Argentinos en el exterior

"A la escuela no llevaba carpeta, iba con una pelota"

El goleador argentino del Rangers de Chile nos cuenta cómo es ser ídolo del otro lado de la Cordillera y casi desconocido en su propio país. Además, destaca su gran vínculo con su compañero Enzo Gutiérrez y se anima a contar cómo consiguieron novias.

Por Redacción EG ·

24 de octubre de 2008












El nombre de Gastón Cellerino puede pasar casi inadvertido en nuestro país, pero no así en Chile. El Romperedes del Maule o Cellegol son algunos de los apodos que le dio la hinchada del Rangers a este delantero rionegrino que lidera la tabla de goleadores del campeonato chileno y es la nueva figurita del fútbol trasandino.


En charla exclusiva con elgrafico.com.ar, el jugador de 22 años habla de su pasado en las inferiores de Boca, su relación con su compañero y compatriota Enzo Gutiérrez y revela la curiosa situación en la que conoció a su novia actual.

Gastón Andrés Javier Cellerino Graso, ¡parece el nombre de un personaje de novela mexicana! ¿Por qué tres nombres?
(Se ríe) Fue idea de mis padres, que mis tres hermanos mayores eligieran los nombres. Somos ocho hermanos en total en total.

¿Cómo va todo por Chile?
Al principio me costó mucho. La gente no estaba muy contenta y no me apoyaron mucho. Cuando llegué no hice pretemporada. A las dos semanas me metieron en la cancha. Por suerte, las cosas me empezaron a salir bien. 
¿En qué pensaste cuando las cosas se pusieron difíciles?
Nunca pensé en volver. Cuando no me iba bien me apoyé en mis amigos, mis compañeros y mi familia. Pero no se me pasó por la cabeza volver. Después, seguí metiéndole y entrenando. Ahora se me están dando las cosas. La gente está feliz.

¿Con quién vivís?
Convivo con mi compañero Enzo Gutiérrez. Juntos hicimos las inferiores en Boca. Después, él se fue a Ecuador y lo perdí. Nos reunimos en el San Martín de Porres y salimos campeones en Perú. El vino al Rangers, me recomendó justo cuando yo estuve a prueba en Fénix de Uruguay por dos semanas. Los dirigentes me vieron por Internet, les gusté, me hicieron un contrato y nos reencontramos.
¿De ahora en más firman contrato de a dos?
Lo conozco desde hace mucho tiempo, somos como hermanos. Es más, si me llega a salir una propuesta de otro club grande, lo recomiendo.
¿Cómo es ser ídolo en el Rangers y casi desconocido en tu país?
En principio me costó bastante, es muy rato. Yo sé que no me tengo que quedar con eso, y tengo que seguir trabajando. Es un paso más que viví. Por suerte la gente del Rangers está muy feliz y yo también.
¿Cuál fue el mejor gol que hiciste desde tu llegada a Chile?
El gol de chilena contra Palestino. Aunque todavía no terminó el campeonato, se dice que podría ser el mejor de todos. Ojalá que se dé.
¿Ese fue el gol que aplaudió un árbitro?
Sí, fue ése.

¿Se te acercó a felicitarte o te dijo algo?
Ese día no. Justo cuando meto el gol, tuve que salir porque estaba lesionado y no llegué a ver al árbitro. Después, me lo encontré en otro partido que dirigió y ahí me dijo que fue el mejor gol que había visto en su carrera. También me comentó que casi lo sancionan por eso, pero que no le importaba porque tenía que aplaudir sí o sí ese gol.
Vos hiciste inferiores en River y en Boca, si tuvieras que elegir entre los dos, ¿a dónde volverías?
Soy hincha de River, pero a pesar de eso volvería a Boca por las personas que conocí y lo que viví allá.

¿Cómo era tu vida en Viedma?
Me fui de chico. Allá solo estudiaba y jugaba en un club (Ndr: Deportivo Patagones). Igual, me echaron de varios colegios por estar siempre pensando en el fútbol. A la escuela no llevaba carpeta, iba con una pelota.
¿Cuándo tomaste la decisión de venirte solo a Buenos Aires?
Después de todos estos problemas de expulsiones, mi mamá me dijo que tome una decisión. Si quería venir a probar suerte con el fútbol o seguir estudiando. Obviamente, elegí lo primero, pero me costó. Cuando me probé en River, era muy chico y volví con mi familia porque extrañaba mucho. Después regresé a Buenos Aires, me quedé en Boca, donde también estudiaba.
¿Cómo fue la experiencia en el San Martín de Porres?
Bárbara. La verdad es que es muy lindo el lugar, el clima, logramos llegar muy alto. Salir campeones. También fue bueno en lo personal, porque allí conocí a Erica, mi novia actual.
¿Cómo la conociste?
La conocí de casualidad en un boliche y resultó ser mi vecina. Ni ella ni yo sabíamos que vivíamos en el mismo edificio. ¡Yo vivía en el primer piso y ella en el segundo!
¿Al menos sabía que eras futbolista?
No, ella no estaba enterada de quién era. Es más, yo vivía con Enzo y ella con una amiga llamada Melissa, que se la presentamos a él. Ellos también se pusieron de novios. ¡Todo esto fue hace un año!
¿Ellas están en Chile con ustedes?
Melisa, la novia de Enzo, sí. En cambio, Erica viene cada tanto a visitarme. Pero el tema va en serio.
¿Y qué tenés pensado para el futuro?
Ahora seguir bien con esto del fútbol, acomodarme bien, hacer una buena carrera para poder mantener a mi familia, porque quiero formar una. También tengo ganas de terminar los estudios y meterme en alguna carrera. Quiero ser médico o kinesiólogo, aunque también podría estudiar para preparador físico como mi hermano Alfredo.

Alejandra Altamirano Halle