Argentinos en el exterior

Robertino Pugliara: "Soy hincha de Racing y me gustaría defender esos colores"

Desde Indonesia, el mediocampista argentino del Persija Jakarta conversó con elgrafico.com.ar acerca de su vida en Oriente.

Por Redacción EG ·

17 de abril de 2009







En Jakarta, la úndecima ciudad más poblada del planeta, también hay un fútbolista argentino: el mediocampista Robertino Pugliara. En diálogo con elgrafico.com.ar, nos cuenta cómo pasa sus días entre el Índico y el Pacífico, en la exótica Indonesia.


-¿Cómo te llegó la propuesta de jugar en Indonesia?
-Unos empresarios de Indonesia fueron a ver jugadores a la Argentina, se contactaron conmigo y me propusieron que viniera. No me fue para nada fácil decidirme, ya que era un lugar que me resultaba completamente desconocido. Pero un amigo que estaba jugando aquí me dijo cómo era la vida y me ayudó mucho a tomar esta decisión.




-¿Cómo describirías la cultura futbolera de allí?
-La gente sigue muchísimo el fútbol, como en la Argentina. Jugamos todos los partidos a  cancha llena; es más, el año pasado cuando disputamos las finales había 100 mil personas en el estadio. El fútbol tiene buen nivel, pero hay muchos problemas con los árbitros y a veces es muy duro, se juega muy fuerte; pero este año ha mejorado mucho.

-Contanos un poco acerca de los entrenamientos y las charlas técnicas.
-Los entrenamientos son como allá, pero al principio las charlas técnicas se me complicaron por el tema del idioma. Por suerte, el entrenador anterior hablaba inglés y así se me simplificaban las cosas. Después, con las señas te empezás a dar cuenta de la indicación que te quieren dar. Más alla de todo, el fútbol es fútbol en todos lados, uno ya sabe lo que tiene que hacer.

-¿Cómo es la relación con los compañeros?
-La verdad es que tengo muy buena relación con todos, aunque el indonesio no es de reunirse fuera del ámbito futbolístico, como la mayoría de los jugadores de la Argentina. Sin embargo, tengo compañeros que ya están acostumbrados a tomar mate, por los jugadores argentinos que pasaron por aquí. Es más, la última vez que volví de la Argentina traje más de diez mates para repartir, porque la mayoría me había pedido. Después, me relaciono más que nada con todos los extranjeros, en el equipo había sólo africanos, pero ahora ingresó un brasileño. También hay argentinos jugando en otras ciudades, y siempre que vienen a Jakarta por algún motivo se quedan en casa. Hacemos asados para no extrañar tanto.

-¿Cómo es la vida por allá?
-Al principio se me complicó un poco por varios temas. Cuando llegué, fui a la casa para los jugadores que tenía mi representante, no había ducha ni agua caliente (aunque aquí es clima tropical), pero no entendía nada. Otro tema fue la comida, todo es picante y siempre tiene arroz. Tampoco comprendía bien las costumbres de la religión, aquí la mayoría son musulmanes y rezan cinco veces al día. A las cuatro y media de la mañana, mientras dormía, arrancaban los cantos de las mezquitas y yo no sabía ni dónde estaba. Ahora, sé cómo se maneja todo, tengo mi departamento con ducha y agua caliente (risas). Se me hace todo mucho más fácil, también puedo cocinar lo que quiera, a mi gusto, porque tengo un supermercado cerca.

-¿Qué lugares pudiste conocer?
-En Indonesia, hay lugares en los que todavía quedan nativos, me tocó ir a las ciudades de Wamena o Papúa, donde solamente usan taparrabos. Hay otras ciudades en las que no es posible hacer muchas cosas, porque son muy practicantes de la religión musulmana. En Aceh, donde hubo un tsunami, después de las diez de la noche no hay nada para hacer. No podés tocar a una chica si no te casás, porque te castigan. Ni hablar de estar en cueros, o usar musculosas.

-¿Cómo te manejás con el idioma?
-Apenas llegué a Indonesia, escuchaba hablar a la gente y pensaba que sería imposible poder hablar este idioma. Ahora, después de casi dos años aquí, lo puedo hablar sin problemas. No lo sé perfectamente, pero entiendo y puedo decir lo que quiero.

-¿Qué es lo que más se extraña de la Argentina?
-Hay muchas cosas que se extrañan. En primer lugar, las comidas, no hay nada como la de mi vieja; los asados, por más que acá también los hagamos, nunca son como los de allá; también extraño a mis amigos y por supuesto, a la familia.

-¿Seguís en contacto con tu amigo Walter Montillo, con quien hiciste las Inferiores en San Lorenzo?
-Justamente hablamos para su cumpleaños, que fue el 14 de abril. Sí, siempre estamos en contacto con Walter, por más que el fútbol nos tenga la mayoría del tiempo separados. Siempre que coincidimos en la Argentina, nos juntamos.

-¿Soñás con poder jugar en Racing?
-Me sorprende esta pregunta, pero la verdad es que sí. Yo soy hincha de Racing y, sin duda, me gustaría mucho poder defender esos colores.

-¿Qué anécdota nos podés contar?
-Al mes de haber llegado, estábamos en la habitación con otro chico durante la concentración. De repente, me dice “¡Se está moviendo todo!”. Yo no le hice caso a lo que decía y me empecé a reír. Al instante, sentí el temblor. Salimos corriendo para abajo, porque estábamos en el tercer piso. El temblor duró como un minuto. En ese momento, también me puse a pensar qué era lo que hacía acá. Gracias a Dios, no se volvió a repetir.

Alejandra Altamirano Halle