Argentinos en el exterior

Ludueña: "Me encantaría jugar para México"

El Hachita nos cuenta de su vida en el país azteca mientras espera los papeles y un llamado de Javier Aguirre. Además, su presente en el Santos Laguna, River y un consejo que le dieron sobre su pelo.

Por Redacción EG ·

20 de abril de 2009
Imagen El Hachita es ídolo en el Santos Laguna (Foto: AFP)
El Hachita es ídolo en el Santos Laguna (Foto: AFP)

-¿Cómo es tu vida allá en Torreón?

Bien, me estoy consolidando en un equipo muy lindo, que en los últimos tiempos ha peleado cosas importante. Así que contento porque ser parte fundamental de un buen equipo implica cosas lindas.

-¿Ya te acostumbraste al picante o seguís sufriendo la comida?

La sufro. Hay que probar cada cosa que uno come, sobre todo si lo invitan. Igual, tanto el asado como todas las comidas de allá uno las puede comer porque están en el supermercado. Aparte mi señora me cocina todo. Estamos siempre bien pegados a la costumbres argentinas.

-¿El hincha mexicano es muy distinto al argentino?

Si te digo que no te mentiría. Ellos cambiaron mucho últimamente, se los ve más enchufados, más metidos con lo que es sentir la camiseta, apoyar al equipo. Como el Santos es el único equipo de Torreón, la gente está muy metida y eso ayuda mucho. Son más fervorosos que antes, y por suerte sin la violencia con la que se vive allá.

-¿Aprendiste a no amargarte por una derrota como hacen los mexicanos o les enfermaste la cabeza a ellos?

Eso pasaba cuando estaba en Tecos, que era un equipo mas frío. Acá todo cambió y cuando te acostumbrás a pelear arriba es otra cosa. Se vuelve más profesional, hay otros objetivos, todos tiran para el mismo lado. Acá se formó un gran equipo, como jugadores y personas, la directiva es muy buena, eso ayuda a que cada uno esté enchufado en lo del equipo. Yo cuando juego quiero ganar siempre. Si perdés te amargas y no podés sacar la cabeza por la ventana. Así se vive hoy en día el fútbol y está bárbaro, porque sino a cualquiera le daría lo mismo.
 
-¿Creés que es bueno en nivel de la Liga Mexicana?

Realmente ha tenido una evolución tremenda. Hubieron varios compañeros argentinos que vinieron y no pudieron adaptarse. Antes se decía “voy a México que juega cualquiera”, pero ya no es más así y se ha ido demostrando. No te digo que esté a la altura de Europa, pero sí que no tiene mucho que envidiarle.

-¿Por qué a la Selección todavía le falta para ser una potencia?

Va encaminada a eso. Le falta creérsela como por ahí lo han hecho en partidos con equipos grandes y les fue bien, como contra Argentina u Holanda. Es ese poquito, esa cuota de confianza, de que en la cancha son once contra once. Esperemos que pronto pueda dar el salto.

-¿El “esperemos” te incluye en el proyecto?
Estoy muy agradecido, porque desde que llegué hace más de cuatro años me trataron siempre como a uno más y eso hay que valorarlo porque no pasa en todos lados. Sí, me encantaría jugar para México.
 
-¿Y si te tocara enfrentar a la Argentina?

Hasta que no tenga todo no me pongo a pensar. No me hago la cabeza hasta que no esté ahí. Y eso no significa nada más tener los papeles, porque además tengo que ganarme el lugar y ser convocado. Hay que trabajar, se que no me van a llamar por ser Ludueña. Es cuestión de demostrar domingo tras domingo.
 
-¿Te sentirías cómodo a pesar de las críticas que se le hicieron a Eriksson por convocar extranjeros?

El que va a mandar siempre es el técnico y si el equipo rinde no les va a importar ese tema. Si uno anda bien nadie va a querer el mal para la Selección. Cuando un extranjero es convocado tiene que saber que los ojos van a estar puestos en él y que está por encima de un mexicano en el mismo puesto.
 
-¿Cómo tomaste la salida de Eriksson?

Para opinar somos todos muy buenos. Eriksson es un gran técnico y lo ha demostrado en equipos grandes de Europa. Siempre hizo cosas importantes. Acá no se pudo adaptar y mostrar, pero lo que mandan son los resultados. En mi equipo están Matías Vuoso, Oswaldo Sánchez y Fernando Arce y dicen que es una gran persona, que tomaron mal que se haya ido. No tenés mucho margen de error, ni acá ni en ningún lado.

-¿Creés que te perjudicó?

Imagino que si un técnico ve un jugador que está bien y que es convocable lo va a citar. En Francia son todos naturalizados, y nadie dice nada porque la rompen y andan muy bien, cualquier técnico quiere tenerlos.

-Antes de irte de River dijiste que con continuidad la ibas a romper. ¿Sentís satisfacción de que se haya cumplido esa premisa?

Realmente uno vive de esto y estoy muy contento con como se dieron las cosas. Siempre voy a estar agradecido a la gente de River, pero no pude tener continuidad, y como profesional, quería jugar y lo dije. Cuando surgió lo de México tuve el respaldo de mi familia, mis hermanos y no quise dejar pasar la oportunidad. Vine con ganas de jugar y por suerte logré el objetivo: cuatro años y medio jugando me fue siempre bien, fui campeón, reconocido con algunos premios y eso es un halago para uno. Pero yo no me conformo, todavía quiero más.

-¿Ese más puede ser cumplir con la cuenta pendiente de triunfar en el fútbol argentino?

Siempre me quedaron esas ganas de estar. En River me pareció que anduve bien, la gente me lo hacía saber. River es mi casa, estuve 7 años ahí, y me pongo a pensar en que me gustaría volver el día de mañana. No se hoy, ni el año que viene, pero me encantaría.

-¿Y jugar en Europa?

Obvio, irse a Europa es el sueño de cualquier jugador. Por lo bien que estoy hoy no se me pasa por la cabeza. Sé que no en todos lados se puede estar bien. Acá no tengo problemas de idioma, mi familia está muy adaptada y esto hay que disfrutarlo.

-¿A Boca irías?

No, porque soy hincha de River.

-¿Te cargaron mucho por el peinado durante tu carrera?

Yo no me olvido más de una frase que me dijo una vez Alejandro Fantino en uno de sus programas: “Mirá el corte que tenés. Con eso vas a saltar a la fama, vas a imponer una moda, así que no te lo saques”. Nunca lo hice, y ahora veo mucha gente acá con ese peinado, me causa risa. Vienen las madres y me preguntan a qué peluquero voy porque los hijos se quieren hacer el mismo corte y me acuerdo de él. Es lindo ver lo que uno va dejando.

Iván Sandler