jodidos eran contra otros edificios. Muchas veces tenías que salir corriendo. Todo ese roce te hace aprender y curtirte más. Sirvió.

EL VOLEY NO ERA LO MIO. Me dediqué un año y medio, para no perder la parte física, pero no entendía nada, mucha táctica. Hoy todavía me engancho si hay algún partido por la tele.

GANADOR QUEDA EN CANCHA. El beach voley hay que jugarlo a muerte. Hay 15, 20 equipos por día. Te anotás a las 2 de la tarde en la playa y esperás. Si perdés, no sabés si volvés a jugar en toda la tarde. Yo jugué con Conde, que hoy es el número uno de la Argentina. Lo lindo es que eran todos amigos y se terminaba con un asado en la playa a la noche, no como el final de los partidos de Lugano, je.
Imagen CON SU PERRO Santos, un terrranova de 80 kilos, que recién tiene un año y medio.
CON SU PERRO Santos, un terrranova de 80 kilos, que recién tiene un año y medio.

ME GUSTA LA ACUSTICA. Mi papá trabaja en el teatro Colón, en lo técnico, hace las escenografías. Entró a los 18 años y todavía está ahí, como 35 años lleva. A los 14 lo empecé a acompañar y me empezó a gustar todo ese mundo. En auditoriums o teatros, armábamos la parte dura: escenarios, acústica, luces, ampliación del escenario. Está en los genes. Mi tío hace lo mismo pero en la Scala de Milán. La ves de afuera y decís... ¿y la sala dónde está? Adentro, en cambio, te impacta, no te la imaginás.

NO HAY QUE TENERLE MIEDO A LA OPERA. Como espectador o desde detrás de escena, estar ahí es entretenido. Lo disfruto mucho. Muchos jugadores también lo harían, sólo que creo que no tienen la oportunidad o lo ven como algo lejano.

“¿A DOOONDE?”. Es lo primero que contestás cuando te dicen de ir a jugar a la República Checa. A mí me lo ofreció un coordinador del fútbol infantil de Chicago. Me mostró fotos de Praga, divina. Pero claro, yo me fui al Slovan Liberec, nada que ver con Praga. Tenía 23 años, en Chicago quería cambiar un poquito de aire, y acepté.

SOY MEDIO AVENTURERO. No hablaba inglés, sólo lo indispensable. Pero cuando me subí al avión, tenía la ilusión de progresar, de llegar a Italia o a España. El choque igual fue fuertísimo: me fui de 30 grados de Mar del Plata y a la noche siguiente estaba en una montaña con 25 grados bajo cero, no había ni una luz, ni una persona. La clave es soportar ese momento.

SI VAS A REPUBLICA CHECA, fundamental jugar a los dardos. Yo me defendía. Pero era raro, llegabas al vestuario a las 8 de la mañana y todos jugando a los dardos, en un living al lado del vestuario. Parecían las 5 de la tarde. Ta, ta, ta, ta… Los jugadores llegan una hora antes de que empiece el entrenamiento. Eso es una costumbre y está buena.

LA BOMBONERA ES EL ESTADIO CON MEJOR SONIDO DE ACA. Rosario Central y Newell’s también tienen buena acústica. No por eso vas a hacer sentir mal al rival. Pero la que más se escucha, sin duda, es Anfield Road, la del Liverpool, que encima es techada. La tribuna parece que no termina nunca, se viene abajo cuando cantan el himno.

GLADIADOR. La encuentro en la tele y la dejo puesta, no me importa que ya la haya visto 15 veces. No sólo por la historia, sino que también es en Roma, donde viví y a la que aprendí a admirar y sentir día a día. Y encima la música, que tira para el lado de lo lírico...

SALERNITANA, NOCERINA, RAVENNA, TIVOLI, PRO SESTO. En Italia hice un lindo recorrido por cuatro regiones muy distintas, siempre jugando en el ascenso. En Roma vivía al lado de la Villa de Adriano. Sí, ¡del emperador! Un lugar único, incomparable. Mi hija, Azul Lucero, es italiana.

EL CAFE DESPUES DE CADA COMIDA, FUNDAMENTAL. Cualquiera que haya vivido en Italia se acostumbra a eso, y yo estuve seis años. Acá lo hacemos un poquito más largo. La máquina de café me la traje, lástima que no hay sfogliatella.

LOS ITALIANOS, ESPECIALMENTE EN EL SUR, son iguales a nosotros. O mejor dicho, nosotros iguales a ellos. Se nota mucho. Mis abuelos son de un pueblo de Potenza, de Forenza, en una montaña. Tuve la suerte de ir. Y ves a la gente y decís: “Ahhhh, por eso mis abuelos son así”.

“NO COMISTE NADA”. Es la frase que siempre vas a escuchar en esos lugares. Te dieron 70 platos, estás comiendo desde las 12 del mediodía, ya son las 5 de la tarde, pero la frase te la van a decir igual. Con las comidas son unos genios, tienen cocinas chiquitas, horno de barro, no sabés de dónde sacan tantos platos.

POR LA TELE SE VE DISTINTO. A lo mejor estás mirando un partido de Europa y decís: “Ah, pero yo podría jugar ahí”. Pero cuando jugás contra ellos te das cuenta de que te falta un poco. Especialmente en el rigor físico. Los choques se sienten muchísimo. Yo choqué contra Babbel, de la selección alemana, y pensé que había chocado contra una pared.

LA PRIMERA VEZ QUE FUI A LA CENA DEL LIBEREC, entré a un restorán en la montaña y no había ni señales de mis compañeros. Hasta que un camarero me llevó adonde estaban, en una caverna, un lugar privado. El vaso más chico de cerveza era de litro. Y de esos se tomaban cinco o seis. Comían a lo bestia, fumaban habanos… una locura. Cuando les dije que a mí no me gustaba la cerveza casi se mueren. Al final pedí una chiquita. “Ah, las de mujer”, me decían. Encima no tuve mejor idea que mezclarle un poco de gaseosa para pasarla mejor. “Yo tomo así, si no, no la tomo”. Por poco me matan.

AL HOCKEY SOBRE HIELO NO HAY QUE IR EN REMERITA. Afuera hacía una temperatura hermosa, me invitaron y fui. Me avivé muy tarde… ¡el frío que hacía ahí adentro!

CUANDO VEO ROCKY III, SUFRO. Me hace acordar a la pretemporada en el Liberec, en pleno invierno, arriba en la montaña. Al primer día bajo y veo a todos preparándose con los esquíes. En mi vida había esquiado, en el viaje de egresados hacía como 30 grados. Me pusieron un instructor. Había que dar dos vueltas a un circuito bastante largo. Me caía cada tres pasos. Salí a las 9 de la mañana, tardé como tres horas en dar la primera vuelta. Ahí quería parar, pero el tipo no me dejaba. Yo ni le podía explicar que se me juntaba con el otro turno. Cuando llegué, como a las 3, me estaban esperando con un sandwich y una coca, para salir a correr, 15 kilómetros sobre la nieve. Claro, ellos habían terminado hacía horas, ¡pero yo estaba muerto! Al volver quedé nocaut en la cama. A las 8 de la noche me golpean la puerta: “Gimnasio y aerobics, una hora”. ¡Bastaaa!

APRENDO RAPIDO. Al día siguiente, aparece el instructor de esquí y le digo: “Mirá que ya está, ayer ya aprendí, lo hago yo solo”. Ni loco lo volvía a tener de policía. Así di una sola vuelta.

EN NINGUNA PRETEMPORADA CORRI como cuando le dije a mi amigo que estaba saliendo con la hermana, que ahora es mi esposa. No pensó que era apto para Gisela, ja. Creo que fueron unos 12 balnearios en Punta Mogotes. ¡Pero ahora está contento!

LOS MIERCOLES, SUSPIRABA. Los primeros meses en Europa estuve solo. No había Internet, celular, nada. Yo llamaba de un teléfono público todos los miércoles a las once y media de la noche. Hablaba un minuto con mi mamá y uno con Gisela. Era así. Y también el viejo recurso de las cartas, que te llegaban a las tres semanas con suerte. Ahora es distinto: te vas a Rusia pero es como si no te hubieras ido, seguís conectado con todos.

UNA LINDA COLECCION. Un día me encontré una caja con 500 monedas argentinas de distintas épocas en la casa de mi abuelo. “Llevátelas”, me dijo. Conociéndolo, creo que las guardaba para ahorrar y le fue cambiando el curso legal y quedaron ahí... Después empecé a juntar de otros países, más viejas, además viajé mucho, compré varias. La más antigua creo que es del 1900. Debo tener como 2.500.

ESTUVE A PUNTO DE IR AL ATLETICO DE MADRID, me habían ido a ver jugar a Anfield. Pero ahí terminaron metiendo preso a Gil y Gil por lo de Marbella y se cayó todo.

NO ENTENDIA cómo se le podían mezclar los idiomas a la gente. Hasta que fui a Italia y se me empezó a mezclar todo a mí. Y todavía se me escapa alguna palabra en italiano. Por ejemplo, tiempo adicional, yo digo “recupero”. Después de cada nota, pregunto si dije alguna.

SI VAS A JUGAR A NAPOLI SIENDO VISITANTE, tenés que saber que al micro tuyo lo van a seguir unas 300 motos, con 2 o 3 tipos por moto, y preparate. Había tipos con cuchillos que querían tajear las gomas, otros que tiraban cosas. Yo me metí debajo del asiento. Pensé que nos mataban. Desde las verdulerías nos tiraban de todo, manzanas, pomelos... hacíamos una ensalada de frutas. Llegando a la cancha, no nos quedaba un vidrio sano. Al chofer le gritábamos que siguiera, que no parara. Entramos con los vidrios rotos, las gomas pinchadas, nuestro médico todo cortado, todos pálidos.
Imagen JUGO EN 10 clubes: Nueva Chicago, Slovan Liberec, Sparta Praga, Salernitana, Nocerina, Ravenna, Tivoli, Pro Sesto,  Tigre y Estudiantes.
JUGO EN 10 clubes: Nueva Chicago, Slovan Liberec, Sparta Praga, Salernitana, Nocerina, Ravenna, Tivoli, Pro Sesto, Tigre y Estudiantes.

EL GOL MAS FAMOSO SE LO HICE AL NAPOLI, en el clásico contra la Salernitana, en el San Paolo. Perdíamos 1-0, estábamos con 10, entré faltando dos minutos, la típica. El árbitro había dado 3 de “recupero”. La cancha explotaba. Había 75 mil napolitanos festejando, todos con bufanda. Nos quedaba un tiro libre a favor. Hasta el arquero estaba en el área. Un compañero le pegó un bombazo, dio en el palo y me quedó a mí, que la clavé contra el palo. Parecía que el San Paolo se había quedado vacío. No se escuchó nada más. Después enloquecieron. El partido terminó a las 6 de la tarde y estuvimos encerrados en el vestuario hasta las 11.30. Una locura, nos querían matar.

TODAVIA ME RECUERDAN. Los hinchas de la Salernitana, todos los 27 de enero lo siguen festejando, hasta hay grupos en facebook, me hicieron un poema, cada tanto me vienen a hacer notas de Italia… Esa noche me acuerdo que me pintaron todo el frente de la casa para “agradecer”.

A NAPOLI NO PUEDO VOLVER. Fui un par de veces, con uno medio capo mafia que era de ahí, pero solo no podía ir. Con los argentinos todo bien, salvo conmigo.

UN DIA VA A EXPLOTAR EL VESUBIO y va a haber una tragedia. Los napolitanos viven a los pies del volcán, cada vez más arriba, es una cosa de locos. Yo vivía a 20 kilómetros, lo miraba todas las mañanas y decía: por favor que no explote. Encima en los noticieros dicen: “Hace 44 años que no explota, hace 45 años que no explota…” ¡Parece que lo quieren despertar! A veces nos tocaba jugar contra San Giuseppe Vesuviano, que tiene la cancha ahí abajo, otra que Pompeya.

Y DALE CON LOS VOLCANES… En Sicilia me tocó jugar en una ciudad al lado del Etna, el día siguiente que había hecho erupción. Nos llevaron de prepo a un hotel abajo del volcán. La ciudad estaba cubierta de cenizas, las casas, los autos, el piso, todos con barbijo, una niebla medio rara. A la noche, desde el hotel empezamos a ver que volvió a entrar en erupción. La lava que explotaba, todo rojo en la oscuridad, muy lindo pero para verlo por televisión.

CUANDO VIENE UN TEMBLOR O UN TERREMOTO, la diferencia entre que se te caiga o no el techo encima pueden ser unos segundos. Nosotros vivimos varios temblores. No entendés nada, sentís como que te mareás, las lámparas se bambolean, las cosas se empiezan a mover, pero no es todo inmediato, hay pequeñas señales. Pero reaccionar no es tan fácil como uno piensa sin haberlo vivido.

EN LA HISTORIA DEL FUTBOL no hubo una delantera más bíblica que la nuestra en Chicago: Lazzaro y Jesús.

MATADEROS, UNA PASION. Estoy en la zona, mis viejos viven muy cerca de la cancha, yo iba siempre, soy del barrio, eso se sabe. A Chicago me tocó enfrentarlo y hacerle un gol en la final con Tigre, por el ascenso. Un montón de gente me dice: “Venite a la cancha, no pasa nada, está todo bien”. Por ahora no volví. En el futuro seguramente lo voy a ir a ver. La cancha está muy linda, es un pecado que Chicago esté en Primera B.

APRENDI A QUERER A TIGRE y me siento muy identificado con el club y con la ciudad. Me gusta mucho la zona norte. Cuando jugué en Estudiantes, pasaba por el Puerto de Frutos y sentía mucha nostalgia. Quiero vivir por ahí.

VOLVI DE ITALIA ACA SIN NINGUNA EXPECTATIVA. Caruso me dio la oportunidad aunque el plantel estaba completo, Tigre tenía 7 delanteros y faltaba una semana para arrancar. Bienvenido sea. Cuando la prensa empieza a hablar de vos, pensás: “Uy, por qué no me vine antes”. Pero en realidad, yo creo mucho en el destino. Las cosas van saliendo como tienen que salir.

EL ASCENSO FUE LO MAS LINDO QUE ME PASO EN MI CARRERA. Tres clásicos de Tigre: Chacarita, Platense y Chicago. Para todos era muy difícil que ascendiera. Igual, en el último partido yo estaba rezando para que no tocara Chicago, para que tocara Godoy Cruz, pero bueno, es el destino. Debuté en Primera a los 33, un caso raro.

TRATO DE MANTENERME EN LA MISMA LINEA. Cuando digo algo, lo quiero cumplir. Aunque te pueda perjudicar, tenés que tomar ese riesgo. Es lo que me pasó en Estudiantes.

EL PASE A ESTUDIANTES fue bastante rocambolesco: que sí, que no, que sí, que no… al final se olvidaron de poner esa cláusula que se había arreglado con el presidente, porque yo me iba a préstamo. Es la que ponen todos. Y con tanta negociación, no la escribieron. Cuando llegó la semana del partido, sabía que no iba a jugar, porque estaba acordado. Ahí surgió todo lo que ya sabemos. El presidente de Estudiantes cumplió con su palabra y salió a decir lo que habíamos hablado nosotros. El tema se hizo más fuerte después del 1-1.

VENIA MANEJANDO POR LA AUTOPISTA, me pusieron al aire en radio y hablé. Al día siguiente publicaron mis declaraciones sobre Verón y llamé a la radio convencido: “Yo esto no lo dije”. Me pasaron la grabación y lo había dicho. Ni me acordaba, sinceramente. Me excedí y salí a pedir disculpas.

QUEDE MUY MAL. Nunca discutí con Verón, lo hablamos ese día. De mi parte no hay ningún problema ni rencor, el diálogo siempre estuvo, si lo veo lo saludo, puedo hablar. Para mí fueron seis meses muy lindos, peleamos el campeonato, perdimos con el campeón de la Copa, en lo personal muy bien, en lo futbolístico también. Me puso contento que ganaran la Libertadores. Y yo volví a Tigre y también peleamos el torneo.

CREO QUE A JAVIER GARCIA LO CONDENARON DEMASIADO. Fue un error, pero no tan grosero. La pelota medio que se iba quedando, no fue que él la sobró. Y yo fui con toda la confianza, como a todas. Sueño con ese partido contra Boca. Metí el gol, después no me quedó ninguna, más que un rebote en un tiro libre, que le cobraron offside a Blengio. Después del gol, pensé que lo podíamos ganar por uno más de diferencia. Pero la gente igual reconoció lo que dimos.

DE TIGRE TE VAS Y QUERES VOLVER. Me pasó a mí, le pasa a Román Martínez, que vuelve de España y viene a entrenarse con nosotros, Facundo Diz, y muchos más. Tener un grupo muy alegre te contagia, te carga las energías. No es verso.

OTRA QUE TINELLI. El año pasado, Pablito Jerez le pedía a Arruabarrena su Mini Cooper para irse al supermercado a comprar cosas para todos. Un día el Vasco se llevó el otro juego de llaves y fue a escondidas a sacarlo del estacionamiento. Cuando salió Jerez se encontró otro auto y casi se muere. Pablo es un pibe muy sentimental, buenísimo… Volvió al hotel, le tuvo que decir a Arrubarrena que le habían robado el auto. “¿Cómo que te robaron mi auto?”, enloqueció el Vasco, gran actor. Pateó la cama, estaba como loco, lo hizo hablar con uno del seguro. Pablito estaba mal, le explicaba al del seguro por teléfono lo que había pasado. Lo íbamos a dejar hasta el otro día, pero estaba a punto de llorar, no aguantaba. Y se lo dijimos. Filmamos todo, desde que le sacan el auto hasta el final.

ARRUABARRENA ES ASI. No había necesidad de salir con esa malla en la publicidad… fue mucho peor que la primera. Pero él es jodón, se presta para la joda, en la pretemporada en el mar se las bancó todas, aunque también hace algunas pesadas.

HAY MUCHAS COSAS PARA HACER en la vida después del fútbol. Algunos compañeros están haciendo el curso de técnico, pero a mí no me apasiona. Estamos emprendiendo algo en la Municipalidad de Tigre con el Teatro Colón, junto a mi viejo. Estuve casi un año estudiando Nutrición, que todavía está pendiente. No le tengo miedo al día después.

OJO, NO ME DEN POR RETIRADO. Un par de años me quedan, eh.

Por Martín Mazur/ Fotos: Jorge Dominelli.

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