Las Entrevistas de El Gráfico

Mauro Díaz, talento millonario

El hábil volante es una de las esperanzas de River. A los 18 años, este entrerriano se prepara para seguir creciendo y aportar lo suyo para revertir la situación del equipo de Pipo Gorosito.

Por Redacción EG ·

18 de septiembre de 2009

Nota publicada en la edición Agosto 2009 de la revista El Gráfico.

UNA NUEVA GEMA de singular brillo brotó de esa cantera inagotable de talentos, alumno ejemplar de la doctrina millonaria. Creció y pulió su calidad en los recovecos del club. El habilidoso Mauro Díaz tomó el carril rápido, a puro vértigo rebasó varias etapas y se erigió en una promisoria esperanza de River Plate. Su documento revela jóvenes 18 años, aunque un bagaje de desparpajo y destreza lo depositó en el ruedo grande del fútbol argentino.

Imagen PELOTA AL PIE. A pesar del difícil momento, esta camiseta no le pesa.
PELOTA AL PIE. A pesar del difícil momento, esta camiseta no le pesa.


Oriundo de Concepción del Uruguay, forjó su destino en la superficie despareja de la plaza Rocamora. En plena infancia eludía postes y árboles imitando a su ídolo Pablo Aimar, mientras relataba las vicisitudes de sus goles imaginarios con la banda roja. Ni siquiera el llamado materno para la merienda apaciguaba su frenesí por acariciar a su mejor amiga, la pelota.

A los 11 años pisó por primera vez el Monumental, ese gigante que siempre lo deslumbró desde la televisión. Tras aprobar ese examen inicial, comenzó su historia en la institución de Núñez, que se convirtió en su hogar al alojarse en la pensión a los 13. A pesar de su frescura, rondaba en su mente una certeza subliminal, una convicción tenaz que le posibilitó destrabar el dilema familiar de afincar al gurrumín en la gran ciudad.

El planeta riverplatense lo conoce como Pirincho, apodo que no vino en su valija, sino que naturalizó el afamado relator Atilio Costa Febre por una confusión. “Les expliqué que el señor que me trajo a probarme se llamaba Pirincho, pero no me entendieron. Igual todo bien, ya quedó instalado”, explica el volante.

CULTOR DEL PERFIL BAJO, emana sencillez, así como la timidez le fluye de los poros, incluso su mirada la transmite. “Siempre fui tímido y tranquilo, pero en la cancha me transformo, ahí cambian las cosas”, se sincera el juvenil. Sobre esta faceta de su personalidad aporta más claridad su mamá Silvia: “De chiquito se la pasaba rodeado de amigos más grandes que él, lo que generó que fuera contestario y liero. Incluso yo tenía miedo cuando empezó la escuela porque era terrible, pero nunca recibí una queja. Es más, una de las maestras me dijo un día ‘A Mauro no le conozco la voz, si no le hago una pregunta no habla’. En realidad debo hacerle muchas preguntas para que me cuente sus cosas”.

La joya millonaria dio pasos agigantados en su carrera, el año de su destape fue en la Octava División que dirigía Fernando Kuyumchoglu, donde se coronó campeón invicto y convirtió 15 goles. Luego surcó un extenso puente con edad de Séptima, ya que el entrenador Jorge Gordillo le echó el ojo para sumarlo a la Reserva. Fiel al estilo fugaz de su película llegó el llamado del director Diego Simeone, quien atento a las aptitudes de este actor lo citó al set de grabación en el invierno de 2008.

-¿Cómo viviste la primera pretemporada en Punta del Este?
-Muy contento y tranquilo, estaba rodeado de jugadores que veía en la televisión, era algo muy lindo. Me acuerdo de que una de as primeras tardes me agarró Cabral y me metió en su pieza, donde estaba el Burrito Ortega esperando con la máquina de cortar el pelo. No pude resistir, no me quedaba otra y me pelaron.
-Algunos hinchas coinciden en que si hubieras entrado en un River de mejor rendimiento habrías podido explotar más.
-A veces se complica un poco, ya que cuando se gana, el clima es otro. Hoy, entrar a la cancha y que la gente no tenga paciencia, genera que uno pierda la confianza y no se suelte tanto.

TRANCO CORTO pero rápido y furioso, vuela sobre la gramilla destilando habilidad en estado puro. Desde su época en el club Don Bosco, en su pueblo natal, se desarrolló en la posición de enganche, donde confiesa sentirse más cómodo. No obstante, las obligaciones tácticas del profesionalismo y las exigencias de River lo transformaron en volante por izquierda. “Con Simeone jugaba de doble enganche junto a Buenanotte. Ahora Gorosito está utilizando un esquema 4-4-1-1, así que cuando entro me toca  por la izquierda. Es verdad que me siento más libre de enganche, pero no tengo problemas para cumplir otra función”.

Excepción de la generación Play Station, revela que prefiere engañar al tiempo ocioso pegándole duro y parejo a la paleta de ping pong, así como acude a las caminatas por la pintoresca avenida Cabildo, en el corazón del barrio de Belgrano. Justamente sobre la exposición que genera vestir una de las casacas más gloriosas del país afirma: “Me pone muy contento que me reconozcan, porque cuando andaba por la calle me gustaba pedir un autógrafo o un saludo a los jugadores. Poder darle eso a la gente es muy lindo”. Sus gestos exteriorizan una madurez atípica para un adolescente, lo que produce la imagen de un andar en la vida con cimientos sólidos. “Nunca me deje llevar por el revuelo de los medios o la atención sobre mí. Gracias a Dios tengo una buena familia, que siempre me aconsejó lo mejor. Si desde que nací soy así debo conservar mi esencia y sobre todo estar junto a mis seres queridos”.

Creció en un hogar que latía al ritmo del deporte. Su padre Jorge supo quemar redes en Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay. Indudablemente, esa influencia germinó en el seno del clan Díaz. La hermana mayor Jorgelina (20) estudia periodismo deportivo y comparte el departamento con Mauro. En tanto Rocío (15) juega al básquet y forma parte de la selección argentina Sub 16; y por último, Saverio (11) también amasa con devoción la pelota naranja. “Que mi viejo haya sido futbolista fue un incentivo positivo, en mi familia somos todos muy amantes del deporte”, cuenta con orgullo el mediocampista.
 
UNA MAÑANA extremadamente gélida y gris que invitaba al acurrucamiento entre acolchados, el plantel de River se alistaba para volar a Canadá. Mauro Díaz se aprestó amablemente al diálogo, apelando a su suave tono de voz, que el viento parece atrapar.

-¿Cómo llevaste esa primera época en el club, donde empezaste con solo 11 años?
-Hasta los 13 viajaba mucho, venía una vez por semana o incluso a veces cada quince días. Una vez en la pensión era todo muy raro, extrañaba mucho y había momentos que me daban ganas de volver a  casa. Sin embargo, era consciente de que es lo que me gusta y puedo vivir de esto, así que con el correr del tiempo me fui adaptando.

-Se te dio un salto muy rápido de Séptima a Reserva, ¿Cómo lo asimilaste?
-No me daba cuenta para nada de lo que me estaba pasando, aunque entendía que si estaba acá era para llegar a lo más alto posible. Cuando di el salto me puse muy contento y me mentalicé para no bajar nunca los brazos y seguir entrenandome duro todos los días.

-Muchos hinchas coinciden en que tenés un estilo parecido a tu ídolo Pablo Aimar, ¿esta semejanza fue casual o le copiaste cosas?
-Siempre lo admiré, miraba cómo jugaba, analizaba sus movimientos y qué hacía con la pelota. Cuando entro en la cancha trato de hacer mi juego, pero acordándome de sus formas; si me sale, mejor.

-El vértigo en tu carrera es una característica.
-Sinceramente, me pasó todo muy rápido, estar en Reserva, debutar en Primera, después la Selección. A veces no lo puedo creer, pero soy consciente de que vengo trabajando muy bien desde chico, siempre busqué esto y se me está dando.

-¿Cuál es tu objetivo, en lo inmediato?
-Sueño con salir campeón con River, revertir esta situación difícil que estamos atravesando y darle una alegría a la gente. Además, uno siempre quiere ser titular, no es fácil en este club, así que seguiré trabajando para lograr un lugar entre los once. También es cierto que va a resultarme complejo con Ortega y Gallardo, pero hay que disfrutar de ellos, que le pueden dar una mano al equipo.

-Van a jugar la Copa Sudamericana, pero no la tienen fácil ya que el primer rival es Lanús. ¿Cómo ves ese cruce?
-Va a ser una eliminatoria linda, ellos juegan realmente muy bien, tenemos que hacer una buena pretemporada para encararla de la mejor manera. Sería muy lindo ganar la copa, hace mucho que no se obtiene un torneo internacional en River, así que lograrlo significaría una alegría.

-¿Te gusta algún jugador Granate?
-Sí, me encanta el estilo de Sebastián Blanco, también la habilidad de Salvio.

OPINION
De Jorge Nono Diaz padre de mauro y ex futbolista de gimnasia y
esgrima de concepcion del uruguay.

Inteligencia y buena pegada

MAURO ES un futbolista inteligente, que no está jugando en su posición porque tiene que pagar el derecho de piso. Lo que más le destaco es la buena pegada en los tiros libres, tranquilidad y panorama. Antes era más agresivo, gambeteador, de ir para adelante, en tanto ahora lo veo con mucha pausa y pendiente en clarificar el juego. Es cierto que en el fútbol profesional debe cumplir otras funciones, lo que por ahí lo va cambiando un poco.
Apenas terminan los partidos suelo remarcarle más los errores que las virtudes, pero después más tranquilo lo aconsejo y apoyo.  Me gusta inculcarle algunos conceptos porque ahora debe evolucionar, ya va a dejar de ser Maurito y la gente empezará a exigir. Lo más importante es que estamos muy orgullosos con su forma de ser, cómo mantiene la humildad de siempre.

Por Juan Martinich / Foto: Jorge Dominelli