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La Hiena nunca se rinde

El sábado 8, en Córdoba, le ganó en mala actuación a Moisés Castro. Su respuesta: meterse en el gimnasio lo antes posible.

Por Carlos Irusta ·

10 de agosto de 2009





Los silbidos comenzaron a descender prematuramente desde los cuatro rincones del Polideportivo Cerutti de Córdoba. Rodrigo Barrios, “La Hiena”, recibido como un grande, comenzó a padecer del malhumor cordobés. Su rival, Moisés “La Cobrita” Castro, no parecía gran cosa. Entonces la gente empezó a pedir definición rápida. Expectante, algo lento y sin encontrar la distancia adecuada, Barrios dejó pasar uno, dos, tres rounds... “Apaguen la luz”, “¡Subí a pelear vos, Moli!”, “¡Devuelvan la plata”!, ¡”Porteño ladrón”!. Los gritos, implacables, se sumaron a la silbatina estridente.
Claro que la nota no es el público –se llenó el estadio- ni sus reacciones, aún cuando sea la gente, justamente, la receptora de un espectáculo.
Acá el tema pasa por Barrios, por su reaparición luego de casi un año, por sus flamantes 33 años, por sus expectativas, por lo que dio en el ring.
No pudo noquear. Apenas estuvo cerca en el último asalto. No logró fuerza en las combinaciones. No tuvo precisión. Y se encontró con un rival que, por suerte para él, se conformó con girar de lejos. “Si esta noche tenía otro enfrente, perdía”, dijo luego La Hiena con su honestidad brutal.
Si esta pelea le sirvió para ceñirse el cinturón de campeón Latino de la OMB, su nueva categoría oficial, bienvenida. No fue para otra cosa. Tras aquella dramática derrota frente a Rocky Juárez, cuando le rompieron el labio, Barrios ha tenido una rotura de un hueso pequeño en el oído. Eso sin contar que le detectaron problemas de retina. Encima, aquella pelea encarnizada con Popó Freitas pasó facturas.
Barrios, que estuvo entrenando en Mendoza primero y en La Rioja después junto a su familia y amigos, fue el primero en rezongar luego de la victoria del sábado.
Entró al vestuario y tras abrazar a su esposa, Laura, se enfrentó al espejo, buscando marcas que no halló. Se tiró luego en el suelo. Y mientras Alberto Andrada y El Cirujano Morales –su técnico, su amigo-, le quitaban los guantes, largó su confesión: “Estuve muy mal, no me salían las combinaciones. Y no me digan que estoy volviendo porque nunca me fui. Toda la culpa es mía. Tengo que pelear pronto y si no gano bien, habrá que colgar los guantes. Para esta pelea me entrené muy bien y fue un desastre todo, la culpa es mía...”
Más tarde, en la trasnoche, y en el hotel, Barrios más tranquilo, nos dijo que volverá al gimnasio lo antes posible. “Ahora tengo que pelear lo más rápido posible, lo antes posible, para no perder el estado y ajustar los detalles, porque estuve muy mal y tengo que mejorar si quiero una pelea de campeonato mundial. Está bien, el rival fue muy incómodo, pero si fui campeón del mundo y quiero volver a serlo, tengo que ganarle a cualquiera que se me ponga adelante. Y ganarle bien”.
Barrios, La Hiena, está ahora frente a un nuevo desafío, el de superarse a si mismo, el de demostrarse que lo del sábado 8 en Córdoba fue apenas una mala noche. Y, aunque contra el Padre Tiempo nunca se puede,  Barrios intentará volver a ser lo que fue, un peleador implacable y espectacular.