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ESTAN SIEMPRE

Eduardo y Alberto Heguy hijo debutaron en el Abierto del 85 y siguen con las mismas ganas que aquella vez. Jugadores eternos.

Por Redacción EG ·

17 de noviembre de 2008
Nota publicada en El Gráfico Polo en la edición noviembre de 2008
TRIBUNA CENTRAL de la cancha 1 del Hurlingham Club. Sobre uno de sus laterales, Alberto Pedro Heguy cubre su cabeza del sol bajo una campera negra, mientras sigue atentamente el cruce entre La Aguada y Ellerstina. Más que el encuentro, observa los caballos en cancha, y consulta constantemente a los de la fila de abajo.

Ahí se ubican Ignacio (o Nachi), Eduardo (el Ruso) y Alberto (Pepe), los hijos del hombre récord, el de los 28 Abiertos jugados. Y los dos más grandes, Eduardo y Alberto, están por cumplir nada menos que 24 años en Palermo. “Yo debo tener el récord de jugar 23 Abiertos y nunca me perdí ningún partido. Nunca tuve que salir por lesión, sin perderme nada. En 23 años, es raro”, revela orgulloso el mayor de los hermanos. Mientras Eduardo hace sociales, algo que le gusta tanto como el polo, Pepe confiesa su timidez frente a las notas, aunque al cabo de unos chukkers, acepta dar comienzo a la entrevista: “Chapaleufú arrancó cuando papá salió de Suárez; se juntó de nuevo con su hermano, Horacio, que ya había abandonado el polo, y con los mellizos Horacito y Gonzalo, y ahí empezaron Indios Chapaleufú. Después, a los dos años, estábamos Marcos, Eduardo y yo listos para jugar y en el “I” quedaron Marcos, Horacito, Gonzalo y Horacio, y en el “II”, papá, Eduardo y yo e invitamos a Daniel González, que se había retirado. Ahí arrancó Indios Chapaleufú II, en 1985”.

–¿Cuál fue el primer torneo que jugaron como Chapaleufú II?
Pepe: Indios-Tortugas, pero no lo jugué porque me quebré las clavículas. Me reemplazó Martín González. Ese año se suspendió la temporada por tos y se terminó jugando en otoño del año siguiente. Le ganamos a Suárez la final de Hurligham en el arranque, y después caímos en la final del Abierto ante La Espadaña, por un gol.
Ruso: Nuestro primer partido en Palermo fue en mayo del 86, por el Abierto del 85, y fue contra Coronel Suárez. Les volvimos a ganar, pero fue un partido más duro; papá jugó un disparate.
–¿Cómo fue debutar en Palermo, se daban cuenta de lo que hacían?
Pepe: Mi caso es raro, en esa época yo iba a la facultad, estaba en primer año de agronomía y no tenía mucho tiempo de darme cuenta. Lo veíamos tanto jugar a papá en el Abierto, que nos parecía natural. Pasamos del Intercolegial a jugar Palermo. Y papá tenía cualquier cantidad de caballos así que empezamos todos a jugar sin darnos cuenta de lo difícil que era entrar en Palermo, en ese nivel.
–¿La cantidad de Abiertos que ganó Alberto Pedro hoy es imposible de conseguir?
Ruso: Son récords imposibles. Ni los mejores jugadores de hoy van a lograr ese tipo de récords.
–Después de vivir tres décadas del Abierto, ¿cuál es la diferencia entre aquel polo y el de hoy?
Pepe: Me divertía mucho más cuando empezamos. Era un polo más abierto, mucho más corrido, había tres fouls por partido; era pegarle y a correr.
Ruso: No había partidos tan duros. Había menos presión, menos sponsors. Los partidos eran más rápidos, con menos precisión en el taqueo, pero hoy son más cortados, más aburridos. Hoy la mayoría son malabaristas con el taco, pero hay un abuso en parar el juego.
Pepe: Y antes tenías dos partidos bravos por año. Hoy son todas finales.
–Y los caballos también duraban más.
Pepe: Sí, en esa época sí. ¡Tenías dos monturas, para qué más! Tenían que aguantar porque no había otra; hacíamos la lista con cuatro caballos. Hoy se los cuida más, pero los buenos se aguantan bien los dos chukkers completos. En su momento, La Marsellesa aparecía en tres chukkers de Palermo y en la última jugaba los pasaba a todos…eso no se va a ver más.
–¿Cuándo se produjo el cambio?
Pepe: Me parece que en los 90, cuando (Adolfo) Cambiaso empezó a cambiar un poco su forma de jugar y Bautista (Heguy), también. Se empezó a jugar al polo pensado a ganar. Antes ibas a la cancha y que salga lo que salga. Bautista Heguy en su época jugaba unas zainitas disparadas que volaban, eran inatajables.
Ruso: Sí, cuando llegó Adolfito. Al ser tan bueno el equipo empezó a jugar para él, ya en esa época. Después Bauti se puso más individualista y los jugadores habilidosos empezaron a pararse más, a cortar el partido, a definir la jugada. En definitiva fue porque aparecieron ellos, que son los superdotados del polo.
–¿Ruso, siempre fuiste la cara del equipo con la prensa? ¿Se acuerdan de sus primeras notas?
Ruso: Yo soy el más sociable; Pepe es tímido, Nachi era más chico e introvertido. Para las notas divertidas lo llaman a Nachi, para las más serias me llaman a mí y a Pepe si lo encuentran. Me acuerdo mucho de las primeras notas en El Gráfico, hace 25 años.
Pepe: A mí me daba una vergüenza impresionante. Soy lo más chúcaro del mundo, no me gustaba nada. Por suerte siempre estuvo Eduardo para mandarlo a hablar. (risas)
–¿Qué clásicos recuerdan?
Ruso: La Espadaña, en los comienzos, Chapa I en los 90 y Ellerstina, de Adolfito con Gonzalo Pieres.
–¿Cómo fue la elección, a lo largo de los años, del cuarto hombre?
Pepe: Siempre se nos complicó en relación al otro Chapaleufú. Era difícil conseguir un número 3, hasta que apareció el Piki Díaz Alberdi, que sí era número tres. Después lo inventamos a Milo, por amistad. En los años que se montó muy bien fueron los mejores años como equipo de Chapa II. Y después se empezó a quedar sin caballos. Terminaba la temporada y nos decía: “Che, si consiguen otro póngalo, porque yo tengo y no consigo caballos”. Y nosotros le decíamos: “Milo, no tenemos otro, jugá otro año más”.
–Cuenten sobre el diseño particular de sus camisetas.
Pepe: La primera la diseñaron Horacito y Gonzalo, la de Chapeleufú. Agarraron una mezcla entre la de Chapeleufú, blanca con una estrella colorada, y la de Indios, blanca con la franja negra. Entonces hicieron una mezcla entre las dos. Después cuando tuvimos que cambiar, Nachi empezó a inventar los diseños. Y fuimos los primeros en usar números romanos.
–¿Cómo fue cuando jugaron para La Martina, después del 92?
Ruso: Mi padre se retiró definitivamente en el 91 y Nachi era chico. Entonces quedamos nosotros dos y se había disuelto La Espadaña. Nos pusimos de acuerdo y jugamos. Tuvimos mala suerte, con muchas lesiones.
Pepe: Fueron dos o tres años, cuando empezaron los sponsors, que era imposible bancarte la temporada, sobre todo porque no viajábamos mucho en esa época. Y ahí nos juntamos con Alfonso Pieres y con Trotz por un tema de sponsors, de camiseta. Podríamos haber andado bien, pero lo hicimos más o menos. Encaré la temporada mal sabiendo que no jugaba para Chapa II.
–Y varios años jugaron sin sponsor.
Pepe: O conseguíamos sponsors buenos, o nos bancamos nosotros… Y jugamos a divertirnos, a lo que saliera, varios años sin sponsor.
– ¿Qué momentos lindos recuerdan de Palermo?
Pepe: Los más lindos fueron jugando con papá y Eduardo. Jugaba muchísimo y no me preocupaba por nada. Y después el primer Abierto que ganamos con Piki y los dos años, 1999-2000, que estábamos muy bien montados, éramos un equipazo.
Ruso: Jugando con mi padre y con Pepe, y después con Nachi. Lo lindo es que jugué con mis hermanos o con mi padre, soy un afortunado. Jugar en este nivel en familia no tiene precio.
–¿Y los recuerdos tristes?
Pepe: Varios: el año pasado no nos salió nada, el año en que se rompió Nachi... Cuando estoy aburrido no me sale nada. Este año no venimos con los mejores resultados, pero el equipo está tranquilo, con buena onda, nadie se pelea.
Ruso: La despedida de mi padre en el 91. Verlo dando la vuelta a Palermo, saludando a todos, y la expulsión mía en la final del 2002, injustamente.
–¿Hay Chapa II para rato?
Ruso: Depende de que nos sigamos divirtiendo dentro de la cancha, que seamos competitivos y seguir disfrutando. Tenemos muchísimas ganas, si no, no estaríamos haciendo el esfuerzo, que también es de toda la familia. Espero que sigamos un par de años más.
Pepe: La verdad que ni lo he pensado. Físicamente estoy impecable. Estoy perfecto, bien montado. Imagino que seguirá Nachi, y luego los chicos nuestros.
–¿Y Nachi puede llegar a jugar con los hijos de ustedes?
Ruso: No creo que llegue a jugar con los chicos. Aparte los va a matar, se va a aburrir antes de que puedan llegar a jugar. No lo veo como posibilidad (risas). Arrancamos a ser padres un poco tarde.
–¿Cuáles fueron los mejores jugadores que enfrentaron?
Pepe: Individualmente, Cambiaso, pero el de Ellestina jugando de 1 disparado. Y en su época buena me encantaba Bautista, también de 1, ¡a la velocidad que andaba! Dentro de la cancha Gonzalo Heguy, el tipo más ligero y que más trabajaba.
Ruso: Admiro a muchísimos jugadores. A mi padre, a los Harriott, a todos los de La Espadaña, a mis primos y a Adolfito Cambiaso, que es un marciano, después de muchos años, al mejor que tuve que enfrentar.
–¿Las finales que más recuerdan?
Ruso: Todas fueron especiales. La del 96 porque la ganamos, la del 99 porque yo había tenido un accidente muy grande en Inglaterra, en el 2000 porque jugamos en nuestro mejor año como equipo, y en el 2004 porque nos daban por muertos y lo ganamos.
Pepe: Es dificilísimo ganar Palermo, mirá las veces que lo luchamos y sólo lo ganamos cuatro veces. Hoy no podés tener un día malo, no podés tener un chukker malo.
–¿La primera fue especial, a pesar de haberla perdido?
Ruso: Fue lindísima, haber estado tan cerquita. La perdimos de inexpertos y después nos costó muchos años aprender a ganar Palermo, como quizás le está costando a Ellerstina, pero ya van a ganar.
–¿Qué va a pasar en Palermo este año?
Pepe: ¡Qué se yo! Lo nuestro es más que nada mental. Cuando nos salen las cosas tenemos confianza.
El partido de fondo queda empatado faltando poco. Todos quieren ver con atención el último chukker. Alberto Pedro ya analizó a todos los caballos. “El viejo juega con nosotros todos los días. Anda a la misma velocidad que antes, pero ya no le pega tanto”, cierra la entrevista, entre risas, el hijo que más se le parece y quien lleva su mismo nombre.