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“VOLVER A LA SELECCION ES MI GRAN DESAFIO”

El Chelito, que la rompió en México, pretende repetir en Francia y confiesa que siempre espera el gran llamado. Elogia a Bielsa y afirma que no le guarda rencor a Pekerman.

Por Redacción EG ·

19 de noviembre de 2008
Reportaje publicado en El Gráfico en la edición de noviembre de 2008
–PASASTE de ser ídolo en Cruz Azul a casi no jugar en el Olympique de Lyon, ¿Cómo lo estás llevando?
–El idilio que mantuve con la gente de Cruz Azul fue increíble. Tuve la suerte de que me fuera muy bien, a pesar de no haber salido campeón. Igual, últimamente ya venía meditando la idea de cambiar de rumbo; sentía que ya había dado todo en el club. Llegar a Lyon fue todo un desafío. Es un club grande, que viene ganando todo. Espero poder revertir esta situación de no jugar, que me tiene mal. Estoy trabajando para eso.
–¿Tu paciencia tiene un límite?
–Yo pienso que sí. Si sigo sin jugar por un tiempo largo, buscaré otros horizontes, donde tenga la chance de mostrarme. Cuando uno juega poco y nada, pierde ritmo futbolístico y eso me puede perjudicar. Yo soñaba con romperla todos los partidos, desde el momento que llegué a Francia; y la realidad es muy distinta, por desgracia.
–¿Les costó a vos y a tu familia adaptarse al modo de vida en Francia?
–Sí, nos costó horrores. Mi nena, Dulcinea, tiene que empezar el colegio el año que viene y es todo un tema. Mi señora está muy inquieta, muy nerviosa y, la verdad, no sabemos en qué escuela anotarla… En México ya nos creíamos como en casa y acá fue como empezar de cero; encima, con la barrera del idioma, que nos impide sentirnos cómodos. Creo que estas cosas influyen para que uno no rinda en la cancha como debería.
–Te dirigieron varios técnicos de personalidad fuerte: J. J. López, Russo, Menotti, ¿qué te dejó cada uno?
–El Negro López me dio toda la confianza para jugar en Primera. El me hizo debutar y le voy a estar siempre agradecido. Miguel Russo fue el que me dio continuidad y con quien mejor me desempeñé. Aprendí mucho, tanto de él como del Profe Cinquetti, que siempre me aconsejaba. Además, sé que Miguel me había pedido para Boca, el año pasado. Debe ser que mal recuerdo de mí no tiene, ja! Y de Menotti, me quedo con la serenidad con la que nos transmitía las cosas. Me acuerdo de que lo único que nos pedía a los de arriba era… ¡que tirásemos paredes!
–¿Hay algún otro clásico en el mundo que se viva como Central–Newell's?
–No. Nunca viví algo igual como la semana previa a un clásico de Rosario. Toda la ciudad está pendiente de ese partido. No hay imparciales. No podés salir a la calle, porque los de Central no dejan de animarte; y los de Newell's, de insultarte. Yo tuve la suerte de ganarles en el Parque de la Independencia después de 22 años sin victorias de Central; y en Arroyito, cuando les ganamos 3-0 en un partido inolvidable, donde nos salieron todas bien. Sin duda, fueron las alegrías más grandes de mi carrera.
–¿Sos más anti-Newell's que hincha de Central?
–No, para nada. Soy hincha de Central a muerte. Disfruto cuando le ganamos pero por nada del mundo quiero a Newell's en la B. El clásico tiene que jugarse siempre.
–Por Central, casi llegás tarde al bautismo de tu hija.
–Sí, cuando mi señora se acuerda, le dan ganas de matarme. Fue hace un par de años, yo jugaba en Cruz Azul y estaba en Rosario, de vacaciones. El festejo del bautismo de mi nena era a la tarde y Central jugaba con Instituto tres horas antes. Estaba con el tiempo contado. Lucho Figueroa me convenció de ir a la cancha y yo acepté con la condición de que nos iríamos un buen rato antes del final del partido. Estuvimos en la popular cantando y alentando al equipo. La cuestión es que, cuando decidimos irnos, faltando 20 minutos más o menos, no me acordaba adónde había dejado el auto. Lo busqué por todos lados y recién lo encontré como media hora después que terminó el partido. Llegué a casa a cualquier hora; ya estaban todos los invitados y mi mujer me estaba esperando para matarme a trompadas.
-Estuviste en la convocatoria de los dos últimos partidos de la Selección, en las Eliminatorias para Alemania 2006 ¿Por qué no llegaste al Mundial?
–Creo que porque Pekerman no me veía bien o veía mejor a otros jugadores. Esa etapa mía coincidió con el gran momento de Rodrigo Palacio en Boca, y se terminó decidiendo por él. No le guardo rencor a José. No trataba de manera diferencial a nadie. Conmigo se portó bien, no tengo nada que achacarle.
–Si Bielsa no renunciaba, ¿jugabas el Mundial?
–Hubiera tenido muchas más chances seguramente. El se sentía identificado con mi juego y me bancaba a muerte. Marcelo era un fenómeno. Un día, aparecí con el pelo teñido a la concentración de la AFA en Ezeiza y él no entendía por qué; me preguntó si había hecho alguna promesa y, ante mi respuesta negativa entendió menos aún y se fue pensando, cabizbajo.
–Estuviste en la primera convocatoria de Basile. Si recuperás el nivel en Francia, ¿te ves con chances?
–Sí. Primero tengo que volver a jugar y después, sí, mi gran sueño es volver a ponerme la camiseta de la Selección. Cuando Basile me convocó, en el primer partido de su ciclo, contra Brasil en Londres, justo me lesioné y no pude jugar. Que me haya convocado demuestra que puedo estar en el equipo, pero sé que volver dependerá en gran parte de mí.
-¿Qué recuerdos te traen los Juegos Olímpicos de Atenas 2004?
-Los mejores recuerdos. Me emociono cada vez que rememoro ese equipo que integré y con el que logramos el Oro Olímpico por primera vez para la Argentina. Hacíamos todo lo que Bielsa nos pedía que hiciéramos. Nos divertíamos dentro y fuera de la cancha. Fue un grupo maravilloso. Convivimos las 24 horas, durante tres semanas, en la Villa Olímpica y la pasamos genial.
–Siempre dijiste que Ariel Ortega era tu ídolo, ¿cómo viviste todo lo que le pasó en el último tiempo?
–Con mucha tristeza, por todo lo que leía en los diarios. Lo atacaron mucho. Ortega es y será mi ídolo por siempre. Yo sé que en algún momento va a salir adelante porque es una persona excelente. Y, además, deseo que nunca deje de divertirse dentro de una cancha.
–¿Como te llevás con tus compañeros brasileños del Lyon?
–Y, me tengo que llevar bien, porque estoy en desventaja: soy yo solo contra cinco brasileños, ja! Están Cris, Fred, Junio Pernambucano, Fabio Santos y Ederson. Al principio me cargaban, porque Brasil nos ganaba siempre, pero cuando les ganamos en Pekín, me tuvieron que aguantar a mí.
-¿Qué hacés en Lyon en los ratos libres?
-Esta ciudad es hermosa. Con mi familia aprovechamos para conocer un poquito. Mi señora y mi nena fueron a Marsella, que está a tres horas de auto de Lyon y hay playas muy lindas. Y una vez, nos hicimos una escapadita a Barcelona. Lo que más me gustó de ese paseo fue volver a escuchar el idioma español, ja!


Pablo Cancio