Argentinos en el exterior

"El nivel del fútbol suizo ha mejorado mucho"

Desde la ciudad de Aarau, el volante argentino Sergio Bastida nos cuenta cómo cumplió su sueño de debutar en el fútbol europeo y cuáles fueron los pasos a seguir para mantenerse vigente.

Por Redacción EG ·

14 de septiembre de 2009







En Suiza, tierra de exquisitos chocolates y relojes de alta calidad, Sergio Bastida –jugador argentino por adopción– integra el plantel del FC Aarau. Este volante, nacido en La Paz hace 30 años (cuando su padre Luis Fernando jugaba para The Strongest) pasó de las Inferiores de Huracán a la primera división de República Checa, en donde debutó a los 17 . Desde entonces, alternó entre el fútbol suizo y el chipriota. Hoy,  mientras espera ansioso la llegada de su segunda hija, nos cuenta sus vivencias desde la tranquilidad de la ciudad de Aarau.
-¿Cómo se dio tu llegada al fútbol europeo?
-Antes de cumplir los 18, estaba en la quinta división de Huracán y en Reserva. Como no podía jugar en Primera y había comenzado a tener problemas con los pagos, a través de un manager logré un contacto con gente de República Checa. Me vieron jugar y me llevaron. A los quince días, firmé un contrato por dos años, pero jugué uno solo.
-¿Qué pasó?
-El tema es que yo era muy joven y estaba solo. Mi familia se había quedado en la Argentina. Entonces, me volví. Pasé cuatro meses sin club, entrenando por mi cuenta. Hasta que me llegó la propuesta del Lugano. Me fue muy bien (NdR: hizo 17 goles en 68 partidos), después pasé al FC Zúrich. Después, me lesioné. Estuve un año parado por una rotura de ligamentos cruzados y laterales. Fue muy difícil para mí. Me quedé sin equipo. Pero, por suerte, me llegó la propuesta de Chipre y acepté. Fui uno de los primeros argentinos en llegar.
Imagen EN PLENO ENTRENAMIENTO. Sergio Bastida, el único argentino del FC Aarau, durante una práctica.
EN PLENO ENTRENAMIENTO. Sergio Bastida, el único argentino del FC Aarau, durante una práctica.

-¿Cuál fue tu primera impresión?
-Tuvimos que tomar mucho coraje, junto a mi esposa María Belén decidimos ir a Chipre para probar suerte. Al principio, nos preguntábamos “¿A dónde, vamos?”. Teníamos dudas. Por suerte, empecé a jugar y no me costó agarrar el ritmo otra vez. Estaba muy contento. Además, ese lugar es un paraíso. Un país divino. La verdad es que me fue muy bien, participé de todos los partidos, el primer año en Apep y el segundo con Nea Salamina. Fue bárbaro, porque yo quería volver a jugar sí o sí.
-¿Quiénes se fueron sumando?
-Con Leandro Alvarez, fuimos los primeros. Después, llegó Esteban Solari y pudo salir campeón. Año a año, el fútbol de Chipre viene mejorando, va creciendo mucho.
-¿Por qué regresaste a Suiza?
-El técnico anterior me conocía de mi pasó por Lugano y Zurich, y me preguntó si me quería sumar al Aarau. Yo tenía chances de renovar con mi equipo y también contaba con propuestas de otros equipos de Chipre, pero me gustó la idea de regresar a Suiza.
-¿Cómo es el equipo?
- El Aarau es un club modesto muy tradicional. Siempre peleaba el descenso, y el campeonato pasado terminamos en el quinto puesto. Fue un gran mérito, teniendo en cuenta que no teníamos muchos jugadores y jugamos un campeonato largo casi sin recambio.
-¿Tienen chances de entrar en competiciones europeas?
-Este torneo lo veo más duro, porque arrancarmos mal. Quizás tendríamos alguna chance, si ganamos la Copa de Suiza que arranca la semana que viene. Pero es complicado… este club tiene poca entrada económica porque todavía no tiene un estadio nuevo. Recién, en tres años va a tener una cancha nueva.

-¿Cuál es el nivel de exigencia?
-El campeonato es bueno. El nivel del fútbol suizo ha mejorado mucho. Ha sacado muchos jugadores buenos que están en Alemania, España y otras ligas importantes. En las Eliminatorias, ha hecho un buen papel. Quizás en Chipre, el nivel no era tan bueno, pero levantó mucho en el último tiempo. El tema es así, cuando se pone plata, se levanta el nivel. Están invirtiendo mucho dinero en el fútbol suizo. Además, la Federación les exige a los clubes la construcción de nuevos estadios para dar las licencias. Después, más allá del tema económico, aquí se vive con gran tranquilidad. Acá los pagos se hacen a tiempo, si perdés no te pasa nada, nadie te recrimina algo. Y lo más importante de todo, acá me permiten hacer lo que me gusta: jugar al fútbol. La vida cotidiana es demasiado tranquila. Pero, con el apoyo de la familia, la fui peleando.
-El técnico que te había recomendado dejó el club, ¿no?
-Sí, él estuvo dos años. Pero, como no le llegaron los refuerzos que el quería para poder mejorar, decidió irse. El club se fue confiando porque el primer año se lograron buenos resultados y el grupo quedó como estaba. Al segundo, bajaron cinco jugadores muy importantes. Ellos piensan que, con menos, se puede lograr lo mismo.
-¿Te juntás con los colegas argentinos que están allá?
-Sí, con Franco (Constanzo) tenemos una gran amistad. Tiene una nena casi de la misma edad que mi nena Afrodita, que tiene 17 meses. Y su esposa se lleva muy bien con la mía. Siempre que podemos nos juntamos a comer, porque a él le encanta preparar asados. Compramos la carne en un comercio de un muchacho argentino, que tiene hasta chorizos. Ojo, los precios son caros. No podemos comer eso todos los días. También tengo una muy buena relación con Julio Rossi y Miguel Portillo. Ahora se fue Pancho, pero también nos llevábamos bárbaro.
Imagen DESPUES DEL PARTIDO, Afrodita se sacó una foto con su papá.
DESPUES DEL PARTIDO, Afrodita se sacó una foto con su papá.

- Guerrero, ¿no?
- Sí. Se fue para Chipre. Yo le dije que era una buena experiencia. Lo motivé para que tome la decisión. Eso te sirve mucho para abrir la cabeza y conocer nuevos lugares.
-¿Cómo son los compañeros?
-Acá prevalece el respeto. La mayoría de mis compañeros son serios. Otros, que tienen padres italianos o españoles, son un poco más sueltos. Pero lo toman como un trabajo. Casi no nos reunimos. Los hinchas son iguales. Van al estadio, cantan con respeto, pero nunca dicen algo fuera de lugar.
-¿Cómo te manejás con el alemán?
-La tengo bastante clara con el alemán, ya me hago los contratos solo. Pero es difícil, todos los lunes voy a la escuela a tomar clases. En Chipre, tuve que aprender inglés porque el griego me resultaba demasiado complicado y tampoco me iba a servir mucho. También sé italiano.
-¿Vos subís videos tuyos en YouTube?
-No, yo no fui. Estos los subió el hermano de mi mujer. Tengo un video, mi carta de presentación para los managers, pero no está en internet. En estos niveles, no te vienen a ver apenas saben de uno. Primero piden los videos y después establecen un contacto formal.

-¿Alguna vez te ofrecieron jugar en la selección de Bolivia?
-Sí, justo antes de irme para Lugano. Estuve quince días entrenando con la selección que dirigía el Bambino Veira. En ese momento, me dijeron que me quedara en un club boliviano para que me siguieran mejor. Pero, cuando me fui para Suiza, se perdió el contacto. Después, me naturalicé argentino.
-¿Cuáles son los planes para el futuro?
-Nunca hay plan. Tengo contrato hasta junio del año que viene. Pero acá no se puede predecir nada. Habrá que ver qué pasa en el campeonato. La idea es mantenerme en Europa el mayor tiempo posible.
Alejandra Altamirano Halle