¡Habla memoria!

Carlos Enrique Camejo Acuña

Tuvo un paso efímero por Huracán. Querido por los hinchas de Nacional, su garra charrúa hoy no encuentra equipo. Mientras, es chofer.

Por Redacción EG ·

03 de noviembre de 2008




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Algunos lo recuerdan por su melena rulienta, otros por la garra charrúa. El uruguayo Carlos Camejo custodió el centro del mediocampo de Huracán, en el Clausura 2003, cuando el Globo descendió por tercera vez en su historia. Camejo debutó contra Racing con una derrota 1-0, en Avellaneda. El cinco participó de la peor campaña del club de Parque de los Patricios en Primera: 20 partidos sin victorias, 15 derrotas y 5 empates. Jugó solo nueve encuentros con la camiseta del Quemero.

Los hinchas de Nacional todavía se acuerdan de un gol de Carlos a Peñarol en 1998 y, por eso, lo repasan siempre. La historia de Carlos Enrique Camejo Acuña no es una más. En 1997 ascendió a la primera división uruguaya con Villa Española, la institución del boxeador Alfredo Evangelista, quien llegó a pelear con Muhammad Ali y Larry Holmes. Al poco tiempo, el equipo descendió por falta de cancha. Camejo, entonces, pasó a Nacional. En el Bolso vivió los mejores momentos como futbolista.

Mediocampista central aguerrido, con cierto manejo, en 2005 tuvo un conflicto contractual con Deportivo Colonia. Entonces, presentó una denuncia en la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), ya que su contrato había sido adulterado con un corrector blanco. En 2007 jugó en el club La Luz, también de Uruguay. La última noticia de Camejo data del verano pasado, cuando esperaba una oportunidad para volver al fútbol, mientras entrenaba con los veteranos de Nacional. Además, en su inactividad, se encargó de un puesto de frutas y verduras, que fue incendiado dos veces, la última antes de un clásico montevideano.

Tiempo atrás, en setiembre de 2001, había viajado a jugar a un equipo de Arabia Saudita, pero el atentado a las Torres Gemelas, según argumentó, lo obligó a volver a su país. En una entrevista de enero pasado, el uruguayo contó que mientras esperaba alguna oferta, se desempeñaba como chofer. "Mi viejo me enseñó que guapo no es quien gana, sino quien pelea. Yo no le gano a nadie, pero peleo", comentó a modo de declaración de principios. Hoy, la carrera de Camejo agoniza.

Por Roberto Parrottino