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El Tristán Suárez africano

¿Para qué sirvió, realmente, el amistoso ante Ghana? Atención con confundirse.

Por Martín Mazur ·

01 de octubre de 2009
Antes de jugar contra Rusia en Moscú el amistoso que se ganó con convicción y buenos momentos de fútbol, Diego Maradona se mostraba quejoso por el compromiso. Tenía tantas ganas de jugar con la Rusia de Hiddink (semifinalista de la Euro) como de volver al Vaticano a ver los techos de oro de la Basílica de San Pedro. Terminó muy contento por el resultado y el desarrollo del partido.

Después de las tres caídas consecutivas en las Eliminatorias, el propio Maradona se aferró a este amistoso contra Ghana como para hacer su última prueba antes de delinear su estrategia para los dos partidos cruciales de la Selección camino al Mundial, al repechaje o al acabose. "Contento porque se jugó muy bien", dijo después del 2-0, a la pasada porque decidió no dar conferencia de prensa (los periodistas cordobeses, muy contentos seguramente).

Al contrario de lo que pasaba con los rusos, se sabía de antemano que este partido no iba a ser muestra de nada. Habría acrecentado el mal humor y las dudas si lo hubiera perdido, eso está claro. Pero ganándolo, el escenario no cambia. Habrá que tener mucha atención antes de hacer conclusiones desmesuradas. Y Maradona, en esto, debe ser el primero.

Los ghaneses aguantaron un ratito y después cayeron mansamente, sin ofrecer mayor resistencia que los muchachos de Tristán Suárez. La Selección local llegó prácticamente sin entrenamientos: es positivo que hayan dado pases bien, que se hayan animado a descargar y desmarcarse, que se hayan formado algunas sociedades en la cancha, pero en cualquier conclusión habrá que incluir que Ghana no fue un rival serio. 

Si Caruzzo hubiera salido jugando para el medio contra Brasil, como salió en la del primer tiempo ante Ghana, la habría ido a buscar adentro. Contra Uruguay en Montevideo, Insúa nunca habría tenido el tiempo para tirar el centro del 2-0 a Palermo (pareció un tiro libre, bajó la pelota, la dejó muerta, levantó la cabeza, vio a Palermo y pateó, sin que ningún rival le ofreciera resistencia). Monzón no habría podido retornar a la parsimoniosa velocidad que volvió en algunas de sus escaladas si esto hubiera sido el Defensores del Chaco. Y así podríamos seguir con todos los jugadores, sin desmerecer su actuación, pero sí marcando la inevitable realidad. Ghana no fue rival porque no lo iba a ser, no porque Argentina haya jugado como Brasil del 70.

Fue, sí, positivo para Palermo*, por el hecho de acrecentar su cuota goleadora y optimizar su estado de ánimo y su confianza, sabiendo que hay posibilidades de que termine jugando minutos (titular o suplente) ante Perú dentro de 10 días.

Pero si las conclusiones para el plan final de Maradona se obtienen en base a este partido, el dolor de cabeza podrá ser doble. Los paradigmas de Diego parecen ser tan voraces como las llamas que queman algunos de sus pergaminos. ¿O ahora resulta que, por decir alguno nomás, tipos como Enzo Pérez, Hauche o Bolatti, de gran momento en el fútbol local pero sin roce internacional a nivel de selecciones, se van a tener que hacer cargo del desorden que construyeron otros, justo en el momento de máxima presión? ¿A quién se le puede ocurrir que, por decir algunos al azar, Zabaleta o Emiliano Insúa, incógnitas totales, van a ofrecer soluciones más convincentes que Burdisso y Zanetti? ¿O que Di María, que se hizo expulsar en La Paz y aún no jugó un buen partido con la Mayor, es más que Dátolo, quien jugó correcto en sus dos presentaciones y ahora ni está convocado? ¿Higuaín llega para ser el salvador o el nuevo Lisandro López, que con suerte va al banco? Porque siguen estando Tevez, Agüero, Messi, Lavezzi y Milito, más Palermo... Carrizo, "mi arquero" para Maradona hace unos meses, hoy ni siquiera está en la lista. ¿Por una mala cara en el vestuario? ¿Es esa mala cara peor que la botoneada de Heinze a Domínguez en el primer gol de Brasil, cuando encima el error de la marca lo había hecho él? Si se lesiona Zabaleta o juega y lo echan, ¿quién va a ser el 4 suplente?

Ojalá que Maradona sepa las respuestas, porque si es así, habrá más posibilidades de que la cosa comience a ordenarse. Parece difícil, la verdad, por más que la Argentina clasifique, por más que golee y guste, precisamente por toda la energía negativa con la que está cargada el ambiente Grondona-Bilardo-Maradona-Batista. ¿Alguien de todos ellos cae en la situación en la que está el equipo?

"Profundizar el modelo", expresión inmensamente popular dentro del cada vez más pequeño núcleo K, en nuestro país hoy es una frase bastardeada. Profundizar el modelo, por muy interesante que en sus inicios pudiera parecer desde su concepción semántica, hoy es sinónimo de encerrarse, negar la realidad y levantar apuestas perdidas como el más desquiciado de los jugadores compulsivos. Con ruidos a serrucho reales o novelados, Maradona parece más preocupado en mirar hacia los costados que hacia delante. Por eso tiene que salir a decir que las listas las arma él, que no se deja influenciar por nadie, que no consulta a nadie. Maradona quiere profundizar su modelo. Salga como salga. En un momento fueron los chiquititos, después fue el césped del Monumental, después fue la obsesión con Rosario. Ahora parece ser la fijación con la idea de que los de acá son más que los de allá.

Quizás parte de su confusión no pase solamente por el plan de juego o las teorías conspirativas de Bilardo que tiene en el disco rígido, o los periodistas contra los que batalla desde hace 15 o 30 años, sino por no dedicarse lo suficiente a los detalles, o no tener un cuerpo técnico apto como para poder descargarles responsabilidades y dormir tranquilo. Si así fuera, quizás Maradona no habría terminado quejándose de que los árbitros no le dejaron hacer entrar a Villagra, a pesar de que se había informado previamente que en el amistoso se iban a poder hacer seis cambios. Villagra habría sido el séptimo.

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*Y quizás también pudo haber sido una buena prueba para Pozo, si es que el DT continúa quemando un arquero cada dos partidos, acaso termine jugando el partido definitorio contra Uruguay.