Argentinos en el exterior

Cantoro: "Para los polacos no soy argentino"

Desde Cracovia, el ex jugador de Vélez explica cómo se convirtió en el ídolo del fútbol de Polonia, aunque revela que quiere un cambio en su carrera.

Por Redacción EG ·

19 de mayo de 2009
Para los polacos es Maurycy Kantorski o Maura, como lo llaman los más íntimos. Para nosotros, los argentinos, es simplemente Mauro Cantoro. El mediocampista de Ramos Mejía que dio sus primeros pasos en Vélez, se afianzó en el fútbol peruano y la rompe en Polonia, donde acumula fanáticos que se olvidaron el origen de su pasaporte.

Imagen En pleno festejo con sus compañeros. Cantoro ganó cuatro campeonatos de la liga polaca.
En pleno festejo con sus compañeros. Cantoro ganó cuatro campeonatos de la liga polaca.
-¿Cómo es la vida en Polonia?
-Ahora, con mi familia estamos un poco más organizados que al principio. En ese entonces, fue muy difícil, llegué aquí con mis dos hijos (NdR: Mauro de 9 años y Tiago de 8) que eran muy chiquitos. El clima no es fácil para vivir. La que más sufrió la adaptación fue mi esposa, Adriana, porque tuvo que quedarse dos meses dentro de la casa con los chicos. A mí se me hacía más llevadero porque viajaba para entrenarme, para jugar partidos y tenía la oportunidad de no estar todo el tiempo encerrado en mi casa. Apenas nos instalamos estábamos pasando el invierno con un frío impresionante, demasiado fuerte para nosotros. Acá pueden haber temperaturas de 15 ó 20 grados bajo cero. Se hace de noche muy temprano; es un gran shock. Cuando llegamos nos fuimos a un departamento común, no buscamos comodidades, sólo queríamos estar instalados. Después de unos meses, nos mudamos a otro mucho mejor en el centro de Cracovia, pero lo dejamos luego de que entraron a robarnos. Esperaron que me fuera a entrenar y aprovecharon que mi mujer se había ido al supermercado. Después de eso, tomamos la decisión de comprar una casa más amplia, a 10 minutos del centro de la ciudad. Sin embargo, Polonia es muy segura. Nos pasó a nosotros, como pasa en todos lados, pero se vive tranquilo. Nos gusta el lugar donde estamos, nuestros hijos pueden hacer la misma vida que hacíamos con mi esposa hace unos años cuando estábamos en la Argentina.

-¿Cómo te fue en lo futbolístico apenas llegaste?
- Muy bien, siempre me trataron bárbaro. Cuando vine de Italia pensé que esta experiencia en Polonia iba a ser un paso nada más. La idea era jugar alguna competición europea, pero pasó algo distinto. También estuve muy bien en Perú, pero acá fue diferente. La gente me adora, cantan mi nombre, me paran en la calle… Hasta mi familia se sorprende de cómo me tratan. Para los hinchas de Polonia, yo ya no soy argentino. Me dicen “Sos nuestro”. Se sienten orgullosos de cómo me está yendo.

-¿Cómo te adaptaste al idioma?
-El polaco es uno de los idiomas más difíciles, la pronunciación es muy cerrada. Los nenes son los que tienen menos problemas. Yo, más o menos, puedo hablar algo. Con Adriana nos las rebuscamos; entendemos casi perfectamente, pero nos cuesta un poco más hablarlo en forma fluida.

-¿Quién es Maurycy Kantorski?
-Yo. Acá te cambian el nombre. Me dicen Maura. Si yo digo que mi mujer se llama Adriana, piensan que estoy hablando de un hombre. Porque los nombres masculinos terminan con la letra a. Es muy difícil este idioma.

-¿Cómo se dio el proceso de nacionalización?
-Cuando Polonia estaba jugando las Eliminatorias para el Mundial 2006, luego de un partido, el presidente de la Federación me pidió que conversara con él y el entrenador, porque querían tenerme en cuenta y deseaban saber mi opinión. Me dijeron que era algo serio. Para mí fue un gran orgullo que se fijaran en mí, que soy un extranjero. Es algo muy lindo. Por desgracia, después, la FIFA me negó la posibilidad de integrar el seleccionado polaco.

Imagen Mauro posa para la foto junto a sus hijos Mauro Jr. y Tiago.
Mauro posa para la foto junto a sus hijos Mauro Jr. y Tiago.

-¿Fue porque habías jugado la Copa Mundial de Japón con la Sub 17?
-Por eso, y también porque había problemas con Francia que también estaba nacionalizando muchos jugadores de Nigeria. Entonces, optaron por cortar todo. No tomaron mi caso en serio. Además, yo había jugado para la Selección Argentina cuando todavía era menor de edad. Mandaron un documento al club, diciendo que no me autorizaban a jugar con la selección polaca. Antes de la Eurocopa, me había ilusionado un poco más porque el entrenador actual, que habla español, me dijo que tenía un gran deseo de que jugara para su equipo. Puso abogados para iniciar el trámite otra vez, nos contactamos con los representantes legales de la AFA, pero no hubo caso.

-¿Hoy mantenés la ilusión de que se pueda dar?
-No creo, ahora hay otra generación de jugadores. En verdad, ya ni lo pienso.

-¿Cómo describirías al fútbol polaco?
-Obviamente, no tiene el nivel de España, Italia e Inglaterra. Aunque no es muy conocido, ni famoso, es un buen fútbol. Decir que estoy en Polonia y juego en un torneo competitivo, no suena bien, porque este fútbol quizás no llama mucho la atención. Es fuerte, como el resto de las ligas europeas, también es rápido. Aquí, en verano, cuando las canchas están secas las mojan para dejarlas como si hubiera llovido durante cinco días consecutivos. En este tiempo, el juego mejoró muchísimo. Está creciendo mucho. Creo que influye bastante que aquí se está desarrollando la organización de la Eurocopa 2012. También llegaron muchos brasileños, peruanos, hay muchos extranjeros. Hasta españoles, algo para nada común. El fútbol polaco es una buena vidriera, se puede jugar la Copa UEFA, aunque todavía no tuvimos la chance de jugar la Champions.

-¿Cómo se vive el clásico polaco?
-El derby entre el Wisla Krakow y el Cracovia podría ser comparado con Independiente y Racing. Nuestra cancha está justo frente a la de ellos, nos separa un parque muy grande, dónde solía dar las misas el Papa Juan Pablo II. Después, desde mi punto de vista, los preparativos y la previa del partido con el Legia Warsaw es más caliente, como un superclásico. En la semana, se habla en todos los medios de lo que va a ser ese partido.

-¿Cómo se hace para sobrellevar la distancia con la Argentina?
-Es difícil. Extraño mucho a mi familia, al fútbol argentino. Acá hay brasileños, costarricenses, con los que podemos hablar nuestro idioma. Pero el fútbol de allá se extraña. Yo amo el fútbol argentino, ninguno es mejor que el nuestro. El verdadero fútbol es argentino. Desgraciadamente, estamos hablando de dos mundos diferentes desde lo económico. En Polonia, saben bien lo que es un Boca-River, se interiorizan, me preguntan si es igual o parecido al de aquí y yo les digo que no. El nuestro es el mejor clásico del mundo.

-¿Seguís a Vélez?
-Sí. Vélez es mi segunda casa. Me pone contento que Cristian Bassedas y el Turu Flores hayan vuelto y puedan colaborar. Cuando tenía 16 años, me entrenaba con Gareca y me alegra mucho que las cosas le estén saliendo bien. Tengo los mejores recuerdos de mi paso por el club.

-¿Pensás que pueden ganar el campeonato?
-Por lo que están demostrando los jugadores, yo creo que sí. El equipo está formado por muchos chicos jóvenes que tienen una gran ambición y hambre. Saben lo que significa esa camiseta y están transmitiendo mucho en la cancha. Es muy bueno lo que sucede en Vélez, donde no hay una figura como en Boca, que tiene a Palermo, Riquelme o Palacio. En Vélez, son todos chicos con ganas de lograr cosas importantes.

-¿Vas a seguir en Polonia?
-Me queda contrato hasta fin de año. Necesitaría un cambio. Gracias a Dios, si desde otros lugares vieron en internet que a nivel local gané cuatro campeonatos, que estamos camino al quinto. Además, todas las copas locales. En este club me adoran, el dueño del club me quiere muchísimo. Él quiere que trabaje para el club desde la Argentina cuando me retire. Me incluyeron una cláusula en el contrato que me liga con el club por tres años como director deportivo. Me gustaría trabajar como observador, para seguir ligado al fútbol y contribuir con un club que me dio muchas cosas y también a mi familia. Eso podría servir para que vinieran más argentinos, algo que me gustaría mucho. Lo que sucede, es que muchos jugadores jóvenes no se animan a dar el paso grande de sumarse al fútbol de alto nivel. Mientras tanto, me siento bien físicamente y quiero seguir jugando.


Alejandra Altamirano Halle