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Malos vecinos

Corea del Norte acusó a la del Sur de envenenarles la comida en la previa del partido en el que cayeron 1-0 por las Eliminatorias Asiáticas. El recuerdo de los que borraron a Italia en el 66.

Por Redacción EG ·

08 de abril de 2009
Imagen Pelea de cuatros: Cho Won-Hee, del sur, y Pak Nam-Chol del norte disputan la pelota. (Foto: AFP)
Pelea de cuatros: Cho Won-Hee, del sur, y Pak Nam-Chol del norte disputan la pelota. (Foto: AFP)

“El horno no está para bollos”, reza correctamente un aforismo popular. Las relaciones de los vecinos, tanto a nivel personal como grupal, son un inagotable tema de análisis que merecería una explicación más extensa de un especialista, y no de quien escribe. Lo cierto es que la región asiática de las Coreas y Japón no transita momentos de tranquilidad.

Hace tiempo que el Consejo de Seguridad de la ONU tiene enfrentamientos con Corea del Norte para terminar con su plan de desarrollo nuclear que fue reanudado hace algunos años. Encima, hace algunos días, los principales dirigentes de aquel país lanzaron un cohete que atravesó cielo japonés y se creó un importante conflicto internacional. La convivencia con sus homónimos del sur tampoco es la mejor: desde la Guerra de 1950 se vivieron constantes momentos de tensión. Aunque en 2000 hubo un acercamiento histórico, las complicaciones retornaron en los últimos años.

A la cancha

Ante este panorama, aunque muchas veces atente contra el sentido común, el show debe continuar. Ambos países forman parte del Grupo 2 en las Eliminatorias Asiáticas y pelean por un lugar en Sudáfrica 2010. Los dos primeros equipos de la zona clasificarán directamente, mientras que los dos terceros jugarán un repechaje para acceder a un enfrentamiento con el ganador de Oceanía.

Los vecinos ya se habían medido en tres ocasiones en la actual eliminatoria y todas terminaron empatadas. Para citar un partido anterior a los de esta competición hay que remontarse al 28 de octubre de 1993 cuando Corea del Sur ganó por 3-0 en Doha y clasificó a Estados Unidos ’94.

El 1 de abril se vieron las caras en Seúl. Ambos ocupaban los dos cupos disponibles: los del norte tenían 10 puntos, y los del sur 8, aunque con un partido menos. A los 42 minutos del complemento apareció Kim Chi Woo para darle la victoria a los locales y ponerlos con un pie en Sudáfrica, mientras que el visitante mantenía las chances, pero fue alcanzado en la tabla por Arabia Saudita.

El partido se siguió jugando aún cuando el árbitro ya había marcado el final. La Federación Norcoreana de Fútbol acusó al presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, de haber intoxicado a algunos de sus jugadores. Tres integrantes de la delegación visitante tuvieron problemas de envenenamiento con los alimentos y encima la comida y el hospedaje son responsabilidad del país anfitrión.

Llama la atención la altura en la escala de poder que alcanza la acusación de quienes perdieron el partido. Lo cierto, según sostienen, es que Lee es uno de los principales interesados y hasta propulsor de la propuesta de desarme de sus vecinos. Desde Seúl desmintieron terminantemente que haya habido alguna especie de “bidón de Branco”.

Aquel recuerdo

Corea del Norte es un país independiente de Japón desde 1945, pero fue dividida de la del Sur por el paralelo 38 y entregada a la Unión Soviética. No tiene gran tradición futbolera, pero guarda en la memoria una imagen imborrable: aquel 19 de julio de 1966 en Middlesbrough, durante el Mundial de Inglaterra, cuando vencieron por 1-0 a la Italia con gol de Pak Doo Ik, dentista y militar. Era el último partido de la ronda de grupos y con la victoria los asiáticos pasaron de ronda y se convirtieron en el primer equipo de aquel continente en acceder a la instancia siguiente.
 
Hay varias historias interesantes con respecto a ese partido: una dice que los europeos  sospecharon de que los norcoreanos sacaban provecho de su parecido físico para cambiar los once titulares sin que nadie se diera cuenta y así no sufrir el cansancio. Otra sostiene que los dirigentes de los vencedores debieron cambiar los pasajes de vuelta porque no se imaginaban ni por asomo pasar de ronda. Y por último, los italianos quisieron evitar la reacción de la gente y cambiaron su retorno a Roma para la ciudad de Génova, pero aún así debieron soportar todo lo que les tiraron.

En el partido de cuartos de final se enfrentaron con Portugal, que tenía como máxima exponente a Eusebio. Ese encuentro se jugó en Liverpool el 23 de abril y también fue realmente particular: a los 25 minutos del primer tiempo los norcoreanos ya ganaban 3-0 con los goles de Seung, Dong y Sung. Pero apareció la figura lusa y con cuatro tantos destruyó las ilusiones de la cenicienta. Augusto completó el 5-3 final en lo que fue el último partido de los asiáticos en una Copa del Mundo.

Hay otro dato sobre el fútbol en Corea del Norte que llama la atención: la relevancia que sí tiene el fútbol femenino, a diferencia del masculino. Las chicas están quintas en el ranking de la FIFA y aunque nunca animaron un Mundial o Juego Olímpico en mayores, en 2006 fueron campeonas Sub-20 y en 2008 perdieron la final con Estados Unidos. La generación que asoma despierta expectativa.

No es solamente una excusa

A pesar de la oportunidad histórica que puede tener la Selección de clasificar nuevamente a un mundial después de más de cuarenta años, la situación internacional que se vive en la región es realmente tensa. En una zona donde el nacionalismo es parte importante de una identificación personal fuerte, las acusaciones son monedas corriente hasta en el fútbol. No sorprende. Por su carácter masivo (en algunos lugares más que en otros, pero masivo al fin), por su injerencia en la vida política y porque el deporte ha sido así siempre: un arma que puede direccionarse para cualquier lado.

Iván Sandler